Domingo 20 de enero
Cartas de la semana
Victoria Sepciu, 20.01.2019, 08:59
Por aquí, amigos, nos seguimos enfrentando al frío y a las nevadas y a todos los problemas que supone vivir a diario el invierno en esta parte de Europa.
El martes 15 de enero, el día del nacimiento del máximo poeta de los rumanos, Mihai Eminescu, celebramos el Día de la Cultura rumana. Más allá de los actos culturales dedicados al poeta nacional rumano, en Rumanía, así como en las grandes capitales del mundo, desde el martes, a raíz de un proyecto de la Academia Rumana, la obra de Mihai Eminescu está a disposición de manera gratuita y en un formato compatible con los móviles inteligentes, en los almacenes App Store y Google Play. La aplicación se llama “Mihai Eminescu, obras completas”.
-Pasando ya a los temas de hoy, quisiera contestar, primero, los mensajes de felicitación y las tarjetas electrónicas que siguen llegando a nuestra redacción y asimismo las tarjetas navideñas en papel que empiezan a llegar tras los días festivos ocasionados por las fiestas de fin de año.
Hola amigos de Radio Rumania Internacional,
Soy Anderson Costa de Aquino, de ciudad de Campinas, São Paulo, en Brasil y les deseo un año maravilloso en la radio y para todos los oyentes de la emisora.
Espero que este año de 2019 sea bueno para el Brasil, pues 2018 fue un ano muy triste para mí y con fallecimiento de dos personas de la familia. Espero que la esperanza y la buena voluntad de Dios ayude a todos especialmente a nuestros hermanos de Indonesia, ya que muró mucha gente en el tsunami, mi Dios, ¡Cuanta tristeza!
Espero que en Rumanía todo sea bueno, de mucha gana y que todos los oyentes de la radio puedan siempre compartir sus alegrías y emociones, pues la onda corta continua con toda fuerza y Dios quiera que siempre podamos estar más unidos que nunca.
Un abrazo a todos ustedes y un feliz 2019 con mucha salud y paz en este futuro que se acerca. Anderson Costa de Aquino.
-Muchas gracias, Anderson, por tu cariñoso mensaje y por haber compartido tus pensamientos y esperanzas. Espero, amigo, que tú también tengas un año mucho mejor, con salud, felicidad y prosperidad en compañía de tus seres queridos. Un fuerte abrazo a la distancia y ¡Hasta la próxima!
Yusimi Gómez Gálvez de Las Tunas-Cuba reanudó el contacto con nosotros para enviarnos sus votos y adjuntar su participación en nuestro concurso:
Lindo día tengan todos los amigos de la Radio Rumana, escribe Yusimi. Hoy es un día muy bonito donde prácticamente el mundo entero comparte la alegría de festejar la Navidad. Yo quiero aprovechar la ocasión para desearles Feliz Navidad y un exitoso año 2019 donde la meta del ser humano sea vivir en un mundo donde reinen la paz, el amor, la alegría, la prosperidad, la amistad y que, en su conjunto se conviertan en un muro inexpugnable para que no penetre la maldad. Soy consciente de que para que exista el bien tiene que existir el mal pero sé bien que el bien puede triunfar sobre el mal, por eso, ¡unámonos y, con nuestras buenas acciones, con nuestros más puros y sanos sentimientos, inclinemos la balanza y vivamos en un mundo feliz en este 2019 y en los años que nos restan por vivir!
-Muchas gracias, amiga, por recordaros y por hacernos llegar tus buenos deseos. Me uno a tus esperanzas de que este año sea mejor para todos. Recibe mi afectuoso saludo, Yusimi, y mis deseos de salud y prosperidad para este año. ¡Hasta la próxima!
Roberto Carlos Álvarez Galloso de Miami/EE.UU, nos manda una bonita tarjeta navideña en papel con este mensaje: Para mi familia de RRl, mis mejores deseos para estas Navidades y para el año nuevo.
-Muchas gracias, Roberto, por tus votos y por haber colaborado con nosotros un año más. Te deseo un año repleto de alegrías y realizaciones y espero que sigas escuchando RRI. ¡Hasta la próxima!
José Carlos C.M. Leite de Santo Tirso-Portugal nos mandó una simpática tarjeta navideña en papel con sus votos y felicitaciones para las fiestas de fin de año y este 2019. Adjunta este amigo una larga y cálida carta en la que destaca su interés por nuestros programas en castellano, su fidelidad y su agradecimiento por seguir emitiendo vía onda corta y transmitiendo así la cultura rumana al mundo.
-Querido José Carlos, te agradezco muchísimo lo enviado y te asegura que tu carta ha sido una sorpresa muy agradable porque no sabía que allí a lo lejos, escuchas con tanto interés y constancia nuestro programas. Me alegro mucho y espera que sigas haciéndolo este año también. Te deseo un muy feliz año 2019 repleto de alegrías y satisfacciones. ¡Un fuerte abrazo, amigo!
Miguel Ramón Bauset desde Alboraya, Valencia, España, quiso compartir un nuevo material de su serie de artículos reunidos bajo el título de “ESTAMPAS DE LA VIDA”, su título es: ¡HOLA, BUENOS DIAS!
