Domingo 11 de octubre
Por aquí, amigos, tuvimos una semana con tiempo variable, varias zonas del país estuvieron bajo alerta amarilla por inestabilidad atmosférica y lluvias. Las temperaturas máximas se situaron entre 18 y 25 grados centígrados.
Victoria Sepciu, 11.10.2020, 05:31
Por aquí, amigos, tuvimos una semana con tiempo variable, varias zonas del país estuvieron bajo alerta amarilla por inestabilidad atmosférica y lluvias. Las temperaturas máximas se situaron entre 18 y 25 grados centígrados.
El lunes fue el Día Mundial de los Docentes, día celebrado anualmente el 5 de octubre desde 1994 y cuyo objetivo es conmemorar el aniversario de la suscripción de la Recomendación de la OIT y la UNESCO relativa a la Situación del Personal Docente (1966). Esta Recomendación establece criterios de referencia en cuanto a los derechos y responsabilidades del personal docente y normas para su formación inicial y perfeccionamiento, la contratación, el empleo, y las condiciones de enseñanza y aprendizaje. Es una ocasión para destacar los progresos alcanzados y reflexionar sobre las maneras de hacer frente a los desafíos pendientes a fin de promover la profesión docente. Es asimismo la oportunidad de honrar la profesión docente en el mundo, hacer un balance de los logros y llamar la atención sobre el papel desempeñado por los docentes, quienes ocupan el centro de los esfuerzos que se llevan a cabo para alcanzar el objetivo mundial de que nadie quede rezagado.
Este año, el Día Mundial de los Docentes ha rendido homenaje a los docentes bajo el tema “Docentes: liderar en situaciones de crisis, reinventar el futuro. La pandemia de COVID-19 ha aumentado los desafíos ya numerosos a los que hacen frente los sistemas educativos a través de todo el mundo. Ahora más que nunca, los Gobiernos deben tomar medidas especiales y trabajar con los docentes para proteger el derecho a la educación y guiarlo en el contexto evolutivo que ha provocado la pandemia.
Después de que Rumanía haya registrado una ola de más de 3.000 casos al día y nuevos récords respecto al número de muertes en un solo día y de personas ingresadas en las unidades de cuidados intensivos, el Comité Nacional para Situaciones de Urgencia ha anunciado nuevas restricciones para prevenir la propagación del nuevo coronavirus. Sin embargo, son restricciones locales, según la tasa de infección. Serán puestas en cuarentena las localidades que superan el índice de infección de 3 por cada mil habitantes en los últimos 14 días. Se prohíben acontecimientos como bodas y bautizos en las localidades en que el índice supera el 1,5 por cada mil habitantes. El índice de propagación del nuevo coronavirus conlleva también el cierre de los restaurantes y los cafés en las zonas afectadas. En Bucarest, donde el número de infecciones diarias es el más alto del país, se han tomado varias medidas. Entre ellas están las de cerrar los restaurantes y los cafés, prohibir la organización de acontecimientos en los salones de actos, imponer el uso de mascarilla cerca de los centros de enseñanza a una distancia de 50 metros como máximo o intensificar los controles en el transporte público, en los mercados, en las ferias y en las piscinas de interior. Se han cerrado también las salas de espectáculos, los cines y los teatros de la capital.
Y ahora, queridos amigos, paso a contestar las cartas y los mensajes de hoy: Manuel Borros, un oyente nuestro que reside en Reque-Perú, se pone en contacto con nosotros para saludarnos e informarnos que escucha nuestras transmisiones en castellano y que le gustan mucho porque los programas son variados y le ofrecen muchos datos de interés sobre Rumanía. Manuel promete que mantendrá el contacto con nosotros y que intentará enviarnos con regularidad datos y comentarios sobre los programas sintonizados. Mi localidad, escribe este amigo, se ubica en el departamento Lambayeque, provincia de Chiclayo. En Reque el clima es muy agradable durante el año y la mejor época para visitar la localidad es desde principios de mayo hasta mediados de octubre.
-Muchas gracias, Manuel, por contactar con nosotros para saludarnos y compartir estos datos. Me alegro que te gusten nuestros programas y que quieras conocer más cosas sobre Rumanía. Muchas gracias por todo, amigo, recibe un muy cordial saludo desde aquí y será ¡Hasta la próxima!
Como vivimos en una época marcada por el rápido desarrollo tecnológico, muchas de las cosas que antes hacían parte de nuestra vida y parecía que iban a durar para siempre han desaparecido o son artefactos expuestos en los museos. En los minutos que siguen, Miguel Ramón Bauset de Alboraya-Valencia, recuerda uno de ellos: LA CABINA DEL BARRIO
Parece increíble cómo evolucionan las cosas y a veces sin darnos cuenta, y lo que es más simple, sin que le demos importancia.
Dentro del mobiliario urbano de cada ciudad llama poderosamente la atención una cabina que hasta hace no demasiados años formaba parte de nuestro acontecer diario. Eran las cabinas telefónicas, para llamar a cualquier lugar y en cualquier momento. Había varias diseminadas por las calles.
