Domingo 25 de octubre
Primero, amigos, os quiero decir que, Bucarest, al igual que cada día más ciudades de Rumanía, ha entrado en el escenario rojo, después de que el coeficiente de contagios con el nuevo coronavirus acumulado en las últimas dos semanas haya superado el umbral de los 3 casos por mil habitantes. Por tanto, a partir del martes, durante dos semanas, la mascarilla protectora es obligatoria en todos los espacios públicos cerrados y abiertos. Se han suspendido las actividades dentro de restaurantes, cafés, cines, salas de espectáculos o salas de juego. Por último, pero no menos importante, los colegios y los institutos, que comenzaron las clases presenciales a mediados de septiembre, cambiaron a cursos exclusivamente en línea.
Victoria Sepciu, 25.10.2020, 05:31
Primero, amigos, os quiero decir que, Bucarest, al igual que cada día más ciudades de Rumanía, ha entrado en el escenario rojo, después de que el coeficiente de contagios con el nuevo coronavirus acumulado en las últimas dos semanas haya superado el umbral de los 3 casos por mil habitantes. Por tanto, a partir del martes, durante dos semanas, la mascarilla protectora es obligatoria en todos los espacios públicos cerrados y abiertos. Se han suspendido las actividades dentro de restaurantes, cafés, cines, salas de espectáculos o salas de juego. Por último, pero no menos importante, los colegios y los institutos, que comenzaron las clases presenciales a mediados de septiembre, cambiaron a cursos exclusivamente en línea.
Luego, el 25 de octubre celebramos el Día del Ejército Rumano. Con este motivo, normalmente se organizan ceremonias militares y religiosas, así como actividades conmemorativas en todas las guarniciones del país y en los teatros de operaciones del extranjero. Además, se organizan ceremonias especiales en Carei, en el noroeste del país, el último pedazo de territorio rumano ocupado por los húngaros en 1940. Esta victoria estuvo dedicada al rey Miguel, que aquel 25 de octubre cumplía 23 años de edad. Así, la fecha ha quedado en la historia gracias al rey. Recordamos que el rey Miguel, príncipe de Hohenzollern, reinó como el rey de los rumanos del 20 de julio de 1927 al 8 de junio de 1930, y otra vez del 6 de septiembre de 1940 hasta el 30 de diciembre de 1947 cuando fue depuesto por los comunistas y fue obligado a abandonar el país. Vivió en el exilio hasta 1997, cuando fue autorizado a volver a Rumanía. Contribuyó de manera decisiva al final de la Segunda Guerra Mundial, dado que decidió entonces la salida de Rumanía de la alianza con las Potencias del Eje y declaraba la guerra a la Alemania nazi y la Hungría de Horthy. Su valiente decisión hizo que la guerra acabara unos 6 meses antes de lo previsto. El rey Miguel falleció el 5 de diciembre de 2017.
Este año, sin embargo, el Día del Ejército Rumano se ha celebrado a través de actividades muy restringidas, impuestas por la pandemia.
Con esto, queridos oyentes, paso a contestar la correspondencia de hoy.
Os propongo que empecemos con el mensaje de un oyente argentino quien contactó con nosotros por primera vez: Mi nombre es Gaspar Ariel Melgarejo, vivo en la ciudad de Resistencia, provincia del Chaco, Argentina y tengo 42 años de edad. Les cuento que escucho emisoras de radio internacionales a través de internet entre las que se encuentra Radio Rumanía Internacional. Quiero felicitarlos por el trabajo que realizan ya que permite que las personas que vivimos en otro continente podamos conocer un poco más y estar informado de lo que acontece en su maravilloso país. En estos momentos en nuestro país estamos padeciendo las consecuencias del Covid-19 con una muy alta cantidad de contagios. El Gobierno dispuso medidas de restricción al movimiento de las personas para tratar de disminuir el número de contagios, pero no han sido muy efectivas. Yo por mi parte me encuentro trabajando desde mi casa bajo la modalidad de teletrabajo y eso me permite tener más tiempo para dedicarlo a la escucha de las emisoras internacionales. Les comento que mis programas favoritos son aquellos que dan a conocer la historia y las opciones turísticas de Rumanía. Me resultó interesante también un programa emitido esta semana en el que hablaron acerca de los problemas de la falta de autopistas y la inseguridad vial porque acá también tenemos el mismo problema. Para despedirme les envió un afectuoso y cordial saludo a todos los integrantes del Servicio en Español de Radio Rumanía Internacional.
