Domingo 17 de febrero
Cartas de la semana
Victoria Sepciu, 17.02.2019, 07:23
-Por aquí, amigos, ha vuelto a nevar tanto en Bucarest como en muchos distritos del país donde incluso se declaró la alerta amarilla.
Veamos ya las cartas y los mensajes de hoy.
José Luis Corcuera de Vitoria-Álava-España, nos escribe para mandarnos cordiales saludos y enviarnos unos informes de recepción; pueden ver, señala este amigo, que en esta ocasión la escucha fue bastante buena todas las veces que les sintonicé.
Se nos va el mes de enero y ya tenía ganas de perderle de vista porque las cosas no fueron muy bien durante ese mes.
La tercera semana estuvo lloviendo prácticamente todos los días y la última llovió algo menos pero el viento azotaba fuerte. Para colmo el último día del mes tuve un tirón en la espalda por suerte después del fin de semana ya estoy bastante recuperado sin tener que tomar la baja en el trabajo. Al menos vamos evitando la gripe que en algunos puntos está atacando fuerte. En realidad menos que en Rumanía porque por lo escuchado en sus emisiones parece que lo de la gripe en Rumanía es una pesadilla.
Espero darles mejores noticias el próximo mes, en lo referente a lo personal porque en lo que respecta a la señal de la emisora no me puedo quejar
-Muchas gracias, José Luis, por haber colaborado una vez más con nosotros y por seguir compartiendo lo tuyo. Me alegro mucho que nos escuches en buenas condiciones y lamento muchísimo que lo personal no esté a la altura de esta buena noticia. Espero, yo también, que el próximo mes compartas mejores noticias tuyas. Un fuerte abrazo, amigo, y será ¡Hasta la próxima!
Desde Bogotá, Colombia, reciban un fraternal saludo, acompañado de mis mayores deseos de prosperidad y bienestar en el año 2019, para todos los integrantes de la Redacción en español, escribe Sergio Matyáš.
Soy un antiguo oyente de las emisiones en español, desde los años setenta del siglo pasado y recibo mensajes por correos electrónicos de las emisiones y de los Concursos de Radio Rumanía Internacional, que escucho por onda corta, internet y sigo su sitio web.
Por este medio, les envío, en documento adjunto, mi participación en el Concurso “Govora-turismo de balneario a nivel europeo”, con los deseos, que de tiempo atrás tengo, de conocer Rumanía, sus balnearios, termales, hoteles, gastronomía, ciudades, cultura, historia, y por supuesto, su maravilloso pueblo.
Me atrae también Valaquia, ya que mi padre Karel Matyáš, nació en la ciudad de Valašské Klobouky, región de Zlín, República Checa, y por estas razones, tengo también ciudadanía checa.
La ciudad de Valašské Klobouky, fue fundada en 1356, al traducirlo al español quiere decir Sombrero de Valaquia. La denominación de Valaquia fue tomada por la forma característica del cultivo y de la cría de ovejas y cabras en la montaña, utilizadas en la Valaquia rumana, otra razón para querer conocer Rumanía. Existen en Moravia (parte oriental de la República Checa) varias poblaciones que utilizan el nombre, como Valašské Meziříčí y Valašská Polanka; y una región etnonatural que lleva el mismo nombre.
-Bueno, Sergio, me alegro mucho que hayas decidido contactar con nosotros y participar en nuestro concurso. Te agradezco asimismo el haber compartido esta historia tan bonita de tu familia. Espero que tengas suerte en el concurso y que mantengas el contacto con RRI. Recibe un muy cordial saludo desde Bucarest y quedo a la espera de tus noticias. ¡Hasta la próxima!
Miguel Ramón Bauset desde Alboraya, Valencia, España, quiso compartir un nuevo material de su serie de artículos reunidos bajo el título de “ESTAMPAS DE LA VIDA”, su título hoy es: UNA TAZA DE TÉ
La tarde lluviosa invitaba a quedarse en casa y no salir. Fuera hacía fresco y había humedad. Pocos peatones se atrevían a hacerlo. Además era sábado y eso ayudaba a ese escaso desfile.
Tan sólo en la casa de enfrente que estaba solitaria unos días porque sus moradores se marcharon a ver a su hijo a tierras alpinas en la patria de Strauss donde es un gran músico y no tiene tiempo de viajar de vacaciones a casa, un gato persa se paseaba y le hacía frente a esas gotas finas que no cesaban.
