Un escándalo y dos dimisiones
Los ministros socialdemócratas de Trabajo y Familia han dimitido en medio del escándalo de las residencias de ancianos. Una nota de Ştefan Stoica
Ştefan Stoica, 17.07.2023, 12:27
No ha sido el inicio de mandato al frente del Ejecutivo que hubiera deseado el líder socialdemócrata Marcel Ciolacu. Los fiscales investigan los tratos inhumanos y degradantes infligidos a ancianos y discapacitados en residencias de un condado cercano a Bucarest. Como siempre ocurre en estas situaciones, las autoridades que no deberían haber permitido que se produjeran tales actos se han movilizado siguiendo órdenes políticas. La semana pasada fue una semana de controles en centros residenciales para ancianos, adultos discapacitados y niños. Se controlaron más de 2.600 residencias de este tipo, se cerraron 30 y se suspendieron 36. Más de 200 personas fueron trasladadas de residencias con problemas graves y varias docenas ingresaron en hospitales para recibir tratamiento. Se han realizado exámenes forenses a casi 100 ancianos de las residencias de Ilfov, donde se descubrieron los malos tratos, mientras los investigadores tratan de confirmar si fueron maltratados. Hasta el momento se han abierto varias causas penales y se ha detenido a dos inspectores de la Agencia de Pagos e Inspección Social del distrito de Ilfov.
El escándalo de los llamados «asilos del horror» también ocupó las portadas de la prensa internacional, que recordó los horrores de los orfanatos rumanos sobre los que escribió inmediatamente después de la caída de la dictadura comunista. Por otra parte, el escándalo no podía quedar sin consecuencias políticas. El primero en dimitir fue el Ministro de Trabajo, Marius Budăi, una figura bastante discreta que también ocupó el cargo bajo el mandato del líder liberal Nicolae Ciucă.
En cambio, el segundo cargo obligado a dimitir es una ministra con gran peso político. La ex titular del Ministerio de Familia e Igualdad de Oportunidades, Gabriela Firea, fue alcaldesa general de Bucarest y en el momento del escándalo dirigía la organización PSD de Bucarest. Dejó el ministerio y se suspendió de sus cargos en el partido, pero ha negado cualquier responsabilidad en el caso. Además, denunció un ataque concertado contra ella por motivos políticos. Sin embargo, algunos hechos juegan en contra de Firea: la ciudad de Voluntari, que ha adquirido una triste notoriedad tras el descubrimiento de abusos, ha sido administrada por su marido durante más de dos décadas; una hermana de Gabriela Firea dirigía el sistema de asistencia social en Ilfov; y el propietario de las viviendas fue su chófer entre 2016 y 2020, cuando ella era alcaldesa general. En un post de Facebook, Marcel Ciolacu apreció la decisión de Gabriela Firea de dar un paso atrás, pero señaló que tenía muy claro que, como ministra, su compañera de partido no tiene ninguna relación directa con las residencias. Aunque el PSD tenga que asumir actualmente los costes de imagen, los analistas creen que Marcel Ciolacu saldría ganando personalmente. Ciolacu teme, según los análisis, que la exministra fuera una vigorosa competidora por el liderazgo del partido, como habría pronosticado Firea si hubiera vuelto a la alcaldía de Bucarest. Las encuestas la daban con las mejores posibilidades, pero su candidatura el año que viene empieza a ser problemática, si no improbable.
Autor: Ştefan Stoica
Versión en español: Antonio Madrid