Otra faceta de la enseñanza rumana
Un estado normal debería invertir principalmente en los campos de la educación y sanidad, pero en Rumanía las cosas son totalmente distintas
Brigitta Pana, 17.10.2013, 10:33
Un estado normal debería invertir principalmente en los campos de la educación y sanidad, pero en Rumanía las cosas son totalmente distintas y las autoridades no hacen nada. Año tras año se pide más dinero para la educación. Un nuevo curso escolar significa un nuevo esfuerzo para muchos padres. Mochila, manuales, lápices o ropa son cosas obligatorias para cada niño que va al colegio. En Rumanía, la enseñanza es obligatoria y gratuita hasta el décimo grado, por lo menos así lo dicen la Constitución y la Ley de la Educación. Pero la realidad es otra: anualmente, los padres contribuyen al así llamado Fondo monetario de la clase con por lo menos 70 millones de euros, dinero que completa la suma insuficiente enviada por las autoridades. Hemos comprado tiza, esponja, jabón, detergente, desinfectante, papel, tóner para la impresora, papel higiénico… afirman los padres. Para todos estos consumibles sumamente necesarios, cada padre de Rumanía paga por lo menos unos 100 lei (22 euros) al año. Hubo situaciones en que los padres tuvieron que comprar pizarra, pupitres, copiadora o video proyector, por ejemplo, para asegurar el buen funcionamiento del sistema de enseñanza. En una feria de educación, una madre decía que a ella no le importa dar dinero mientras tanto a su hijo no le falta nada en la escuela. Lo importante es que aprenda. Pero no todos los padres pueden invertir tanto en la educación de sus hijos. La mayoría de estos padres saben que el estado es incapaz de asegurar condiciones decentes en las escuelas donde sus hijos estudian, por eso prefieren contribuir con dinero, en la mayoría de los casos, ilegalmente. La financiación legal de las escuelas por los padres es prácticamente casi imposible en este momento en Rumanía. La única forma legal sería que los padres crearan una ONG mediante la cual financien la escuela. Pero esta es una opción limitada. Además una ONG necesita también gastos para mantenerla. Es más, los alumnos crecen, se van a otras escuelas y universidades y los padres dejan de apoyar la ONG. Cada cuatro años, debería crearse una nueva ONG por las familias que desean financiar legalmente la escuela en la que estudian sus hijos.
En este contexto, el periódico Gandul ha iniciado la campaña “Escuela nueva” a través de la cual se propone determinar a los parlamentarios y al Ministerio de Educación a crear un marco legal a través del cual los pagos hechos por los padres cada año por diferentes gastos que surgen a lo largo del año sean legales y más fáciles. Mediante esta campaña, Gandul propone legalizar el fondo monetario de la clase al cual todos los padres contribuyen en el presente. Esto sería posible si se abriera una cuenta en cada escuela destinada a las donaciones. En esta cuenta, los padres podrían donar el 2% del impuesto sobre la renta. En este momento, las escuelas tienen cuentas abiertas a través de la Tesorería en las que pueden hacer operaciones solamente las instituciones públicas. Hay casos en que la administración local saca parte del dinero enviado a las escuelas por no haberse gastado o porque otras escuelas lo necesitan más. Así que una cuenta de donaciones sería una solución unitaria en todas las escuelas de Rumanía incluso en las escuelas del medio rural. Esta cuenta podría eliminar el estrés y los gastos que suponen una ONG y haría legales a los 70 millones de euros ofrecidos por los padres que cofinancian anualmente la escuela. De esta cuenta legal de donaciones la escuela puede completar los fondos insuficientes para asegurar una educación de calidad a sus alumnos.
