Nae Ionescu, ángel y demonio
Las personalidades fuertes siempre han sido controvertidas, influyentes y formadoras de opiniones. En la Rumanía de entreguerras, una de las personalidades culturales más controvertidas fue el filósofo, pensador y catedrático Nae Ionescu, teórico del naci
Steliu Lambru, 03.03.2014, 17:00
Las personalidades fuertes siempre han sido controvertidas, influyentes y formadoras de opiniones. En la Rumanía de entreguerras, una de las personalidades culturales más controvertidas fue el filósofo, pensador y catedrático Nae Ionescu, teórico del nacionalismo y del antisemitismo. Fue uno de los representantes de la corriente filosófica vividora, la versión rumana del existencialismo. Fue director de la revista Cuvântul y entre sus discípulos figuran destacados representantes de los intelectuales rumanos de entreguerras, como Mircea Eliade, Mircea Vulcănescu, Mihail Sebastian o Emil Cioran. Se implicó activamente en la política, apoyando al rey Carlos II y llegando a ser el mentor de la Guardia de Hierro.
Nae Ionescu nació en 1890 en Brăila. Se graduó de la Universidad de Bucarest en 1912 y posteriormente trabajó como profesor de secundaria. Cuando era joven, fue socialista y luego se orientó hacia el fascismo italiano. Entre 1920 y 1930, su actividad periodística y su estilo atrevido llamaron la atención de la opinión pública. Mantenía una vida social activa repleta de historias de amor, como las que tuvo con la pianista Cella Delavrancea y con Maruca Cantacuzino, la futura esposa del compositor George Enescu, entre otras.
Nae Ionescu se autocaracterizaba como un intelectual que se oponía a las normas tradicionales de la cultura académica y oficial de la Rumanía de entreguerras. Las opiniones sobre él eran contradictorias, tanto por parte de la derecha como de la izquierda, tanto por parte de los representantes del entorno docente, de la universidad, como por parte del público, según explica el historiador Florin Müller de la Facultad de Historia de la Universidad de Bucarest.
“Hubo comentarios muy positivos, en el lenguaje más elogioso, de Mircea Eliade, pero también fue criticado en términos muy duros por la izquierda marxista o los intelectuales racionalistas como Tudor Vianu, Șerban Cioculescu y Mihail Ralea. Para Eliade, Ionescu era un auténtico filósofo, un verdadero pensador que se oponía a la filosofía didáctica.
Sin haber gozado de popularidad, Nae Ionescu siempre fue partidario de las personalidades creadoras, dinámicas y heroicas. Para Mihail Sebastian, colaborador de la revista Cuvântul, intelectual rumano de origen judío y amigo de Nae Ionescu, el filósofo era un auténtico formador de conciencias. Ionescu apoyaba las fuerzas creadoras de los jóvenes intelectuales.
A esta imagen muy positiva se oponían las opiniones radicalmente negativas de los intelectuales de izquierda, los intelectuales racionalistas, clasicizantes, académicos. Uno de ellos, Lucrețiu Pătrășcanu, un comunista radical, consideraba a Nae Ionescu un ejemplo típico de la decadencia de la intelectualidad rumana, interesada solo en la promoción social, sin ningún fundamento, sin amor a la verdad, es decir, un auténtico ególatra. Ionescu, según la opinión de Pătrășcanu, no hace más que distorsionar el pensamiento y promover la más ridícula política nacionalista y antisemita. Igual que Nichifor Crainic, hay otros de la derecha radical que consideran que Nae Ionescu no había hecho más que utilizar unos instrumentos muy peligrosos para llegar a ser el director del periódico Cuvântul, que no había hecho más que anular el espíritu de la competencia honesta y de la auténtica política nacionalista que había animado a Cuvântul hasta 1926-27.”
Ionescu fue también acusado de plagio, según cuenta el historiador Florin Müller, que, sin embargo, destaca el contexto de la época.
“Zevedei Barbu es uno de los que analizan y destacan las semejanzas, casi el plagio, cometido por Nae Ionescu al copiar las obras de algunos pensadores occidentales como Spengler. Barbu anotó algunos temas y frases que fueron copiados, incluso algunos sintagmas y ejemplos. Max Scheler es otro autor utilizado por Nae Ionescu de manera ilegal. Si hablamos estrictamente de la técnica, veremos que Nae Ionescu practica lo que hoy en día se considera una forma bastante obvia de plagio que se debe rechazar totalmente. Al mismo tiempo, para Nae Ionescu era importante que estas ideas, conceptos y configuraciones espirituales entraran en la estructura íntima del creador y entonces se podía hablar de una asimilación y de una transferencia justa a la conciencia del público. Nae Ionescu fue colocado en una zona de espejos paralelos, fue interpretado como un formador de conciencia, incluso un mentor del nacionalismo, del antisemitismo y enemigo de la democracia.”
El pensamiento de Ionescu no tiene carácter lineal. Según el historiador Florin Müller, los acontecimientos históricos influyeron, igual que en otros casos, sobre las opiniones y las orientaciones políticas.
“¿Qué tipo de pensamiento político tenía el teórico y filósofo entre 1924 y 1940, año en que falleció? La doctrina política de Nae Ionescu se divide en tres grandes etapas. Una que valora o intenta construir un modelo de democracia de masas, de auténtica índole campesina. La segunda etapa justifica la monarquía como derecho divino, una teoría muy poco frecuente en el pensamiento político rumano que más bien pertenece a la Edad Media que a la época moderna. La última etapa, iniciada en 1933, muestra la exaltación del modelo totalitario, colectivista e incluso cripto-socialista del movimiento legionario. ¿Por qué son importantes estas tres etapas? Porque el tema del antisemitismo se manifiesta en formas distintas en todas estas tres etapas de su pensamiento.”
Nae Ionescu murió en 1940 en condiciones sospechosas que alimentaron varios rumores. Sin embargo, entre la fascinación y la repulsión que ha generado, su fuerte personalidad le confiere este carácter habitualmente percibido como si hubiera sido ángel y demonio a la vez.
(Trad. S. Sarbescu)