Los modelos han ido cambiando con el tiempo. Las primeras eran cerradas y te protegían de la lluvia. Los cristales de las mismas ofrecían publicidad, y así de paso no te daba tanto corte que te vieran desde el exterior.
Hablando de cabinas cerradas, el trece de diciembre de 1972, se estrenó en España una magnífica película de Antonio Mercero protagonizada por José Luis López Vázquez que narraba las peripecias, que luego se fueron agravando, de un hombre que entró simplemente a una cabina de un parque a efectuar una llamada telefónica, y se quedó allí atrapado sin poder salir. Una auténtica obra de arte cinematográfica que todos recuerdan. Se llamaba LA CABINA.
Las cabinas al igual que los buzones de correos han jugado un papel importante en la vida de las personas.
Quien se iba a imaginar que un día no necesitaríamos ni ir a una central telefónica ni a una simple cabina porque nosotros tendríamos una máquina en el bolsillo con la que poder llamar y comunicarnos con el mundo a la hora que quisiéramos. Alucinante de verdad.
Frente a una cabina se formaban largas colas de espera puesto que no se sabía lo que tardaría el que estaba dentro llamando, y era curioso observar desde fuera si le quedaban pocas monedas o no. Siempre se andaba mirando el reloj, que en aquel entonces también formaba parte de nuestras vidas, no como ahora que el chivato de la hora es el móvil.
A recordar esas interminables llamadas a los seres queridos, o los soldados haciendo la mili a sus casas. De vez en cuando también te encontrabas la sorpresa del idioma en que hablaban porque no era usual encontrarte a muchos extranjeros viviendo por estos lares.
Las cabinas en ocasiones ofrecían sus particulares problemas, por ejemplo tenían el cajetín lleno y no admitían monedas, o no querían de determinado tipo, o se tragaban las monedas y no te dejaban hablar…
Antes de terminar el tiempo programado de acuerdo a las monedas que le habías puesto, sonaba un pitido avisándote que quería más dinero y si no te dabas prisa aquello se cortaba y…vuelta a empezar!
Mucha gente, cansada de esperar, abandonaba la cola, y marchaba en busca de otra cabina si la llamada le urgía, o de lo contrario se lo dejaba para la mañana siguiente. Toda una aventura.
También había cabinas en los bares, en una esquina de la barra, pero no era muy buscada porque hacía mucho ruido de fondo y los pasos por minutos se cobraban más caros.
Luego aquello de estar cerrado pasó a mejor vida, eran espacios abiertos, con el ruido que ello conllevaba, y con el percance de que alguien cercano podía enterarse de cuanto hablabas. De esta forma en espacios de mucha demanda, como en las playas, en Pascua o verano se instalaban cabinas concatenadas que eran desmontadas después.
Pero, vino la evolución de la telefonía, y nuestra amiga la cabina fue perdiendo poder y recibiendo menos usuarios.
La invasión de los teléfonos móviles estaba al caer y aunque los primeros eran unos ladrillos de considerable tamaño, y valían muy caros, poco a poco se fueron haciendo familiares y hasta personales.
Que lejos quedaba aquello de ir a la central telefónica de turno, que estaba dentro de una casa particular, pedir conferencia a un lugar no muy lejano y decirte aquella señora que se enteraba de todas las conversaciones, que demoraría tres horas porque hay escasez de líneas, y tú mientras te armabas de paciencia en aquel banco medio destartalado que habías tenido suerte de encontrar.
Y qué decir de aquel sistema de teléfono antes de llegar los botones, que era de rueda de números y que terminabas con un dolor de dedos hasta allá porque no conseguías hablar ni a la de veinte.
Que pasado tan curioso este de las cabinas, que forma parte de nuestra historia, de cuando Telefónica era monopolio, y los móviles estaban como internet en una gran lejanía.
Hoy quedan muy pocas y nadie las utiliza. Ya no las mima la empresa propietaria, sufren actos de gamberrismo como robar auriculares o estar rodeadas de pintadas de difícil significado. Cualquier día las retiran y nadie se acordará más de ellas.
Tan sólo permanecerán en el recuerdo de una generación que las disfrutó y supo aprovecharse de ellas
-Muchas gracias, Miguel, por compartir este interesante material. He leído en internet que el inventor estadounidense William Gray instaló la primera cabina telefónica en un banco de Connecticut en 1889, iniciando así una nueva era de comunicación pública. La ciudad de Nueva York contó en su día con 35.000 cabinas telefónicas.
Bajo el epígrafe de “otras facilidades del servicio la Revista Telefónica Española, en su número de septiembre de 1928, daba noticia de la instalación de los primeros teléfonos de pago previo, y uso público, que se comenzaban a instalar entonces, por la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE).
https://historiatelefonia.com/2018/08/11/los-telefonos-de-pago-previo/