160 años desde la unión de los Principados Rumanos
A pesar del clima aún frío y la acalorada situación en el escenario político, los rumanos celebran su primer día festivo nacional del año este jueves.
Bogdan Matei, 23.01.2019, 12:54
En Rumanía, en la República de Moldavia, en su mayoría de habla rumana, y en las comunidades rumanas en la diáspora se conmemora estos días el 160 aniversario de la Unión de los Principados Rumanos a través de numerosos eventos. Ceremonias religiosas y militares, coronas de flores y actuaciones al aire libre marcan, como todos los años, este momento, que precedió a la creación de un Estado nacional unitario hace un siglo. El 24 de enero de 1859, Alexandru Ioan Cuza, elegido una semana antes gobernador de Moldavia, fue votado por unanimidad por la Asamblea Electoral en Bucarest como el soberano de Valaquia y proclamado príncipe de los dos Principados Unidos.
Así, se firmó de facto la unificación de los dos Estados habitados por rumanos. Tres años después, el 24 de enero de 1862, con el apoyo decisivo del emperador francés Napoleón III, la unión fue reconocida internacionalmente y el Estado fue nombrado Rumanía. El reinado de siete años de Alexandru Ioan Cuza echó los cimientos institucionales de la Rumanía moderna a través de las reformas radicales promovidas. Se crearon el Código Civil y Penal, ambos de inspiración francesa, se creó un ejército nacional, la educación primaria se convirtió en obligatoria, y se fundaron las primeras universidades, en 1860 la de Iasi, que hoy lleva el nombre de Cuza y cuatro años después, la Universidad de Bucarest. A través de la reforma agraria, casi medio millón de familias campesinas se apropiaron de tierras obtenidas después de la secularización de las propiedades monásticas.
Carismático y muy querido por el campesinado y las clases urbanas pobres, pero aborrecido por los partidos políticos debido a sus desvíos autoritarios, Alexandru Ioan Cuza se vio obligado a abdicar y a exiliarse en 1866.
Le siguió al trono el futuro rey Carlos I de la familia principesca alemana de Hohenzollern Sigmaringen. Su largo reinado traería la independencia de Rumanía del Imperio otomano y la recuperación de Dobrogea (región del sureste, ribereña del mar Negro), después de la guerra ruso-rumano-turca de 1877.
En 1918, bajo el reinado de Fernando llamado el Unificador, el proceso de la constitución del Estado nacional terminó con la unión a Rumanía de las provincias históricas con una mayoría de población rumana que hasta entonces habían sido ocupadas por los imperios multinacionales vecinos: Transilvania (centro), Banat, Crişana, Maramureş (al oeste), Bucovina (al noreste) y Besarabia (al este).
Sin embargo, como lo confirma toda la historiografía, tanto autóctona como internacional, el acto fundador de la futura Gran Rumanía, democrática y próspera, fue la unificación de los Principados de Moldavia y Valaquia y la creación de un núcleo de Estado funcional. «La unión está cumplida. La nación rumana está bien fundada. Vuestro elegido os da hoy una sola Rumanía», escribió Alexandu Ioan Cuza en una proclamación a su pueblo.