Los problemas de la infraestructura rumana
La situación de la infraestructura de transporte de Rumanía impone medidas rápidas y de envergadura.
Roxana Vasile, 13.05.2019, 14:01
El actual ministro rumano de Transportes, Răzvan Cuc, prometió cuando se instaló en el cargo, a finales del mes de febrero, que iba a pasar más tiempo en las obras de infraestructura vial del país que en su cómodo despacho de Bucarest. Y la prensa habla constantemente de sus visitas de trabajo. Este domingo, el ministro ha verificado en que situación están las obras de reparación del kilómetro 36 de la autopista A1, que hace la conexión entre Bucarest y la ciudad de Piteşti, en el sur del país:
“¿Ustedes ven el tráfico que hay aquí? A las tres todo estará bloqueado. ¿Les parece bien que los conductores nos piten todo el tiempo, que nos piten los rumanos? El contrato está firmado desde noviembre, en abril se retiró la primera capa de asfalto. ¡Esto no puede ser! Tienen 24 horas para encontrar soluciones en este caso. Dentro de 30 días quiero ver las obras acabadas.
Anteriormente, el ministro de Transportes había estado el viernes en el distrito de Satu Mare, al noroeste de Rumanía, para visitar las obras de la carretera que rodea el municipio de Satu Mare y después, el sábado, fue a Sălaj, situado en el centro:
“Quiero ver resultados, quiero visitar obras abiertas, quiero que abramos el mayor número de obras posible en todo el país, y allí donde se hicieron promesas y no se haya hecho o no se haya respetado el plazo, los directores responden con su cargo.
Todo el mundo conoce perfectamente la teoría, sin una infraestructura correspondiente, entre otros, no bajará el número de accidentes de tráfico, ni el tiempo que las personas pasan atrapadas en los atascos. Cada día, cinco personas mueren en Rumanía en accidentes de tráfico. En los más de 30.000 accidentes producidos anualmente en las carreteras, casi 2.000 víctimas mueren. La seguridad vial coloca a Rumanía en el último lugar en la Unión Europea. 30 años después de la Revolución anticomunista y 12 años después del ingreso de nuestro país en el bloque comunitario, ni siquiera una autopista cruza los montes Cárpatos. A finales de 2018, Rumanía tenía sólo aproximadamente 800 kilómetros de autopista, de los que aproximadamente 100 fueron construidos durante la época del dictador Nicolae Ceauşescu. Pero ninguna del centro al sur o del centro al este del país. Algunos tramos de autopista construidos hasta ahora hacen más bien la conexión con otros países, y no permiten a los transilvanos, por ejemplo, llegar más rápidamente a Bucarest, o no les facilitan el viaje hacia la costa del mar Negro. Solo es posible a través de carreteras de dos carriles que cruzan cada 10 kilómetros una localidad, con límite de velocidad, vía de ciclistas sin señalización adecuada, tractores, carros tirados por caballos, obras, obstáculos o numerosos baches no señalizados. Así que un viaje de aproximadamente 350 kilómetros puede durar hasta seis horas. En el Parlamento hay leyes que obligan al Estado a trabajar prioritariamente en estos proyectos. La Unión Europea casi pide a las autoridades de Bucarest que absorban dinero para la construcción de las carreteras de alta velocidad. Y a pesar de ello, las cosas avanzan lentamente. Si todos conocen la teoría, parece que la práctica les causa problemas. Además de la indolencia de aquellos que han estado en el poder a lo largo de los años, uno de los obstáculos ha sido la burocracia, pero también la elección de algunos constructores, incluso extranjeros, cuyo principal objetivo ha sido el de tener más dinero en sus cuentas.