Domingo 22 de abril

Cartas de la semana

Victoria Sepciu, 23.04.2018, 07:13

Por aquí, amigos, tuvimos una semana con tiempo variable y temperaturas que se situaron entre los 18 y los 25 grados centígrados.

Con esto paso ya a contestar la correspondencia de hoy. Luis Gerardo Pérez Loyola de Valle de Chalco Solidaridad-México reanuda el contacto con nosotros para enviarnos sus saludos y sus últimos informes de recepción, así como compartir, como siempre, datos de interés sobre su país.

Empiezo mi intervención mensual (o bimestral, dependiendo del tiempo), escribe este amigo, con la biografía del Benemérito de las Américas, don Benito Juárez:

Benito Juárez García nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806. Sus padres fueron campesinos indígenas. Ellos fallecieron cuando Benito tenía 3 años de edad, por lo que fue criado por sus abuelos y trabajó como pastor hasta los 12 años.

Entonces partió rumbo a la Ciudad de Oaxaca, para trabajar y estudiar. Con mucho esfuerzo se tituló de abogado en 1834, y empezó a trabajar defendiendo a los indígenas. Paralelamente enseñó en el Instituto y logró ocupar puestos importantes en Oaxaca.

En 1847, fue elegido diputado federal y se trasladó a Ciudad de México donde afianzó sus relaciones con los liberales. En 1853, fue expulsado a Cuba por el dictador López de Santa Anna, pero regresó en 1855 gracias al presidente Juan N. Álvarez que lo nombró Ministro de Justicia e Instrucción.

En 1858, se convirtió en Presidente de México y al año siguiente promulgó la famosa «Ley de Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos». Logró derrotar la dura oposición de los conservadores en 1860 con la ayuda de los Estados Unidos. Pero en 1862 los franceses invadieron México e impusieron como emperador a Maximiliano de Habsburgo. Entonces Benito Juárez lideró la resistencia. Sus tropas derrotaron al usurpador y lo fusilaron en 1867. El mismo año fue reelegido como Presidente de la República. En esta nueva etapa Benito Juárez expandió la educación gratuita y laica por todo el país. También se esforzó por implementar ferrocarriles y telégrafos. En 1871, postuló nuevamente a la presidencia y resultó ganador. Entonces se sublevaron Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz acusándolo de fraude electoral, pero fueron derrotados en 1872.

Lamentablemente, Benito Juárez sufría problemas cardiacos y respiratorios. En la noche de 18 de julio de 1872 una angina de pecho le quitó la vida. El pueblo mexicano lo enterró con honores de héroe.

(Tomado de: http://www.resumendehistoria.com/2010/01/biografia-de-benito-juarez-resumen.html?m=1)

-Muchas gracias, Luis, por reanudar tu colaboración con nosotros y por todo lo compartido. Te deseo mucho éxito en tu actividad y me quedo a la espera de tus noticias. ¡Hasta la próxima!

Miguel Ramón Bauset de Alboraya/Valencia, nuestro antiguo y constante colaborador, vuelve a compartir sus pensamientos en un nuevo material que escribió para este programa. Se titula SIÉNTATE.

Abundan cada vez más en nuestras ciudades, sobre todo junto a parques y jardines, pero también dentro de las urbes. Su misión es tan sencilla como importante, pues ofrece un alto en el camino del paseo, de la compra, o simplemente de querer contemplar el paisaje.

Por él desfilan buscando aposento todo tipo de personas, desde las mamás junto a los carros de los bebés, hasta los niños correteando de extremo a extremo, sin olvidar a los que esperan su medio de transporte jugando sin parar con el móvil o mirando el reloj por aquello de las prisas.

Allí está nuestro banco, inmóvil, atento a cuanto sucede a su alrededor y esperando a nuevos amigos que acuden a su modesta invitación al pasar por allí y verlo libre.

Esta mañana al dirigirme a recoger una carta a la oficina de correos cercana, observé como una señora entrada en años se había sentado en el banco de madera cercano al mercado, el que está junto al antiguo colegio. Dejaba sus dos ligeros bolsos bien colocados, bebía un buen trago de agua mineral que acompañaba a un tentempié con unas galletitas. Faltaba un cuarto de hora para que pasara el autobús de la playa, el que le conduciría a darse el primer chapuzón y disfrutar de unos pocos rayos de sol. Observaba, mientras, el panorama de alrededor, que era variado y diverso. Un gato hermoso maullaba por el tejado de enfrente, dispuesto a saltar hacia la siguiente azotea en busca de algún aperitivo que saciara su hambre. La vecina tendía su abundante colada que esperaba secarse en las próximas horas. Un técnico terminaba la instalación de una antena parabólica que posibilitaría una recepción mundial de canales televisivos y radiales. Los albañiles seguían con aquella finca que parecía eterna en sus múltiples derivaciones, si bien tampoco la plantilla iba en aumento. Hacia la derecha los pintores daban la última capa azulada a la terraza de recreo. Una abeja volaba hacia una flor cercana donde le haría una visita de proximidad. No muy lejanos los obreros de la contrata de luz arreglaban una avería surgida en las alturas. Un poco más arriba, las nubes indicaban lluvia cercana.

La señora del banco terminado de pintar hace una semana por los empleados municipales, entre sorbo y sorbo, observaba esta visión por el techo de los edificios. A pocos metros, los atletas aficionados y otros no tanto, iban y venían del parque anexo, las señoras se dirigían con sus carros a la compra en las tiendas cercanas, y un par de perros caminaban con sus dueños a contagiar de alegría los lugares que visitaban. La circulación, escasa. Tan sólo un par de coches, una moto y un repartidor de butano que se las estaba ingeniando para llevar la tercera bombona del día a la señora del quinto sin ascensor que, encima de no dar nunca una simbólica propina, ni se lanzaba a agradecer esa subida de escalones cargado con la mágica botella naranja.

El banco, nuestro banco soportaba y soportaba cuantos visitantes recibía, un día tras otro, las gotas de lluvia, el viento, el sol… todo sin rechistar lo más mínimo. ¡Ay si pudiera hablar la de historias que contaría! De seguro que habría para llenar varios tomos de estantes de las bibliotecas.

Nuestro banco inerte, con frio o calor, aunque truene o llueve permanecía allí sin moverse y a cuantos por allí pasaban les decía muy amistosamente y casi sin hablar, ¡ANDA CAMINANTE, SIÉNTATE!

Miguel Ramón Bauset 18.04.18 / 5

-Muchísimas gracias, amigo Miguel, por compartir tus observaciones y pensamientos, y deleitarnos así con auténticos trozos de vida. Un gran abrazo y ¡Hasta pronto!

Freddy Ampuero Saldivia nos manda sus saludos desde Ancud-Chiloé/Chile, su último informe de recepción, así como un interesante recorte de periódico chileno. Comenta este amigo que nuestros programas le gustan mucho porque son amenos e interesantes y con ellos aprende muchas cosas sobre Rumanía.

-Muchas gracias, Freddy, por volver a colaborar con nosotros y por apoyar nuestra labor. Me alegro mucho que sigas sintonizando constantemente nuestros programas y que te gusten. Recibe ya un cordial saludo a la distanciajunto con mis mejores deseos. ¡Hasta la próxima!