-Bueno, Gaspar, primero quiero decirte que me da mucho gusto saber que escuchas nuestras transmisiones en castellano y que te gustan nuestros programas. Luego, te agradezco el mensaje y todo lo compartido y espero que mantengas el contacto. Por ahora, recibe un cálido saludo en la distancia y quedaré a la espera de tus noticias. ¡Hasta la próxima!
Jorge Bustos Alarcón de Tocornal-Talagante/Chile se pone en contacto con nosotros para enviarnos un gran abrazo de amistad y proporcionarnos datos de sus últimas escuchas. ¿Cómo están mis amigos de RRI?, escribe Jorge. Por estos lados, gozando de una excelente salud en mi zona y un clima bueno de 8 a 27 grados, se está manifestando la primavera y las hojas de los árboles emergiendo. El coronavirus aún presente y con medidas sanitarias. Les informo que las escuchas por onda corta son malas, gracias a la página web puedo estar con ustedes.
-Muchas gracias, Jorge, por volver a colaborar con nosotros y por enviarnos tus saludos y buenos deseos. Me alegra saber que estéis bien y ya disfrutando de la llegada de la primavera. Os envío a todos un fuerte abrazo junto con mis mejores deseos. ¡Hasta la próxima!
Entre la primavera, en el Hemisferio sur, y el otoño, en el Hemisferio norte, el mes de otoño marca entre otras el cambio horario. Éste es el tema del material que comparte hoy, Miguel Ramón Bauset de Alboraya-Valencia-España.
CAMBIANDO LA HORA
No hace demasiadas horas aquí en Europa hemos retrocedido sesenta minutos para recuperar ese tiempo que nos robaron en marzo.
Cada año se suceden estos dos cambios al año, dicen que para aprovechar mejor las horas del sol y a la vez ahorrar energía. Esta idea nació allá por el año 1974 con una crisis del petróleo, y sigue hasta hoy donde parece que se cuestiona que es un tema absoleto y que se debe tener el mismo horario todo el año. Pero claro, los países no se ponen de acuerdo así como así, y así seguimos hasta que al final algún día se lo tomen en serio.
Nunca se me olvidará que en aquel año del cambio, yo era un adolescente que se disponía a realizar un viaje fin de curso en Semana Santa y en autobús a tres países, uno de ellos Yugoslavia, y que al final unas maniobras del Pacto de Varsovia hicieron que este país se cambiara por otro, Austria.
Lo que iba a ser mi primera visita a un país del Telón de Acero, se convirtió en conocer a ese país alpino maravilloso en el que luego haría muy buenos amigos que aún conservo. En aquel año de 1974, solo hicieron el cambio unos pocos países, por lo que Europa era un conjunto de naciones con una variedad de horarios que te hacía cambiar el reloj a dos por tres. Una locura, vaya.
También recuerdo como Suiza fue muy reacio al cambio. Y aquella EMISORA SUIZA DE ONDAS CORTAS, después RADIO SUIZA INTERNACIONAL, informaba de los motivos con todo detalle. En el país helvético todo se somete a votación. Y resultaba ser que los ganaderos, que son muchos en el país, se negaban a dicho cambio porque, decían, alteraba la hora en que las vacas debían comer.
Al final entraron en razón y Suiza se unió al horario de verano.
Otra curiosidad radicaba en que durante muchos años la vuelta al horario de invierno tenía lugar el último fin de semana de septiembre, pasando después al último fin de semana de octubre.
En el mundo de las ondas cortas, en el mundo de la radio internacional, cuando en aquel entonces había cientos de emisoras en el dial, con sus correspondientes interferencias de la guerra fría, esta nueva hora estival se notó en la hora de recepción puesto que seguían emitiendo en la misma hora GMT, hoy UTC, y había que oírlos según el cambio a hora distinta.
Algunos pocos, sí que cambiaron la hora de emisión adaptándose al oyente sobre todo del continente desde donde emitían. Este es el caso de nuestra RADIO RUMANÍA INTERNACIONAL, que en cada cambio varía su horario de emisión UTC, lo que equivale a oírla invariablemente tanto en invierno como en verano aquí en Europa.
