Los caballos salvajes de Letea
Vale la pena pasar un día completo en Letea para admirar el famoso roble que se agarra con fuerza a este suelo tan arenoso, que se ha vuelto el hábitat natural de ejemplares maravillosos de caballos salbajes.
Valeriu Radulian, 07.12.2021, 10:45
Reciban un saludo de quien les habla, Valeriu Radulian. En esta ocasión, les revelaré otro elemento del enorme potencial turístico de Rumanía. Se trata de un lugar de ensueño. Rumanía tiene formas de relieve muy variadas: tiene montañas, mar, pero tal vez lo más bonito y verdaderamente impresionante es el Delta del Danubio, una región de marismas y pantanos atravesados por elevaciones arboladas, situado en la región de Dobrogea. Se trata de una zona muy extensa, 2.733 kilómetros cuadrados, estrictamente protegida. Cerca de la ciudad rumana de Tulcea, el Danubio se divide en tres brazos antes de llegar al mar Negro: Chilia, Sulina y Sf. Gheorghe, pero muchos otros canales menores lo convierten en una zona de cañaverales, zonas pantanosas y bosques.
Hoy les voy a hablar justo de uno de estos bosques, tal vez el más conocido: El bosque de Letea, un lugar que se formó hace aproximadamente 6.000 años, en Chilia, en el brazo norte del Delta, cerca de la frontera con Ucrania.
No se trata de un bosque habitual, no es como cualquier otro bosque, ya que en vez de tierra la vegetación tiene sus raíces en la arena. Es la arena que quedó cuando las aguas del mar Negro se retiraron. Su singularidad consiste en que los robles crecen en zona arenosa. Sus raíces no van hacia la profundidad de la arena, sino se desarrollan en horizontal y por esto son más frágiles y muy a menudo se rompen a causa del viento y las intemperies, pero los lugareños los dejan así, caídos, para que el suelo se vuelva más fértil y porque desempeñan un papel muy importante. Estos árboles conocidos como “hasmaci que es el nombre turco que les fue atribuido en la época en que Dobrogea era bajalato turco, ayudan a que las dunas de arena sean más estables. Antes, cuando había ventiscas, la arena llegaba a los corrales de los pueblos vecinos.
Otro elemento particular es que este bosque no es habitado mayoritariamente por animales silvestres, sino por caballos. Los especialistas estiman que en este bosque viven unos 2.000 caballos salvajes, de una belleza rara.
El nombre Letea viene de la localidad situada al nordeste del condado de Tulcea, a unos 102 kilómetros de distancia. En la zona vive gente que pertenece a varias etnias: rusos lipovenos, búlgaros y ucranianos. Letea es un pueblo en que viven muchos ucranianos. El bosque de Letea tiene un encanto especial en cualquier temporada, pero les recomiendo visitarlo en primavera y otoño porque los colores de la naturaleza son espectaculares y los mosquitos no molestan tanto. La reserva se extiende en una superficie de 6.000 hectáreas, de las cuales 3.000 las ocupa el bosque de Letea.
Si deciden emprender un viaje al Delta del Danubio para conocer la zona de Letea podrán gozar de manjares típicos de ucranianos y rusos lipovenos, podrán admirar la vegetación, los paisajes singulares, todo un espectáculo puesto en escena por la madre naturaleza, pero les aseguro que lo más bonito será admirar a los caballos salvajes. ¿Cómo llegaron los caballos allí? Parece que en el pasado hubo una enfermedad conocida como la “anemia infecciosa que determinó a muchos propietarios de caballos a abandonar a sus animales. Otros los soltaron porque ya no tenían qué darles de comer. Lo cierto es que, con el paso de los años, el número de caballos se multiplicó considerablemente. Se estima que en la zona protegida viven entre 3.000 y 5.000 caballos y solo el bosque de Letea da cobijo a unos 2.000 ejemplares. Se trata de una zona fácilmente inundable y las poblaciones de caballos salvajes disminuían, pero es impresionante la capacidad de la naturaleza de adaptarse y estos caballos han aprendido a sobrevivir. Es un encanto poder admirarlos comer en los pastizales formados en las dunas de arena o verlos correr y gozar de su libertad. En invierno, cuando encuentran comida con dificultad, se nutren con la corteza de los árboles. A causa del aire salado, muchos árboles mueren y son derrumbados por el viento. Por esta razón, los especialistas han intentado sacar a los caballos del bosque y poner una valla, para que queden fuera del área protegida, pero no lo lograron, ya que los caballos han encontrado formas de entrar al bosque.
Le decía que es impresionante conocer este lugar en primavera porque entre abril y mayo florecen los lirios del valle y las peonías. El color verde se apodera de las dunas de arena y el perfume de las flores logra embriagar a cualquier turista. La más fascinante es la liana griega que es una planta enredadera que se abre camino por entre las ramas de los árboles seculares y el paisaje parece desprendido de un bosque tropical.
En el bosque de Letea, los turistas pueden optar por dos trayectos: en coches militares a los que se les quita el toldo de encima y es algo tipo safari por los caminos que rodean la zona protegida, ya que queda prohibido entrar al bosque con vehículos a motor. En este caso la gente se puede adentrar al bosque a pie. Otra posibilidad sería optar por una visita en carrozas tiradas por caballos, que llegan hasta el corazón del bosque. Les aconsejo optar por la segunda variante ya que el trayecto pasa por el bosque y las vistas son más pintorescas. Este trayecto dura más o menos una hora y media. La visita en carros tirados por caballos cuesta unos 4 euros y los lugareños permiten a los viajeros bajarse del carro para admirar las plantas y las aves.
Es importante cuidar mucho de este bosque, de esta maravilla de la naturaleza, para que nuestros hijos y nietos puedan disfrutar también de su encanto.
Nuestro viaje por el bosque de Letea termina aquí. Espero haberles convencido una vez más de que vale la pena alojarse en uno de estos poblados antiguos que viven de la pesca, el ganado y turismo. Vale la pena pasar un día completo en este bosque para admirar el famoso roble que se agarra con fuerza a este suelo tan arenoso, cuyas ramas se retuercen a causa de las intemperies, que se ha vuelto el hábitat natural de ejemplares maravillosos de caballos salvajes.
Si se quieren poner en contacto conmigo, lo pueden hacer enviándome mensajes al correo electrónico valeriuradulian@yahoo.es o dejándome un mensaje en el artículo publicado en Facebook: Valeriu Radulian o Radio Rumania Internacional.
Hasta la próxima semana. Un fuerte abrazo.