Hoy en día, aún en hogares que cuentan con ambos padres, los dos normalmente trabajan. Como resultado, muchos niños pasan tiempo solos en casa sin supervisión adulta. Los padres solteros llevan ya tiempo enfrentado el reto de trabajar y cuidar a sus pequeños cuando están solos. Inscribir a su hijo en un buen programa extraescolar es la mejor opción. Los programas extraescolares brindan ayuda con la tarea, ofrecen actividades divertidas y la oportunidad de entablar amistades en un entorno seguro, debidamente supervisado. Sin embargo, la realidad es que es difícil encontrar programas extraescolares asequibles. El programa Şcoală după Şcoală” “Escuela después de la escuela” llamado también seminternado, previsto por la Ley de Educación e introducido en 2011 se dirige a los alumnos con edades comprendidas entre 7 y 16 años. Este programa se puede organizar en la misma institución en la que estudia el alumno si hay espacio suficiente. Solo que la mayoría de las escuelas no dispone de dichos espacios dado que los alumnos estudian por turnos. Y si la escuela tiene espacio, el ayuntamiento no tiene fondos. Así que este programa es organizado otra vez con la ayuda de los padres. Según la actual ley de Educación, el programa Şcoală după şcoală”, introducido en 2011, puede organizarse en las escuelas que cuentan con espacio suficiente, los consorcios escolares, clubes escolares, organizaciones no gubernamentales de perfil o incluso en las iglesias. Los costes de tal programa pueden ser soportados por el ayuntamiento de los fondos europeos, donaciones o por los padres, las organizaciones no gubernamentales o las iglesias. Si el ayuntamiento tiene dinero, el programa no implica la ayuda de los padres. En cambio, cuando la escuela, junto con los padres, decide organizar este programa los gastos alcanzan hasta unos 400 lei (unos 90 euros) al mes. Indistintamente de quien patrocina el programa, a causa de la falta de espacio, la mayoría de las escuelas organiza el programa Şcoala după şcoală” solamente para los alumnos de primaria. Hay demandas para organizarlo también para otros grados, no solo para los alumnos de primaria, pero como los alumnos estudian por turnos, no tenemos suficiente espacio. Hasta ahora contamos con 370 alumnos que desean quedarse después de las clases. El programa incluye comida caliente y ayuda a los deberes, ha declarado para el rotativo Gandul, Camelia Hoară, directora de la Escuela número 172 de Bucarest.
Si los padres quieren que los alumnos pasen más tiempo en la escuela después de terminar los cursos entonces tienen que sacar más dinero del bolsillo. “En nuestra escuela el ayuntamiento se encarga de este programa y paga la comida y a los profesores. Pero los padres han decidido pagar 10 lei (unos 2,5 euros) más para que el programa dure hasta las 5 o 6 de la tarde”, ha declarado Ionel Puşcaş, director de la Escuela número 156 del sector 6 de la capital. Cabe destacar que el ayuntamiento del sector 6 de la capital es la única autoridad local de Bucarest que organiza el programa “Escuela después de la escuela” para 1.100 alumnos de 12 escuelas. Según los datos ofrecidos por el Inspectorado Escolar de Bucarest, aproximadamente un 10% de las escuelas de la capital organiza tal programa. Si la escuela no tiene salas libres para organizar dicho programa, entonces los padres pueden optar por los servicios ofrecidos por las organizaciones no gubernamentales o las empresas privadas. Por tal programa, en el marco del cual los alumnos pueden efectuar sus deberes, comer o participar en diferentes actividades, los padres tienen que sacar del bolsillo entre 900 y 1500 lei al mes, es decir entre 200 y 330 euros. La mayoría de estos programas extraescolares llamados también after school ofrecen también el transporte a los alumnos. Los alumnos pueden dormir, hacer sus deberes asistidos por profesores especializados o participar en cursos de lengua extranjera. La oferta es mucho más variada que la de los programas ofrecidos en las escuelas públicas. Así, los alumnos inscritos en un programa extraescolar pueden seguir cursos de teatro, artes marciales, baile deportivo, piano, canto, taller de creación y cultura.