Rumanía y la descolonización de África
Al igual que otros países del bloque comunista, Rumanía se implicó en la descolonización de África e intentó apostar por el movimiento de los países no alineados, del cual no formaba parte.
Steliu Lambru, 18.11.2013, 18:05
Desde 1945, el movimiento de descolonización se convirtió en la tendencia principal en las relaciones internacionales y la dominación de los imperios coloniales se vio fuertemente rechazada. Sin embargo, la descolonización significó el inicio de un periodo de violencia e incluso de guerra civil entre varios grupos políticos que proponían modelos diversos para el desarrollo de los nuevos estados, pero no estaban abiertos al diálogo. Solo en algunos casos la situación se solucionó sin violencia, como ocurrió por ejemplo en la India.
La descolonización de África estaba apoyada por la antigua URSS y por China, países comunistas que buscaban esferas de influencia en su lucha contra el capitalismo. En la mayoría de las colonias de África, las disputas se solucionaron mediante una guerra, dado que las guerrillas comunistas, subvencionadas y armadas por el bloque comunista, rechazaron las negociaciones con los demás grupos políticos. Al igual que los demás países del bloque comunista, Rumanía se implicó en la descolonización de África e intentó elegir una solución independiente y apostar por el movimiento de los países no alineados, del cual no formaba parte. Mircea Nicolaescu fue embajador en algunos estados de África y Sudamérica y miembro de la delegación rumana en las Naciones Unidas, en el Comité de Descolonización. En una entrevista realizada en 1996 por el Centro de Historia Oral de la Radiodifusión Rumana, habló de los principios que Rumanía tenía en cuanto a la descolonización de África.
“La relaciones entre Rumanía y los antiguos espacios coloniales existían también anteriormente a la Segunda Guerra Mundial y algunas incluso fueron muy intensas. Se intensificaron tras la Segunda Guerra Mundial y sobre todo en el contexto del plan de Rumanía de entrar en el mundo como un país independiente, con su propia política, en busca de alianzas, de intereses mutuos. Uno de los elementos incluidos en los acuerdos firmados con estas colonias y posteriormente estados africanos fue el derecho a la libertad, el derecho de cada uno a escoger su camino hacia el desarrollo según sus propias decisiones. El asunto del sistema interno con sus propias regulaciones siempre ha estado presente en nuestros documentos de política exterior.”
En el caso de conflictos civiles, la solución apoyada por la diplomacia rumana fue la equidistancia, es decir, la opción de no implicarse directamente a favor de un grupo u otro.
“En El Cairo había pocas embajadas que recibieran a los representantes de todos los movimientos de liberación de África. Estos movimientos de liberación de los países africanos, indistintamente de su color político, tenían su sede en El Cairo en los años 1961-64. Solo Rumanía y otros dos o tres países acogían tanto a los movimientos de derecha como a los de izquierda. Los soviéticos tenían su grupo de clientes que apoyaban el régimen socialista soviético. Los chinos también tenían a sus clientes, por no hablar de los estadounidenses o de algunos franceses e ingleses que se habían implicado. En los países en que los enfrentamientos ideológicos dividieron el movimiento de liberación, como Congo, Angola, Mozambique, Kenia, Zimbabue, etc., Rumanía fue la única que mantuvo relaciones con todos estos movimientos. Siempre hemos tenido un canal abierto al diálogo, pero les dije que su deber era entenderse el uno con el otro.”
El camino hacia una política africana independiente, apoyada por Rumanía, no gustaba a los soviéticos. Sin embargo, la propuesta de Rumanía, es decir, la equidistancia, no fue realista y eso lo demuestra el resultado muy escaso, según nos explica Mircea Nicolaescu:
“A la hora de proclamar la independencia de Angola, los soviéticos habían organizado una reunión con todos los embajadores de los países socialistas para ir juntos a presentar su saludo al nuevo presidente electo. Solo que el representante de Rumanía, el embajador Gheorghe Stoian, no quiso ir con el grupo y se fue solo a presentar su saludo y su apoyo a la independencia de Angola. Durante aquella época de conflictos, siempre que nos lo pidieron, mantuvimos el contacto tanto con un movimiento como con el otro y aconsejábamos a todas las partes implicadas. Los soviéticos solo apoyaban a uno de estos grupos, los estadounidenses a otro, los chinos estaban a favor de EE. UU. y todo esto terminó con una guerra. Esto no ocurrió en Tanzania, donde la madurez de las fuerzas internas hizo que se garantizara una posición equidistante entre las partes.”
Mircea Nicolaescu también habló de las características de África que, en el caso de Argelia, determinaron un gran fracaso.
“Hablando de la visión sobre el proceso de descolonización, a veces se separa de manera artificial la evolución de la así llamada África Árabe del África Negra. No se puede decir que África es solo negra o solo árabe en casi ninguna de sus zonas. En cuanto a la zona del Sáhara, se puede decir que es una zona de influencias recíprocas. Es difícil hacer esta separación también desde el punto de vista histórico. Uno de los últimos estados africanos que han proclamado su independencia ha sido Argelia. En todo el mundo, hubo muy pocas zonas coloniales que fueran incorporadas en el territorio nacional del país-metrópolis, como fue Argelia, que fue anulada como entidad y dividida en tres provincias atribuidas a Francia. Uno de los ejemplos de gran fracaso del movimiento comunista fue el de Argelia, porque no ha podido entender que lo que se planteaba era la independencia nacional de un pueblo y no la independencia de tres distritos de Francia.”
Sin embargo, la implicación de Rumanía en la descolonización de África significó también la opción por una orientación sin ninguna perspectiva para la diplomacia. En los años 80, aislado del mundo político occidental y mantenido a la distancia de los países socialistas, el régimen de Ceaușescu quiso apostar por el asunto africano.
(trad. S. Sarbescu)