Domingo 6 de abril
Cartas de la semana
Victoria Sepciu, 08.04.2014, 19:59
– José Moacir Portera de Melo desde Pontes e Lacerda/Brasil nos manda varios informes de recepción y comenta que sigue escuchando nuestros programas en español porque le gustan mucho, también nos asegura este amigo que continuará a la escucha.
-Muchas gracias, José, por volver a colaborar con RRI y por desear haciéndoloun año más. A mi turno te mando un afectuoso saludo desde aquí y mis mejores votos para este año. ¡Hasta la próxima!
– Rafael Gustavo Grajeda Rosado nos escribe de nuevo desde Veracruz-México y, esta vez, nos hace llegar sus mejores deseos para este año y su último informe de escucha. Asimismo Rafael nos anima a continuar con nuestra labor radiofónica.
-Te lo agradezco, amigo, y espero que este año sea mucho mejor para ti y los tuyos y que te traiga mucha salud y prosperidad. Un fuerte abrazo, Rafael, y me quedo a la espera de tus noticias. ¡Hasta la próxima!
– Yasmany Machado McCarthy nos manda un abrazo cordial, desde Fomento-Sancti Spíritus/Cuba y nos informa que entre el 27 y el 30 de marzo su ciudad Fomento se convirtió en la capital del teatro en Cuba, con el Festival de aficionados nacional Olga Alonso. Más información al respecto encontramos en el portal web de cultural municipal de Fomento y provincial de Sancti Spiritus.
-Muchísimas gracias, amigo, por compartir con nosotros esta noticia. Pronto saldrá de aquí un envío con las tarjetas QSLs restantes y demás materiales. Por ahora recibe un gran abrazo y mis mejores deseos. ¡Hasta pronto!
– Miguel Ramón Bauset nos hizo llegar este comentario desde Alboraya-Valencia-España:
“Hermana lluvia,
En este domingo primaveral, que no de temperaturas y con la hora veraniega recién estrenada, aunque el verano todavía se divisa allá por el infinito, cuando el descanso de la Semana SANTA, se acerca a pasos agigantados la gente tiene ganas porque este año se ha hecho de rogar, y cuando uno está mas que alegre porque turismo de Rumanía también ha estado en la feria de Turismo de Barcelona que esta tarde se ha clausurado en la Ciudad Condal con gran éxito, el que suscribe desde esta ventana amiga del Club de RRI cada domingo, está muy preocupado de un tema tan necesario y actual como es la falta de lluvia, en estas tierras mediterráneas alrededor de Valencia donde este elemento hace muchos meses que no figura en la actualidad diaria de su contacto con la tierra. Esta tarde abriliana decidió cubrirse de nubes, mis amigas que parecen torres enfadadas y algodonosas, que, altas, recorren con intensidad los cuatro puntos cardinales en un abrir y cerrar de ojos acompañadas de ese vientecito mojado y cortante que viene a indicarte que vayas buscando refugio.
Bandadas de pájaros deben interrumpir su paseo vespertino y comienzan a hacer círculos con una calidad y perfección exquisita digna del mejor dibujante, anunciando que esas gotitas de allá arriba ya no pueden mas, no tienen mas aguante, y se debe de buscar donde protegerse los siguientes minutos. No lejos la divisoria terrícola nos acerca a una legión de hormigas que, como si del pleno corazón de África se tratara, marchan en fila india cargadas de esos ínfimos alimentos sobre su cabeza, en busca de su almacén casa, donde deben llegar antes de que todo se encharque y la entrada quede inservible e inundada. Los últimos gorriones cantan y se mueven de árbol en árbol mientras todo el mundo mira al cielo a ver si de verdad hoy llueve.
Pero no, alarma falsa, un viento rápido y destemplado mueve las persianas, sobre todo las del cuarto piso de la casa de enfrente, donde hace tiempo se mudaron los últimos vecinos y dejaron medio a la buena de Dios ciertos enseres que cuando el viento de nuestro golfo se presenta, el festival de ruidos como de un pueblo abandonado y el ir y venir de persianas y ventanas son mas que una anécdota. Nuestro viento, que sí aparece muy a menudo, ha desfilado unos minutos y aquel panorama negro a mas no poder del atardecer alborayense ha dado paso a un sol débil e incluso allá en el fondo donde las olas subían medio metro y las gaviotas ni aterrizaban en busca de sus pececitos desorientados que arribaban a la costa sin poder ni utilizar la dirección hacia donde se dirigían. Como lo cuento, sin lluvia, y así llevamos… Cayeron cuatro gotas para disimular y ensuciar a los coches que con esto de la crisis aguantan de llevarlos al lavadero y ahora tienen los cristales plenos de polvo y las señoras gotas de visita formando plásticos mensajes que habrá que eliminar si se quiere conducir como debe de ser y evitarnos unos euritos de inscripción policial de tráfico, que tanto nos duele pagar aunque sea de muy escaso valor.
