Domingo 30 de agosto
-Bueno, amigos, el último domingo de agosto para mí es siempre diferente porque pone punto final a las vacaciones, a la libertad, al buen tiempo y a un sin fin de cosas que me hacen sentir melancolía. Además, para los que somos profesores, el primero de septiembre arranca el nuevo curso escolar que este año nos preocupa aún más debido a la pandemia. Ha sido un verano atípico y las vacaciones más complicadas hasta ahora.
Victoria Sepciu, 30.08.2020, 06:21
-Bueno, amigos, el último domingo de agosto para mí es siempre diferente porque pone punto final a las vacaciones, a la libertad, al buen tiempo y a un sin fin de cosas que me hacen sentir melancolía. Además, para los que somos profesores, el primero de septiembre arranca el nuevo curso escolar que este año nos preocupa aún más debido a la pandemia. Ha sido un verano atípico y las vacaciones más complicadas hasta ahora.
Con esto veamos ya qué nos cuentan los amigos que se han puesto en contacto con nosotros: Muchos saludos para la audiencia de Radio Rumania Internacional, escribe Luis Gerardo Pérez Loyola desde Valle de Chalco Solidaridad-México. Tarde, casi dos meses en escribirles, ya saben… El trabajo, venir cansado a casa, con los quehaceres encima… UFFFFF. Literal, vengo muerto, pero con la esperanza de que algún día todo esto de la pandemia canija del Covid19 se acabe pronto, si no es con una vacuna, que sea con lo que caiga. Hoy quisiera comentar algunas cosas que me han pasado por todo el tiempo de la pandemia, pues sigo trabajando en la línea 12 (dorada) del metro de la Ciudad de México (con ya un año de permanecer ahí, y en espera de mis vacaciones, pues no he descansado) y preparándome para muchas cosas que vendrán en el futuro para mí.
Durante el año que estoy en la mencionada línea del metro, tuve de todo y para todo: he visto pasar desde fanáticos del futbol (principalmente de los equipos América, Cruz Azul y Pumas UNAM), mentadas de madre de pasajeras molestas por tratar de entrar a un tren (si son de complexión grande, o sea gordas, peor), aperturas de alcancía (es decir, se caen de las escaleras y se abren la cabeza saliendo sangre de la misma, y después de levantar al herido, limpiar la sangre con todo y los nervios que me salían), detenciones de ladrones y acosadores de mujeres (aquí en la capital, eso ya es delito), HASTA UN TEMBLOR QUE NI LO SENTÍ POR COMPLETO, no más me concentré en mi trabajo. En fin, tuve mi primer año de locos en dicha línea, con todo y las otras cosas que me han tocado.
Cuando empezó la pandemia del coronavirus en México, para marzo de este año, tenía el temor de perder el empleo que hoy tengo y que he soportado. Varios de mis compañeros de trabajo de limpieza (principalmente gente de la tercera edad que trabaja) se tuvieron que resguardar para evitar contagiarse y estar seguros, aunque la mayoría no tiene afiliación alguna al seguro social federal, para sus medicinas y todo lo que les necesite. Yo por mi parte, me tuve que resguardar con lo que podía y con lo que tenía. Obligado, hay que usar guantes, cubrebocas (mascarillas) y caretas transparentes de acetato para proteger el rostro y evitar contagiarme.
Durante los meses que padecemos de la pandemia, la red del Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México quedó vacío y paralizado, con 38 estaciones cerradas temporalmente, hasta finales de junio que reabrieron, pero extremando las medidas de sanidad: NO DEJAR ENTRAR A QUIEN NO PORTE EL CUBREBOCAS, usar gel antibacterial y mantener la sana distancia OBLIGATORIA.
AUN ASÍ, la pandemia la trataremos de sobrellevar y aún más con la mentada nueva normalidad con las mismas características de la anterior, nos tendremos que cuidar mucho para evitar contagiarnos entre sí. Hay muchos que de manera aferrada, siguen manteniendo su necedad de que el coronavirus es un invento, que es un producto creado por una nueva orden mundial, que nos quiere dominar los poderosos, que esto, que el otro… Hay, un sin fin de teorías y conspiraciones ridículas que ya nos traen HARTOS, y que de plano, NI TIENEN SUSTENTO, CARECEN DE PRUEBAS AUDIOVISUALES E IMPRESAS, SOLO OYEN LO QUE LES CONVIENE ETC.
Pero por ahora, dejemos que todo esto siga su curso, intentando tratar de buscar una solución a este problema a como dé lugar. Seguiremos cubiertos por el momento, mientras tanto, seguiremos oyendo radio, y más si es la onda corta, que nunca, NI EN LAS PEORES TRAGEDIAS, nos ha abandonado.
Les adelanto que mi próximo cumpleaños es el día 19 de septiembre, cumpliré 30 años de edad, y, pues debido a esta misma situación ya mencionada, lo tendré que festejar en casa y viendo el partido de fútbol América vs. Guadalajara de la liga mexicana de fútbol, por la televisión, y degustando un rico pastel en compañía de mi familia. De regalo, pido una radio de onda corta, quien quiera regalarme uno en buen estado que les sobre, no más mándenme mensaje privado y listo.
-Muchas gracias, Luis, por contactar de nuevo con nosotros para saludarnos y compartir lo tuyo. Me alegra que estés bien y que hayas logrado continuar con tu trabajo en el metro. Sin embargo, me he quedado muy impresionada con los detalles que has compartido. Espero, amigo, que este difícil periodo finalice cuanto antes. Muchas gracias por todo, Luis, te mando un fuerte abrazo en la distancia junto con mis mejores deseos. ¡Cuídate mucho! y ¡Hasta la próxima!
