Leyendas del Mărțișor
Las mujeres y las niñas llevan colgados estos amuletos, al pecho, durante todo el mes de marzo. Se dice que, si te regalan un “martisor en forma de herradura, de trébol y de chico que limpia las chimeneas, vas a tener suerte, amor y prosperidad durante
Simona Sarbescu, 29.02.2016, 15:02
En Rumanía, el día 1 de marzo, las chicas y las mujeres reciben los Martisoare, pequeños amuletos que, según la tradición, les traerán felicidad y buena suerte. Pero, en algunas regiones como Bucovina, estos obsequios se regalan a los hombres.
La primera evidencia de la existencia del Martisor apareció en territorio rumano hace mas de 8 000 años. Los primeros amuletos encontrados fueron pequeñas piedras de río pintadas de blanco y rojo. El color rojo significa sangre, fuego y el sol y fue asignado a las mujeres, a la vida. El blanco, significando la blancura de las nubes y la claridad del agua, se asoció con la sabiduría masculina.
El nombre de la fiesta Martisor deriva de la palabra rumana martie (marzo). El famoso Martisor, enlazado con una cuerda roja y blanca, se utiliza como amuleto para atraer la buena suerte.
Las mujeres y las niñas llevan colgados estos amuletos, al pecho, durante todo el mes de marzo. Se dice que, si te regalan un “martisor en forma de herradura, de trébol y de chico que limpia las chimeneas, vas a tener suerte, amor y prosperidad durante todo el año.
En la actualidad, no obstante, este talismán es considerado más bien un ornamento y una prueba de amor y de amistad.
Una de las leyendas mas conocidas del Martisor cuenta cómo el Sol descendió a la Tierra en forma de chica muy bella. Pero un dragón la robó y la encerró en su palacio. Entonces los pájaros dejaron de cantar, los niños se olvidaron del juego y la alegría, y el mundo entero cayó en la tristeza. Viendo lo que pasaba sin el Sol, un joven valiente comenzó el camino hacia el palacio del dragón para liberar la chica. Estuvo buscando el palacio un año entero y cuando lo encontró, llamó al dragón a una lucha justa. El joven derrotó al dragón y así liberando a la hermosa chica, que ascendió al cielo para iluminar de nuevo toda la tierra. Llegó la primavera, la gente recuperó la alegría, pero el joven valiente estaba tumbado y herrido en el palacio del dragón después de las luchas. Su sangre caliente se derramó sobre la nieve hasta que el joven se quedó sin respiración. En los lugares donde la nieve se había derretido, salieron de la tierra las Campanillas del invierno heraldos de la primavera. Se dice que desde entonces, la gente honra la memoria del joven valiente con un hilo y dos flores: una blanca y otra roja. El color rojo simboliza el amor y recuerda la valentía del joven y el blanco es de la flor campanilla de invierno, la primera flor de la primavera.
Detrás de esta tradición rumana se encuentra una multitúd de símbolos que se refieren a la transición entre las estaciones y a los rituales que atraen la buena suerte todo el año.
En el calendario antiguo, el 1 de Marzo marcaba el comienzo de un nuevo año. El Martisor, apareció como un talismán destinado a traer suerte y a acompañar los deseos de amor, salud, felicidad y bienestar. Desde la época romana, la llegada de la primavera era un motivo para honrar al dios Marte, el patrón de la naturaleza y la agricultura.
En Bucovina, en el norte de Rumanía, se cree que el Martisor es el hilo de los días del año tejido por la vieja Dochia al subir las ovejas a la montaña, que se parece al hilo de la vida humana que representa el destino. El color blanco simboliza el frío del invierno que termina y el rojo, es el calor del verano que pronto vendrá.
En algunas regiones rumanas, las madres cuelgan un martisor con una moneda de oro o plata de las manos de los niños antes del amanecer del 1 de marzo como protección o amuleto contra las enfermedades. En las comunidades tradicionales de Moldavia, las muchachas regalan con mucha alegría el martisor, el 1 de marzo, a los muchachos de la aldea.
En Dobruja, los martisoare se llevan hasta la llegada de los pájaros y luego se arrojan al aire para que la felicidad sea grande y alada. Los transilvanos cuelgan el hilo rojo y blanco en las ventanas, las puertas o los cuernos de los animales para protegerse de los malos espíritus.
Los Mărţişoare tradicionales se regalan cada vez con menos frecuencia o adquieren nuevas formas, con significados muy diferentes en comparación con lo original.
Para mucha gente, la costumbre de ofrecer un Mărţişor es un gesto rituálico. Por lo tanto, el amuleto se convierte en una forma de agradecimiento, un modo de transmitir un mensaje, y su antiguo significado es olvidado .
De hecho, el primer mărţişor fue el hilo rojo y blanco. El hilo es más importante que el amuleto que lo acompaña colgado. Éste es el mărţişor auténtico.
Los primeros objetos atados con el hilo rojo y blanco fueron las monedas de oro y plata y luego los mărţişoare hechos de madera o cáñamo.
En la actualidad, el hilo del martisor se pone en varios objetos en forma de animales, flores, letras y otros símbolos de varios significados. En la tradición popular, la buena suerte la traen los mărţişoare en forma de trébol o de deshollinador. El corazón es el símbolo del amor y el ancla, de la fe. Junto con el Martisor se pueden regalar también flores.
La fiesta del Mărtisor también se celebra en otros países de los Balcanes como la República de Moldavia, Bulgaria, donde se llama Martenitsa y también en zonas de Macedonia y Albania donde viven comunidades rumanas y arrumanas.
A finales de marzo, el Martisor se colgaba en un árbol, una costumbre que se ha conservado hasta hoy en día. La tradición manda que cuelgues el Martisor después de llevarlo durante un mes en las ramas de un árbol florido, lo que te traerá mucha suerte.