Rumanía en el desempate de la Copa Mundial de fútbol
Tras el 2-0 ante Estonia en Bucarest, Rumanía volvió a clasificarse, al cabo de 12 años, para el desempate del Mundial de fútbol. Sin embargo, el torneo final de Brasil todavía está lejos.
Bogdan Matei, 16.10.2013, 16:45
Una alegría contenida acompañó el pasado martes por la noche la clasificación de la selección nacional de fútbol de Rumanía para el desempate del Mundial del próximo año en Brasil. En un grupo preliminar D dominado claramente por Holanda, los futbolistas rumanos ocuparon el segundo lugar, con 19 puntos de 30 posibles. Fueron decisivas para su clasificación no solo las victorias obtenidas en los últimos dos partidos, contra Andorra por 4-0 y contra Estonia por 2-0, sino más bien las derrotas sufridas por los contrincantes de Rumanía ante Holanda, es decir, Hungría por 8-1 y de Turquía por 2-0. Cálido y entusiasta, aunque menos numeroso de lo que esperaban los jugadores, el público bucarestino ha aplaudido más ruidosamente las noticias de los goles holandeses marcados en Estambul que los logros de sus connacionales. Igualmente elocuente,
“¡Gracias, Holanda!” es el leitmotiv de los comentaristas de la prensa rumana. El sorteo de los partidos de desempate que van a diferenciar a los cuatro últimos representantes de Europa en el Mundial tendrá lugar el 21 de octubre, mientras que los partidos se jugarán en dos tandas, el 15 y el 19 de noviembre. Rumanía será cabeza de serie en el desempate y se enfrentará a Portugal, Ucrania, Croacia o Grecia. Los comentaristas afirman que, tal vez a excepción de Grecia, los virtuales adversarios son más valiosos que el actual equipo representativo rumano y se declaran más bien escépticos respecto a nuestras posibilidades de clasificación para el torneo final. Cabe recordar que Rumanía no ha participado en un Mundial desde hace 15 años, después de que la así llamada generación de oro, encabezada por el célebre Gheorghe Hagi, no fracasara en su intento de clasificación en los años 90 e incluso se clasificó en 1994 para los cuartos de final. El declive dramático comenzó en 2001, con Hagi como técnico, cuando Rumanía fue vencida por Eslovenia en el desempate al Mundial de Japón y Corea del Sur.
Desde entonces, Rumanía logró clasificarse solo para el Mundial de 2008, cuando fue eliminada de los grupos. La desconfianza de la prensa y de los hinchas se ve amplificada por la atmósfera general de mediocridad del fútbol rumano actual. Si la generación de Hagi jugaba en el Real Madrid, Barcelona, AC Milán o Ajax Ámsterdam, ahora a los futbolistas rumanos los agentes apenas les consiguen contratos con equipos de segunda fila. Es más, empezando con el longevo y cada vez más impopular presidente de la Federación Rumana de Fútbol, Mircea Sandu, que ocupa este cargo desde hace 23 años, los así llamados especialistas rumanos en fútbol protagonizan casos de corrupción de modo que, por muy ridículo que parezca, los seguidores vinculan las posibilidades de obtener una victoria en el desempate no al valor, sino a la suerte del técnico Victor Pițurcă, aficionado a los juegos de azar, pero también el hombre que consiguió las dos últimas clasificaciones en los torneos finales Euro 2000 y 2008.