Diego Echeverri de Tamesis-Antioquía-Colombia se pone en contacto con nosotros para saludarnos e informarnos que escucha nuestros programas desde hace mucho tiempo. Me gusta mucho la cultura de Rumanía y espero algún día visitar este hermoso país. Quiero compartir con todos ustedes estas imágenes de mi pueblo Tamesis, deseándoles a todos muchos éxitos.
-Bueno, Diego, me alegra mucho saber que escuches nuestras transmisiones en castellano y celebro que hayas decidido a contactar con nosotros. Te agradezco lo compartido y espero que vengas a vernos cuando sea posible. No sé si sabes, pero Mario Fernando Martínez Yory de Puente Nacional Santander, un gran amigo colombiano, nos visitó hace unos años. Aprovecho esta circunstancia para enviaros a los dos un gran abrazo y un cálido saludo desde Bucarest. ¡Hasta la próxima!
Miguel Ramón Bauset desde Alboraia-Valencia-España comparte la segunda parte de su material sobre los compis:
LOS COMPIS DE LAS TRES (II)
A las doce de la noche de ese viernes en el que todo el mundo se despedía tan normal hasta el día siguiente, comenzaba a tener efecto el estado de alarma por la pandemia del coronavirus y todas las actividades se paralizaron o se redujeron a la mínima expresión. Los lugares de reunión los primeros.
Los compis, esos que se reunían cada día en sociedad para leer las noticias, jugar entre amigos, o conversar de los últimos acontecimientos o aquellos que les iba a deparar el futuro, se quedaron en casa durante mucho tiempo en espera que la situación mejorase.
Había que salir a la calle lo mínimo y ellos siendo situación de riesgo no eran los más indicados.
Todo aquello pasó al recuerdo y quien sabe cuándo volverá y en qué condiciones. Nada será igual. Incluso algunos ya no estarán…
Este triste episodio que nos ha tocado vivir, lo ha volcado y cambiado todo, todas las cosas que hacíamos, las fiestas, las reuniones, el trabajo, e incluso las vacaciones. Con la mascarilla como compañera inseparable, lo hacemos todo y vamos viviendo el día a día, procurando no caer en las garras del virus.
Estamos esperando la vacuna como maná del cielo: Mientras tanto a seguir viviendo con medidas de prevención y a lo que nos digan las autoridades sanitarias.
Los compis se habrán entretenido en casa como mejor habrán sabido hacerlo. A más de uno le habrá venido la palabra aburrimiento, el no saber qué hacer. Y esto mismo durante muchos meses no se digiere con facilidad.
La televisión, la lectura, escuchar buena música, algunos hasta conectarse a internet o jugar con el móvil, sin olvidar echar una mano en casa que siempre viene bien.
Pero a pesar de que todo estuviera bien montado, siempre se habrá quedado en falta la socialización, esos amigos con los que alternar un rato y que ahora poco se ha sabido de ellos si no es con una llamada de teléfono.
Triste panorama este que nos ha tocado vivir, casi de sorpresa, pero colaborando todos, saldremos adelante y esperemos que muy pronto.
Pasó el estado de alarma, se mejoraron las normas y, los centros de reuniones como el lugar donde lo hacían nuestros compis, empezaron a abrir las puertas con limitaciones de aforo y de reunión.
Los horarios también fueron aumentando en forma escalonada… pero al lugar de encuentro, a esa cita imparable de las tres en punto, llueva, se te lleve el viento o haya que ir en barca, nadie acude. Los otros grupos tampoco van. A pesar de la suavización de las medidas, tienen miedo y no acuden por allí.
Aisladamente alguno de la sociedad va un rato por la mañana, almuerza, consulta el periódico, y a mediodía marcha a casa en busca de la merecida comida.
El bullicio del café de la tarde con ese ir y venir de risas, juegos y habladurías, está aparcado y nadie sabe hasta cuándo.
Puestas así las cosas, el local histórico que cuenta con un buen aire acondicionado para pasar el rato, y que se agradece en estas fechas, abre bien temprano para los desayunos, sigue con los exquisitos almuerzos y no tiene más remedio que cerrar sobre las tres de la tarde apenas entrados los últimos a por una cerveza con un vaso helado que saborean al minuto y no dejan ni una gota.
A nuestros compis se les puede ver algunas veces por la calle, individualmente, paseando, comprando en una tienda cercana o simplemente sentados en un banco del paseo a la sombra , mientras llega el peregrinar de los vehículos por exterior, con pitadas y con prisas siempre, o escuchando a los pájaros mientras vuelan de árbol a arbusto como saludando desde un poco más arriba, mientras la ligera brisa intenta disimular la cálida mañana que sin querer se adueña del estío a pesar de que los días sean cada vez más cortos.
La vida sigue, paso a paso, pero de una manera diferente, siempre por el mismo tema.
En pocos días, las aulas, que se cerraron también por aquellos días, van a volver a cobrar vida. También de una forma distinta, pero allí estarán profesores y alumnos.
Y los compis de las tres, también se reunirán de nuevo en un día no lejano donde podamos volver un poco como antes y recordando este mal sueño que nos ha trastocado todo, absolutamente todo.
-Muchas gracias, Miguel, por colaborar de nuevo en este programa. Un abrazote y ¡Hasta pronto!
Luis Camarillo reside en El Paso TX y está interesado en cartearse con personas de todo el mundo. Su dirección postal es:
3014 Monroe Ave, El Paso TX 79930, EE.UU.