La vida del último soberano de Rumanía
Miguel I, el último rey de Rumanía, ha fallecido en Suiza tras un largo y duro período de sufrimiento.
Mihai Pelin, 05.12.2017, 14:10
Después de un largo y duro período de sufrimiento, Miguel I, el último rey de Rumanía, ha fallecido en Suiza. Muy enfermo, con 96 años de edad, el rey padeció metástasis de cáncer y leucemia crónica. Debido a su enfermedad, se vio obligado a retirarse de la vida pública en 2016 cediendo su título de monarca a la princesa Margarita, heredera de la Corona. El estado de salud no le permitió al soberano participar, el año pasado, en Curtea de Arges, en el funeral de su esposa, la reina Ana de Borbón-Parma, que murió a los 92 años de edad. Los dos se casaron en 1948 y formaron la pareja real más longeva de la historia de Rumanía. Tuvieron 5 hijas: la princesa Margarita, Helena, Irina, Sofía y María. Primo de la reina Isabel II del Reino Unido, Miguel fue uno de los cuatro soberanos de la dinastía de origen alemán Hohenzollern-Sigmaringen, instalada en el trono de Bucarest en 1866 que edificó la Rumanía moderna. El 10 de mayo de 1866, Carlos I era proclamado rey y después de conquistar la independencia, en 1881 fue coronado, conviertiéndose en el primer rey de Rumanía.
Miguel nació en 1921 en Sinaia y fue hijo del rey Carlos II y de la reina Helena. Con tan sólo 6 años de edad, Miguel fue proclamado rey, después de la muerte de su abuelo, el rey Fernando, y tras renunciar su padre al estatuto de príncipe heredero. Siendo menor de edad, se formó un Consejo de Regencia compuesto por el príncipe Nicolás, el patriarca Miron Cristea y el presidente del Tribunal Supremo de Casación, Gheorghe Buzdugan. En 1930, Carlos II vuelve al país, recupera el trono y Miguel I recibe el título de Gran Vaivoda de Alba Iulia. Tras abdicar su padre, el 6 de septiembre de 1940, Miguel vuelve a recibir la corona.
El 23 de agosto de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, el rey dispuso la detención del dirigente de facto del Estado, el mariscal Ion Antonescu, la retirada de Rumanía de la alianza con la Alemania hitleriana y la vuelta al lado de sus aliados tradicionales, los EE. UU. y Reino Unido. En opinión de los historiadores, esta decisión acortó la guerra en 6 meses y salvó cientos de miles de vidas. Tres años más tarde, cuando el país estaba prácticamente bajo ocupación militar soviética, dirigido por un Gobierno comunista, el rey se vio obligado a abdicar y salir hacia su exilio occidental, primero en Reino Unido y luego en Suiza. Miguel pierde también la ciudadanía rumana y durante el período comunista no pudo regresar al país. El rey Miguel garantizó las acciones del Comité Nacional Rumano, presentado como un Gobierno en el exilio, aunque las democracias occidentales nunca le hayan reconocido este estatuto. El rey Miguel pudo volver a su patria después de la Revolución anticomunista de 1989 y recuperó la ciudadanía rumana, anulada por los comunistas, y algunas de sus propiedades. Como embajador especial, promovió la adhesión de Rumanía a la OTAN, en 2004, y a la Unión Europea, en 2007.