Viaje a los alrededores de la ciudad de Sibiu
Un viaje inolvidable a los alrededores de Sibiu
Valeriu Radulian, 23.12.2013, 14:12
Muchos de los turistas que llegan al área de Sibiu quieren pasar un día en alguna ovejería. Estos conjuntos son verdaderamente cautivadores, llegando hasta en lo alto de las montañas; a lo largo de varios siglos, han guardado sin cambio alguno diferentes prácticas y un decorado que caracteriza un universo realmente heróico, en buena parte desaparecido en muchas regiones del paisaje de nuestro continente. Para muchos asentamientos rumanos de esta parte del país, las ovejas representaron casi todo: comida, ropa, casa, dinero, tradición. La ovejería significa queso de un sin fin de variedades, pero también requesón dulce, názula, yogur y otros derivados de la leche de oveja. Hay, por ejemplo, una especie de queso que se prepara solamente en dos o tres países del mundo; se llama queso blanco y en ninguna parte es más sabroso que en la región de Sibiu…
Sibiu fue la más importante ciudad sajona de Transilvania. Alrededor de la ciudad, pero especialmente hacia las montañas, han perdurado a lo largo del tiempo aldeas con habitantes mayoritariamente rumanos, entre las cuales mencionamos a Sălişte, Sibiel y Tilişca, Răşinari y Poiana Sibiului, Miercurea Sibiului o Jina.
El que escoja esta región para pasar sus vacaciones tiene para explorar un montón de facetas de la vida rural. Desde el específico impreso en todo y en todas por la práctica del pastoreo, el oficio principal de los nativos, hasta la etnografía destacada, que cautiva por su sencillez y su elegancia, desde un día de fiesta, en la que toman parte todos los integrantes de la comunidad, hasta la iglesia de Sălişte, pintada en 1674, desde una de las más impresionantes colecciones de iconos pintados en vidrio — hay alrededor de 700 ejemplares -, que se encuentra en Sibiel, hasta las dos casas memoriales de Răşinari, que hablan de por sí sobre la profundidad del alma de estas personas. Aquí nacieron el poeta Octavian Goga y el que fue nombrado el estilista de la literatura francesa, el escritor Emil Cioran…
Las visitas a Sibiu — capital cultural de Europa en 2007 — o a las aldeas sajonas van a completar, sin duda alguna, la colección de impresiones ineditas. Igual que, para el aficionado al turismo montañés, son encantadoras las veredas que van hacia el pico Onceşti (1714 m), hacia la cabaña Gâtul Berbecului (1175 m) o hacia Cheile Cibinului. Excursiones más largas, en las que se descubren admirables paisajes carpatinos, se pueden hacer hacia el pico Cindrelul (2244 m), donde hay también un lago muy hermoso. No son pocos los turistas que van hacia Păltiniş, estación montañosa rodeada de abetos y de píceas altas, igual de atractivos en cualquier estación del año.
La región Bran — Moieciu
Desde los años 70 del pasado siglo, en la aldea montañosa Şirnea, ubicada en Poiana Braşov, llegaban trineos tirados por caballos, cargados de esquiadores ingleses y alemanes, ansiosos de conocer la interesante aldea de pastores y serradores que está ubicada cerca de Bran. La atmósfera es de ensueño: «ţuică» (aguardiente hervido), «sarmale» (carne picada envuelta en col) y chorizos, música, bailes tradicionales y una alegría inmensa. La vuelta, después de medianoche, es también grandiosa, por entre la nieve abundante: antorchas, gritos de alegría y retintín de cascabeles. ¿Quién podrá olvidar alguna vez semejante fiesta ?
Después de 25 años, Bran — con su famoso castillo, pero también con las cautivadoras leyendas y con su gente dinámica — llegó a ser el portabandera del turismo rural de Rumanía. Su oferta fue de las más atractivas: descanso en medio de un silencio celeste, caminatas a pie o en trineo con cascabeles, excursiones a las veredas de las montañas, panoramas seductores, comidas exquisitas, alojamiento de buena calidad. La existencia del castillo — cuya construcción comenzó alrededor de 1377, con una silueta sobria y con techos de teja rojiza — fue, sin duda alguna, una ventaja más. Sobre todo porque el nombre de esta fortaleza está relacionado, con mayor o menor fundamento, con el nombre del vaivoda Vlad Ţepeş, el prototipo de un mito: el de Drácula. Las escaleras te llevarán hacia un patio interior, que te introducirá en la atmósfera llena de misterio que domina la construcción de un lado al otro. La imaginación puede volar a gusto. Si eres un aficionado a la historia, estarás ansioso por analizar las obras expuestas en el museo. Si eres un alma romántica, podrás contemplar los alrededores pintorescos a través de las ventanas almenadas. Y si, a pesar de todo, el espíritu de Drácula te llena de entusiasmo, puedes buscar ardorosamente con la mirada, en los rincones de los cuartos, señales de su paso por el castillo. Nunca se sabe…
Una cosa es indudable: los hostales de Bran, tanto como los de Şimon, Moieciu, Fundata o Cheia, en los que puedes conocer más de cerca una civilización aún tradicional y puedes disfrutar de momentos de gran belleza y de un silencio edénico, gozan de equipos de la mejor calidad. La naturaleza, también espléndida, con paisajes que nos hacen recordar a Suiza, no tiene nada artificial: candor, pureza, grandeza…