Bloqueo político en Chisináu
Rumanía está preocupada por la aguda crisis política en la vecina República de Moldavia (exsoviética, con mayoría de rumanohablantes).
Bogdan Matei, 12.06.2019, 15:30
La República de Moldavia fue creada sobre los territorios rumanos anexados por la Unión Soviética en 1940 a raíz de un ultimátum y siempre ha ocupado un lugar especial en la agenda de Bucarest. Cuando el 27 de agosto de 1991, después del fracaso del golpe de Estado neobolchevique de Moscú, Chisináu proclamó su independencia, Rumanía fue el primer país del mundo en reconocer el nuevo Estado el mismo día de su proclamación. Durante casi tres décadas, Rumanía ha sido el defensor más enérgico y consistente de su soberanía e integridad, así como de sus aspiraciones de integración europea ofreciendo siempre respaldo político.
Por lo tanto, es normal y legítima la preocupación en Rumanía por el bloqueo político sin precedentes en Chisináu, donde dos Gobiernos paralelos se están disputando la legitimidad y se acusan mutuamente de haber llevado a cabo un golpe de Estado. El Parlamento de Bucarest debatirá la próxima semana la situación de allí. Después de mantener consultas con el presidente Klaus Iohannis, la primera ministra Viorica Dăncilă ha dado a conocer que se ha creado una comisión integrada por todos los responsables de la toma de decisiones, incluida la Administración Presidencial, que permitirá una posición común sobre la situación en el Estado vecino. Mientras tanto, las autoridades de Bucarest llaman a la calma para garantizar una transición pacífica y salir de la crisis. Rumanía cree que en un Estado democrático la voluntad de los ciudadanos, expresada por voto y reflejada en la configuración política del Parlamento, es la única que garantiza un proceso político legítimo.
Rumanía desea continuar la asociación estratégica para la integración europea de la República de Moldavia, que es la base esencial de la relación bilateral, y espera que las autoridades de Chisináu apliquen estrictamente esta asociación y continúen el curso europeo con firmeza y coherencia, aplicando los acuerdos de asociación y de libre cambio con la Unión, así como todas las reformas necesarias para acercarse a Europa.
Bucarest también considera muy importante el claro compromiso de la República de Moldavia con los proyectos de cooperación con Rumanía. El Ministerio de Relaciones Exteriores en Bucarest también tiene en cuenta las posibles protestas en la República de Moldavia y recomienda que los rumanos que viajen allí, especialmente a la capital, Chisináu, se informen sobre las manifestaciones que se están realizando para poder evitarlas.
Mientras tanto, la nueva mayoría parlamentaria en Chişináu, formada por socialistas prorrusos y la derecha proeuropea y que instaló el gabinete de Maia Sandu, ha adoptado una serie de actos legislativos para «terminar con el régimen oligárquico», destinados al hombre fuerte de este régimen, Vladimir Plahotniuc.
A su vez, el Gobierno en funciones, controlado por Plahotniuc y encabezado por Pavel Filip, ha organizado una reunión de la comisión para situaciones excepcionales. Los ciudadanos de la República, citados por la prensa, se lo toman con humor y la última broma es, citamos textualmente, «tenemos dos Gobiernos por si uno se estropea».