Los estudiantes, nuevamente a clase
Más de 2,3 millones de niños de Rumanía han vuelto este lunes a las guarderías y las escuelas.
Roxana Vasile, 11.09.2017, 14:37
Después de unas merecidas vacaciones de verano, más de 2,3 millones de niños de Rumanía han vuelto este lunes a las guarderías y las escuelas. El Ministerio de Educación de Rumanía ha preparado varios cambios, incluso respecto al examen de bachillerato que comenzará este año mucho más temprano. Es decir que los graduados del instituto harán las pruebas orales en febrero, durante el segundo semestre, y no en junio, como era hasta ahora.
Los profesores podrán corregir en casa, por internet, los exámenes de los candidatos en la evaluación nacional y el bachillerato. El Ministerio ha prohibido todos los materiales didácticos auxiliares. Éstos se revisarán y deben pasar por un nuevo y complejo procedimiento de autorización, después de que una comisión formada por los representantes del Ministerio, los sindicatos, los padres y los estudiantes establezcan las normas metodológicas.
La ley de la educación establece también que el número óptimo en una clase es de 15 niños en una guardería, 20 en una del primero al cuarto grado y 25 en el colegio y el instituto. Este es el número que hay de hecho en todos los sistemas europeos de educación. Los 36 niños que había anteriormente en una clase, junto con una currícula cargada y unos manuales controvertidos han contribuido con el tiempo a este fracaso educativo. El resultado se ha visto también en la última evaluación internacional PISA: Rumanía ocupa el lugar número 48 de 72 países en cuanto a los “niños que odian ir a la escuela”.
El bajo deseo de los estudiantes en este aspecto se debe también, por rebote, a los bajos salarios de los profesores, lo que está mejorando actualmente. Esto ha conllevado una situación en que, desgraciadamente, en el sistema educativo también haya personas sin vocación o mal preparadas.
Las cosas no parece que mejoren pronto, dado que a los problemas ya existentes se añaden otros. Este año, por ejemplo, los estudiantes del quinto grado han reanudado las clases sin tener todos los manuales y el Ministerio ha prometido tenerlos en noviembre.
Después, sobre todo en el entorno rural, hay numerosas escuelas que no tienen las aprobaciones necesarias y los recursos correspondientes: los edificios son antiguos, no tienen agua, los aseos están en el patio y las autoridades locales han preferido cerrar las unidades de enseñanza en vez de rehabilitarlas.
Presente en la apertura del año escolar en un prestigioso instituto bucarestino, el Colegio Nacional Gheorghe Şincai, el presidente Klaus Iohannis ha destacado algo que se ha dicho ya muchas veces: parece que siempre el comienzo de las clases toma a algunos por sorpresa. Cada Gobierno se encoge de hombros y apunta con el dedo al anterior. Pero así las cosas no mejoran. Según el jefe del Estado, como antiguo profesor, la ley de la educación debe dejar de ser un rompecabezas cuyas piezas están cambiando continuamente y perdiéndose así la imagen unitaria. La construcción de una Rumanía educada no se puede hacer sin tener un sistema de educación con un camino previsible y en cuyo centro esté el estudiante.