Un año más vuelven los estudios de que estos cambios alteran los organismos de las personas y producen trastornos, en mayor o menor escala fundamentalmente en ancianos y niños, y que no es tanto lo que se ahorra como los cambios y trastornos que producen.
En los últimos años, los países de la Unión Europea se reúnen y planean la vuelta a un horario uniforme los 365 días del año. Sin fecha fija de aplicación y, por supuesto ni cuál va a ser la hora, el asunto está en el aire, esperando quizás mejores momentos.
Cada vez que se cambia la hora nos sentimos un poco extraños sobre todo en función de la luz solar. Menos mal que el cambio se hace en la noche del sábado al domingo, porque de lo contrario, más de la mitad irían tarde a trabajar, ese día y algún que otro siguiente.
En el primer trimestre del año te quitan una hora para devolvértela en el cuarto. Y ese cambio que parece irrisorio, se nota y no poco.
Hoy, precisamente hoy, hemos observado que amanece más temprano, pero también que anochece antes. Cada día será así, las tardes durarán mucho menos en cuanto a luz, y para algunos, sobre todo para los que no pueden conciliar el sueño, las noches serán largas y eternas. Para algunos, la radio será su compañera una hora tras otra, para otros el sonar de los campanarios allá donde aún les dejen sonar interrumpiendo las madrugadas.
En cualquier caso, la hora de invierno ha llegado por estos lares. Ojalá dentro de 5 meses cuando venga un nuevo cambio, esta vez con aires primaverales, este virus y esta pandemia, hayan desaparecido por completo, y podamos recuperar las sencillas costumbres de nuestra vida cotidiana.
-Muchas gracias, Miguel, por haber compartido datos y reflexiones sobre este tema actual, un fuerte abrazo y ¡Hasta pronto!
Este cambio de hora que se produce el último domingo de octubre de cada año forma parte de una Directiva Europea de 1999 que también establece la aplicación del horario de verano a finales de marzo. Esta normativa es de obligatoria aplicación en todos los países miembros de la UE y tiene como objetivo lograr un ahorro energético y aprovechar las horas de luz natural.
La misma institución realizó en 2018 una consulta pública a todos los ciudadanos europeos en la que más del 80% de los 4,6 millones de personas que participaron se mostraron a favor de acabar con los cambios de hora. Con este resultado, la Comisión propuso acabar con esta práctica y que en marzo de 2019 se produjese el último cambio de hora. La falta de consenso entre los estados y de evaluaciones de impacto ha hecho que Europa retrase hasta 2021 la posible anulación del cambio horario.
Los países europeos tienen de plazo hasta abril de 2020 para decidir si se quedarán con el horario de verano o con el de invierno. Si optan por la primera opción, el último cambio de hora tendrá lugar en marzo de 2021, mientras que el reloj se cambiará por última vez en octubre de 2021 en aquellos países que decidan permanecer en el horario de invierno.
El origen del cambio horario se remonta a la Antigua Roma, cuando las clepsidras o reloj de agua de los romanos tenían diferentes escalas en función del mes del año que fuera. Así, en la latitud de Roma, la tercera hora tras el amanecer, la hora tertia, empezaba (usando el horario moderno) a las 09:02 y duraba 44 minutos en el solsticio de invierno, pero en el de verano comenzaba a las 06:58 y duraba 75 minutos, según relata el historiador Jérôme Carcopino. Mucho más cercano, otro de los antecedentes del moderno horario de verano se remonta al 30 de abril de 1916, cuando, en mitad de la Primera Guerra Mundial, el gobierno alemán decidió que todos los relojes se adelantarán una hora para reducir el uso de luz artificial y ahorrar energía.
Dos años más tarde y, con el mismo propósito de ahorrar energía en el marco de la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow Wilson firmó un decreto en 1918 para adelantar la hora. No obstante, todas estas iniciativas fueron revertidas una vez que acabó la guerra. La costumbre de atrasar el reloj en invierno y adelantarlo en verano se empezó a usar de forma generalizada en 1974, tras la primera crisis del petróleo, para poder aprovechar mejor la luz del sol y consumir menos electricidad.