Habrá que seguir esperando o en su defecto sacar al Santo en rogativa para ver si nos hace caso y limpia la atmosfera de tanta invasión microbiana que nos acompaña. En mi infancia, no tan lejana, las calles eran recorridas por personajes que vendían o arreglaban cualquier cosa. El mas recordado musicalmente hablando era el afilador que avisaba con un silbato muy característico. Yo en esa época, siempre estaba silbando, yo y mis trenes o tranvías de madera que montaba en un abrir y cerrar de ojos. Cuando llegaba el afilador debía esconderme para no hacer competencia de sonidos. Otra persona muy popular era la paragúera, que evidentemente arreglaba paraguas, fundamentalmente varillas, o el corazón del utensilio que intentaba protegernos de la lluvia. Sobre todo vino una mujer que yo siempre saludaba, se llevaba el paraguas hoy y lo devolvía la semana siguiente. Así se ganaba unos durillos. Hoy si pasara por aquí nadie le haría caso y no ganaría ni para volver con el metro a casa. La mayoría no saben ni donde tienen el paraguas desde que lo usaron la última vez, y tardarían en quitarle hasta el polvo de tanto descanso que ha tenido. Ni siquiera los paraguas hacen la siesta con la lluvia. Ni una gota vamos.
Hace unos pocos años visité unos días a una amiga, a una excelente amiga que disfrutaba de una beca en Santiago de Compostela, en la Galicia española. Allí, como ahora, llovía hasta varias veces al día. Aparte de estar acostumbrados, esta lluvia le da un encanto a su paisaje tan verde que siempre tienen. Quise llevarme un buen impermeable de estos que te cubren de arriba a abajo y al final compré dos para tenerlos con mis tres paraguas inmensos adquiridos en una tienda bilbaína del casco viejo, en otros viajes anteriores. En honor a la verdad debo decir que estos elementos para protegerme de la hermana lluvia, están todavía sin estrenar, lo que resulta tan curioso que demuestra que de llover aquí nada de nada.
Esperemos que cuando llueva, lo haga moderadamente para que de ella puedan aprovecharse todos los sectores principalmente los campos y sus flamantes cosechas, que por allí se encuentran,
Y mañana, cuando el sr que domina la luz de los cielos a través de sus poderosos rayos, allá arriba, nos ponga en pie a todos para decirnos que el trabajo nos espera, las hormigas habrán vuelto a sus travesuras por los jardines, sendas y caminos polvorientos en busca de alimentos con el sonreír del amanecer, las aves a juguetear en los jardines picoteando lo que encuentren y sembrando felicidad por doquier, y allá donde las olas comparten espuma, fuerza y debilidad, la fauna marina volverá, toda mojada, a sus andadas. Ya se sabe, después de la tempestad vuelve la calma. Volverán otras tempestades, pero después de ellas deberemos corresponder con una calma que al menos sabremos encontrar.”
– Varios sobres nos llegan desde Holguín-Cuba de parte de nuestro constante oyente Emilio Mariño Allén. Son varios informes de recepción, pero también cosas suyas y comentarios acerca de nuestros programas que, asegura este amigo, sigue escuchando siempre que puede.
-Muchísimas gracias, Emilio, por todo lo enviado, por tu interés y por mantener el contacto con nosotros. A mi turno, amigo, te mando un cordial saludo a la distancia y será ¡hasta la próxima!
– Nos escribe por primera vez, Roberto Galves Pontes, un radioescucha que reside en Rio de Janeiro-Brasil. Este amigo nos comenta que escucha regularmente nuestros programas en castellano y que le gustan mucho. Adjunta su primer informe de recepción y sus comentarios acerca de lo escuchado.
-Muchas gracias, Roberto, por escribirnos y por estar interesado en colaborar con nosotros. Pronto, amigo, recibirás lo solicitado. Por ahora te mando un cordial saludo y me quedo a la espera de tus próximas noticias. ¡Hasta la próxima!