El caso Caracal enviado ante el Tribunal
Más de medio año después de la apertura del caso Caracal, que alude al nombre de la localidad donde ocurrieron las desgracias, Gheorghe Dinca, que está bajo detención preventiva, ha sido enviado ante el Tribunal bajo la acusación de haber cometido ocho delitos: trata de personas, trata de menores, dos delitos de violación, dos delitos de asesinato calificado y dos de profanación de cadáveres. Más exactamente, los fiscales de la Dirección de Investigación de Delitos de Crimen Organizado y Terrorismo acusan al exmecánico de automóviles de sesenta años de edad de la pequeña localidad del sur de Rumanía, Caracal, de haber secuestrado, violado, asesinado e incinerado a dos jóvenes, de 18 y 15 años de edad, Luiza Melencu y Alexandra Macesanu respectivamente. Conforme con las muestras administradas, el día en que fue secuestrada en el mes de abril, Luiza fue violada tanto por Gheorghe Dinca como por un vecino del mismo, Stefan Risipiteanu, también detenido por la policía recientemente. Tres días después, Luiza habría sido asesinada por negarse a someterse a este trato cruel y degradante. Los representantes de la ley han declarado también que tras matar a Luiza, Gheorghe Dinca habría quemado el cadáver en un barril metálico arrojando los huesos y la ceniza al borde de un bosque de Caracal. Un destino más o menos parecido tendría tres meses después Alexandra. Raptada esta segunda víctima logró llamar tres veces al número único de urgencias 112. Pese a los indicios suministrados por la joven, el servicio de telecomunicaciones especiales no logró localizarla con precisión de modo que la policía necesitó 19 horas para localizar y entrar en la casa del sospechoso, siendo atrasada la redada también por el fiscal del caso de entonces, que invocaría algunas previsiones legales.
Roxana Vasile, 16.01.2020, 16:00
Más de medio año después de la apertura del caso Caracal, que alude al nombre de la localidad donde ocurrieron las desgracias, Gheorghe Dinca, que está bajo detención preventiva, ha sido enviado ante el Tribunal bajo la acusación de haber cometido ocho delitos: trata de personas, trata de menores, dos delitos de violación, dos delitos de asesinato calificado y dos de profanación de cadáveres. Más exactamente, los fiscales de la Dirección de Investigación de Delitos de Crimen Organizado y Terrorismo acusan al exmecánico de automóviles de sesenta años de edad de la pequeña localidad del sur de Rumanía, Caracal, de haber secuestrado, violado, asesinado e incinerado a dos jóvenes, de 18 y 15 años de edad, Luiza Melencu y Alexandra Macesanu respectivamente. Conforme con las muestras administradas, el día en que fue secuestrada en el mes de abril, Luiza fue violada tanto por Gheorghe Dinca como por un vecino del mismo, Stefan Risipiteanu, también detenido por la policía recientemente. Tres días después, Luiza habría sido asesinada por negarse a someterse a este trato cruel y degradante. Los representantes de la ley han declarado también que tras matar a Luiza, Gheorghe Dinca habría quemado el cadáver en un barril metálico arrojando los huesos y la ceniza al borde de un bosque de Caracal. Un destino más o menos parecido tendría tres meses después Alexandra. Raptada esta segunda víctima logró llamar tres veces al número único de urgencias 112. Pese a los indicios suministrados por la joven, el servicio de telecomunicaciones especiales no logró localizarla con precisión de modo que la policía necesitó 19 horas para localizar y entrar en la casa del sospechoso, siendo atrasada la redada también por el fiscal del caso de entonces, que invocaría algunas previsiones legales.
Durante las audiencias, Gheorghe Dinca reconoció haber matado a Alexandra poco después de ver que ésta había llamado al 112 para pedir ayuda y que luego la habría incinerado.
En cambio, para el asombro de la opinión pública rumana, esta semana, Gheorghe Dinca ha cambiado su declaración con respecto a Luiza, afirmando que en realidad no la habría asesinado y que la joven habría sido sacada de su casa por otras personas. De hecho, las familias de las dos víctimas creen que ambas jóvenes fueron víctimas del tráfico de personas con fines de explotación sexual y en consecuencia se han negado a recoger sus certificados de defunción.
Desde el pasado verano, cuando salió en la prensa, el caso Caracal ha sido material de primera plana de la actualidad social. Este horrible caso ha generado también muchos interrogantes, como por ejemplo: ¿por qué pese a las llamadas de la joven para dar su ubicación no lograron encontrar a tiempo a Alexandra? ¿por qué no se emitió una solicitud de búsqueda internacional? ¿por qué las investigaciones hechas en la casa de Dinca se hicieron de manera defectuosa a riesgo de comprometer las evidencias?
Pese a lo que resulta de la acusación de los fiscales, hay quien defiende la idea de que Dinca no es un lobo solitario sino que por lo contrario, habría tenido cómplices, lo que argumentaría que además de policías y criminalistas rumanos en la solución del caso participaran también especialistas del FBI, Eurojust y de la Dirección General Antimafia de Italia. De hecho, en este caso continúan las investigaciones in rem por complicidad para cometer asesinato, complicidad en trata de personas y trata de menores.