El estado de la infraestructura y la seguridad vial
Un nuevo accidente grave de tráfico advierte sobre los problemas de seguridad en las carreteras de Rumanía.
Roxana Vasile, 08.10.2019, 14:21
La tragedia del sábado pasado del distrito de Ialomita, en el sur de Rumanía, en la que 10 personas fallecieron después de que un camión entrara en sentido contrario y chocara contra un microbús vuelve a llamar la atención sobre los problemas de seguridad vial. De hecho, Rumanía está en el primer lugar en la Unión Europea en cuanto al número de decesos por accidentes de tránsito. La investigación en el caso de la tragedia de Ialomita está en desarrollo: según algunas fuentes, el camión habría circulado a la velocidad legal y el conductor habría respetado las pausas de descanso. Sin embargo, existe la posibilidad de que éste se hubiera quedado dormido o hubiera utilizado el móvil mientras conducía.
A partir del próximo sábado, el uso del móvil al volante conllevará multas significativas e incluso la suspensión del carnet de conducir. A la vez se han anunciado controles viales para verificar los tacógrafos que registran los tiempos de actividad y descanso de los conductores.
El ministro de Transportes, Razvan Ciuc, ha precisado que propondrá también la introducción de algunos dispositivos para escanear la retina cuyo objetivo es identificar el cansancio.
En opinión del vicepresidente de la Unión Nacional de Transportistas de Rumanía, Constantin Isac, también son necesarias otras medidas de prevención para los conductores profesionales:
“El cinturón de circunvalación de Bucarest y de todas las ciudades grandes es muy peligroso. Me refiero de modo especial a los servicios que un aparcamiento debe asegurar, baños, espacios de higiene, vigilancia. No sólo los conductores o la infraestructura son culpables sino también el modo en que se hace el control vial.
El asesor en problemas de seguridad vial y antiguo director adjunto de la Policía de Tránsito, Costin Tatuc, completa el cuadro de las necesidades:
“A lo mejor deberíamos crear algunos espacios que permitan separar las fuentes de tráfico y me refiero a los caminos destinados a los vehículos lentos que deberían ser paralelos a los caminos nacionales, un tipo de caminos colectores. La mejor solución es evitar estas localidades mediante la construcción de carreteras.
Las carreteras representan uno de los puntos débiles de Rumanía. Aunque hayan pasado 30 años de la Revolución anticomunista y 12 años desde que nuestro país es miembro del bloque comunitario, ni siquiera una sola carretera atraviesa los montes Cárpatos. A finales del 2018, Rumanía contaba con tan sólo 800 kilómetros de carretera, de los cuales 100 fueron construidos en el período del dictador Nicolae Ceausescu. Los pocos tramos de carretera construidos hasta ahora más bien conectan las ciudades rumanas con el extranjero en vez de permitir por ejemplo a los habitantes del centro del país que lleguen más rápidamente a Bucarest o al litoral del mar Negro. Aun así, las cosas se mueven lentamente. Además de la indolencia de los que estuvieron en el poder a lo largo de los años, también la burocracia ha representado un estorbo así como la elección de algunos constructores, incluso del extranjero, cuyo principal objetivo ha sido llenar sus cuentas bancarias.