Llamamiento para relanzar el deporte rumano
Antiguas estrellas del deporte rumano piden a los políticos que apoyen la revitalización de este sector cada vez más perjudicado.
Bogdan Matei, 13.02.2020, 14:25
Desde la perspectiva del palmarés deportivo, en los Juegos Olímpicos celebrados en Los Ángeles en 1984, Rumanía ganó la mayor cantidad de medallas olímpicas de su historia, clasificándose en segundo lugar, después de Estados Unidos. Tres años más tarde, el Steaua de Bucarest se convirtió en el primer equipo de un país comunista en conquistar la Copa de Campeones de Europa en fútbol. En los años 60-70, los balonmanistas rumanos fueron cuatro veces campeones mundiales. El rumano Ilie Nastase fue el primer líder mundial del tenis masculino y la rumana Nadia Comaneci obtuvo el primer 10 de la historia de la gimnasia mundial. Se trata de tan sólo una parte de las grandes victorias del deporte rumano y todas datan de los últimos decenios del régimen comunista. Realidad señalada frecuentemente por los historiadores, el deporte y la política hacen buen equipo sólo en tiempos de dictaduras. De Berlín a Moscú y de Pekín a la Habana, las medallas olímpicas fueron utilizadas por los regímenes criminales para limpiar su imagen. Hoy en día, el deporte rumano se ha convertido en una Cenicienta.
En los más recientes Juegos Olímpicos celebrados en Río de Janeiro, Rumanía ganó tan sólo 4 medallas. La última vez que el equipo nacional de fútbol participó en la final de un torneo mundial fue hace más de dos decenios. El equipo masculino de balonmano ya no es un rival temible en las competiciones más importantes. La famosa escuela rumana de gimnasia creada hace muchos años sólo tiene graduados mediocres.
Sobre este trasfondo, el miércoles grandes campeones han hecho un llamamiento para que este sector reciba una financiación adecuada. La antigua número uno del mundo, Simona Halep, la gimnasta Nadia Comaneci, el tenista Ilie Nastase, la atleta Gabriela Szabo, la nadadora Camelia Potec o la judoca Alina Dumitru abogan a favor de la asignación del 1% como mínimo del PIB al deporte. Todos estos campeones han estado presentes en el Senado de Bucarest invitados por dos políticos socialdemócratas (en la oposición) que también iniciaron un proyecto legislativo a través del cual la famosa base deportiva Las Arenas del BNR, del centro de Bucarest, vuelva a ser propiedad del Estado. Los comentaristas elogian el llamamiento de las antiguas estrellas, pero acusan sin rodeos el envite político de la gestión. A diferencia de las dictaduras, en la democracia no funcionan las jerarquías piramidales y las medallas no pueden ser órdenes del día. Toda la clase política piensa lo mismo, pero un solo primer ministro, en aquel entonces miembro del Partido Nacional Liberal, tuvo la sinceridad de declarar hace más de un decenio que el deporte no era una prioridad de su equipo ejecutivo. Las asignaciones del presupuesto estatal fueron cada vez menos significativas. Cabe destacar que, excepto las grandes campeonas Gabriela Szabo y Elisabeta Lipa, en los tres decenios postcomunistas, la cartera de Deporte le ha correspondido sobre todo a algunos políticos poco conocidos que querían ser ministros.