Las chimeneas, todas de común acuerdo, soltaban una alegre combinación de colores entre negros y grisáceos. Cada una ardía con un material maderero diverso, y eso le hacía esa tonalidad tan diversificada.
No salir de casa y coger un libro fue sinónimo. También junto a un sofá, una buena chimenea y una gran taza de té verde sin azúcar. Hay que acostumbrarse a todo y ese específico sabor, como todos, se nota al principio y ya está.
De la gran biblioteca del salón, bien ordenada alfabéticamente y con temáticas muy distintas, a veces resultaba difícil qué elegir. Consultó el fichero y eligió uno de aventuras que hacía tiempo había leído.
Por allá arriba dormían plácidamente los más de 100 tomos de la clásica enciclopedia de Espasa Calpe, en su tiempo la mejor, pero que ahora apenas se usa ante la rapidez de las consultas con las nuevas tecnologías. Todo cambia y a veces a pasos agigantados.
Con el libro en la mano que dejó en la mesa junto al sofá, se fue en busca de la tetera y su particular taza homenaje al gran Antonio Machado que adquirió recientemente en un viaje a tierras sorianas para conocer la feria de la despoblación.
El ambiente caldeado de la sala hacía de la futura lectura una estancia perfecta, grata y muy agradable. Sonó de repente el teléfono fijo que hoy por hoy lo hace en muy contadas ocasiones. Era la voz de una señorita que vendía publicidad muy mejorable según ella de la línea con otra compañía. No interesa, respondió. ¡Ni siquiera descansan un fin de semana!
Todo bien situado, colocó leña junto a esos troncos casi absorbidos por el fuego, y comenzó su atenta lectura.
El timbre suena a toda prisa y hay que levantarse de nuevo. Era el repartidor de pizzas que, como trabaja a destajo, se había equivocado de puerta y estaba nervioso porque había dejado la moto mal aparcada además de llegar en dirección prohibida.
¿Podré comenzar a leer tranquilamente? , se preguntaba con este nuevo episodio.
Al sentarse comenzó a saborear el té. Menos mal que la tetera lo conservaba caliente. Estaba exquisito y tenía para un buen rato. En casa había un par de cajitas pues en el super estaban de oferta y había que aprovechar.
La lectura del libro avanzaba. Era un libro interesante, con las hojas ya un tanto amarillentas pero que daba gusto volver a leer, saboreando su contenido que es lo importante. Con la lectura lenta y un tanto reflexiva, de vez en cuando miraba la chimenea y su fuego engrandecedor. Era mágico.
Y es que hay dos cosas sustanciales ,que enamoran al mirarlas, una el mar con sus olas que van y vienen, con sus gaviotas que siempre te saludan, con ese maravilloso olor a salitre … y otra el fuego de las chimeneas que te deja atónito y te hace pensar, evocar y reflexionar.
Descansó del libro un rato, y entre taza y taza, el fuego de esa chimenea de casa se apoderó de su mirada .Era un sueño a través de las llamas, un mirar hacia atrás, hacia su vida transcurrida, y tras de ello una y mil historias se sucedían sin apenas darse cuenta de su alrededor. Y así pasó varias horas, hasta que se fijó en que había anochecido en el exterior. Las farolas lo demostraban. El té había terminado y se levantó para encender su luz de LED.
Dio una vuelta por el salón. Leyó una decena de hojas más y se levantó a preparar la cena.
Entre plato y plato pensó que había convertido una tarde triste, lluviosa y apagada, en una tarde memorable, llena de recuerdos y… leyendo un libro.
-Muchas gracias, Miguel, por haber compartido este bonito material que a mí me ha llegado al alma porque amo los libros y, por eso, tu historia representa el escenario perfecto para disfrutar de este mágico y enriquecedor pasatiempo. Gracias, amigo, un fuerte abrazo y ¡Hasta pronto!
Alain Quesada Ricardo de La Ceiba de Yareyal-Holguín-Cuba, reanuda el contacto con nosotros para saludarnos con el cariño de siempre y enviarnos sus buenos deseos. Escribe este amigo que nos escucha con regularidad, en especial los domingos en la tarde noche. Es muy bueno para mí, dice Alain, saber que ustedes permanecen ahí en el éter, por la onda corta. ¡Gracias por seguir en el aire!
-Querido Alain, te agradezco el amplio comentario y todo tu apoyo y me alegro mucho que hayas reanudado el contacto con nosotros. Mil gracias también por los bonitos folletos y los sellos. Espero, amigo que este año te cumpla las expectativas. Un gran abrazo y ¡Hasta la próxima!