Timișoara – el 24 aniversario de la Revolución
Desde hace 24 años, en vísperas de la fiestas de Navidad y la Nochevieja, los rumanos celebran su libertad. En diciembre de 1989, al cabo de 45 años de ejercicio discrecional del poder, el régimen comunista de Bucarest caía en un mar de sangre derramada y
Bogdan Matei, 16.12.2013, 19:08
Todo comenzó el 16 de diciembre en Timișoara. Dado que siempre había reaccionado ante los cambios producidos en los demás países de Europa, la gran ciudad cosmopolita en el occidente de Rumanía ya reaccionaba ante los sucesos en Polonia, Hungría, Checoslovaquia o Alemania del Este, donde, a causa de la presión de la calle y forzados por el líder reformista soviético Mijaíl Gorbachov, los dictadores locales habían consentido a abandonar el poder sin derramamiento de sangre.
En Bucarest, todo lo contrario: aunque estaba cada vez más aislado en el extranjero y su propio pueblo lo detestaba, Nicolae Ceaușescu había sido reelegido por unanimidad de votos al frente del partido único en el congreso celebrado en noviembre. Los elogios presentados por la propaganda que alimentaba el grosero culto a la personalidad de Ceaușescu los contradecía de modo dramático la triste vida diaria de los rumanos, dominada por el miedo, el frío y el hambre.
Lo que desató el fenómeno que más tarde se denominó Revolución Rumana fue la decisión de las autoridades de Timișoara de declarar el desahucio contra el incómodo pastor luterano de la minoría húngara, László Tőkés, actualmente eurodiputado. A los simpatizantes del pastor se unieron otros cientos de habitantes de Timișoara, de varias nacionalidades y cultos religiosos, que empezaron a vocear consignas anticomunistas y, pidiendo la libertad, se dirigieron hacia la sede del Comité del Distrito del PCR, donde tuvieron los primeros enfrentamientos con la policía. Los participantes en la manifestación recuerdan
“Sentí que era obligatorio hacer algo a favor del pueblo y mover la rueda de la democracia. Ante todo, quisimos dar un paso hacia la libertad, es decir, el nacimiento de la democracia.”
Atacado abiertamente, el régimen reaccionó sin piedad. El Ejército disparó contra los manifestantes, que no iban armados. Humillado durante años por su propio comandante supremo, el Ejército se negó a obedecer las órdenes y se retiró a los cuarteles.
Controlada ahora por los revolucionarios, Timișoara se convierte, el 20 de diciembre, en la primera ciudad rumana liberada del comunismo. La revuelta se extiende rápidamente a otras ciudades y culmina en Bucarest, donde los ciudadanos, convocados a un gran mitin destinado, tras una decisión poco inspirada, a condenar los de Timișoara, acaban por asediar la sede del poder y obligan a Ceaușescu a huir, el día 22, en helicóptero. Capturado, sometido a un juicio sumario y ejecutado en régimen de urgencia, el dictador deja atrás el poder en manos de una mezcla heterogénea de auténticos revolucionarios y comunistas de segunda fila.
Durante mucho tiempo, la gente de Timișoara que inició la Revolución ha percibido como una traición la continuación en el poder de algunas figuras del antiguo régimen, encabezadas por el primer presidente post-decembrista, el ex ministro de Ceaușescu, Ion Iliescu. También ellos fueron los que en marzo de 1990, en un primer intento que finalmente resultó inútil, pidieron, según el modelo checo o del este alemán, la exclusión de la vida política de los antiguos activistas de partido y miembros de la Securitate.