Resulta paradójico para los tiempos que corren que saludar en cualquier fórmula, en cualquier momento del día, se haya convertido, en todo un esfuerzo para algunos. Parece que vayan por la vida como autómatas, sin importarles los demás. Y no hablemos de la gente joven. Pocos lo hacen y si alguna vez les dices algo obtienes como respuesta, “¡AY es que no me había dado cuenta!” o “iba distraído, perdona”.
Claro que tampoco se trata de ir saludando a diestro y siniestro a todo el que ves, sino a la gente más cercana que a lo mejor lo hace antes que tú.
Y si a todo esto le añadimos la exótica moda de ir viendo el móvil por doquier o conducir un patinete a no poca velocidad incluso por arriba de las aceras, tenemos el problema perfecto sin resolver.
Tiempos nuevos donde las viejas tradiciones se disuelven y parecen no tener vigor. Sin embargo, el saludar creo que es una muy buena costumbre que demuestra al hacerlo cómo es una persona.
Estos días pasados, aprovechando el descanso navideño y el buen sol de todos los días en las horas centrales, aproveché para hacer una escapada y conocer pueblos y lugares que es otra geografía viviente añeja a la cultura que ofrece la radio cuando la escuchas.
Dejando a la capital por unas horas y varios pueblos de su área, llegué al último pueblo de la provincia de Valencia, frontera con la provincia de Castellón. Era Algar de Palancia, dentro de la comarca del Camp de Morvedre. Un simpático lugar muy cercano a la autovía mudéjar que atravesando todo Aragón y otros territorios conduce al País Vasco sin detenciones salvo las paradas necesarias.
Recorrer Algar fue una auténtica experiencia, y de las buenas. Sus casas, muy bien cuidadas, adornadas muy de cerca para la época navideña. Tiendas escasas pero las necesarias para lo que quieren sus habitantes, un horno de leña con exquisito pan y acertada repostería, bares y farmacia sin olvidar el consultorio médico, colegio… ¡Una delicia de lugar, vaya!
Sin embargo, lo más destacado del caso es la amabilidad de sus gentes. Porque habitantes, lo que se dice habitantes, son pocos, casi quinientos, que no aumentan demasiado en la época estival. Hasta bien entrada la mañana, las calles no van recobrando vida, pues el ambiente de humedad no lo permite, y el sol aún no ha cobrado fuerza en las alturas durante esta época.
En mi grata visita por el pueblo, sus bellos edificios y singulares calles, se respiraba tranquilidad. Alguna chimenea despedía ese olor característico a la combustión de la leña que servirá en esos hogares para calentarse o quizás también para asar algunas piezas de la huerta cercana.
Aunque en realidad pocas personas aparecieron en el recorrido, a buen seguro alguna ventana encristalada daría fe observadora de alguien que observaba los pasos de más de un visitante.
Esas personas del pueblo que se iban sucediendo, todas, absolutamente todas, tenían una característica: SALUDABAN, y eso lo dice todo.
Pero saludaban con alegría al visitante, un saludo extenso y gratificante donde los haya. Incluso servían de guía informativa por si necesitabas alguna cosa o saber cómo llegar a algún lugar determinado.
Y saludaban, sin conocerte de nada, sólo para anunciarte que bienvenido seas a su pueblo, a sus casas, y que pases un buen día en tu vida personal que, a fin de cuentas es la finalidad del saludo, conversar unos con otros deseándoles lo mejor.
Todo eso te hace olvidar por momentos esas imágenes de las grandes ciudades o pueblos importantes cada vez menos humanas donde el saludo escasea o incluso donde la mitad de vecinos ni se conocen en sus fincas ni casa de alrededor.
El gran ejemplo de Algar, como existe en otros lugares de escasa población o que simplemente desean destacar por esas pequeñas cosas, demuestran que en esta vida llena de prisas e invadida por las tecnologías en todas partes, aún hay personas y lugares que valoran lo de siempre y no lo dejan perder que es lo importante.
Al resto nos tocará seguir insistiendo en que todo esto es muy valorable y hay que hacerle frente, no dejarlo de lado.
El bar de la carretera, junto a la farmacia, lleno de amabilidad como los demás, ofrece un trato abierto y se esmera por atender al público como merece con buenos precios y excelente cocina. Aquí, donde aún se habla valenciano mayoritariamente, encontramos un hermanamiento a la entrada reflejado a través de un rótulo vistoso, con una ciudad gaditana.
Dejamos Algar de Palancia, última palabra que da nombre al rio, llenos de satisfacción y con la ferviente promesa de volver en un futuro no lejano a seguir conociendo cosas del lugar, a hablar con sus gentes que saludan a quienes encuentran, y a degustar algún dulce que nos hemos dejado en el tintero, acompañados previamente por esas empanadillas de tomate que saben a gloria.
Antes de volver a casa, a la gran ciudad y sus alrededores, vendrá bien una visita a Segorbe y a Navajas para saludar al olmo centenario que preside la plaza y ver el Belén precioso junto a su base.
Por cierto, ¡Hola, amigos de RRI, y que pasen un buen día, un excelente día de comienzos de año! ¡Sean felices, no lo olviden!
MIGUEL RAMÓN BAUSET 01.01.19 ALBORAIA / 16
-Muchas gracias, Miguel, por tus votos y por haber compartido este material y tus opiniones acerca de una cuestión, lamentablemente, tan actual y generalizada en las grandes ciudades. Pues sí, amigo, aquí pasa lo mismo. A mi turno te deseo que este año te traiga salud, muchos viajes y experiencias interesantes. ¡Hasta pronto!