Intercambio de mensajes entre Bucarest y Budapest
La suspensión de la actividad de un colegio confesional húngaro del centro de Rumanía, cuyo funcionamiento no cumplía todos los criterios legales, ha inflamado el diálogo diplomático entre Bucarest y Budapest.
Bogdan Matei, 07.09.2017, 15:24
La reconciliación histórica de los años 90 entre Rumanía y Hungría después de la caída del comunismo se suele citar frecuentemente en los estudios de especialidad como una historia exitosa, comparable sólo con aquella entre Francia y Alemania después de la guerra. La memoria de un milenio de sangrienta rivalidad, durante el cual los húngaros dominaron Transilvania, provincia con una población desde siempre mayoritariamente rumana, se manifiesta de vez en cuando, y las relaciones entre Bucarest y Budapest se ven afectadas.
El embajador de Rumanía en Hungría, Marius-Gabriel Lazurca, ha sido convocado este miércoles al Ministerio húngaro de Exteriores, donde el secretario de Estado, Levente Magyar, le ha anunciado que el Gobierno de Budapest ha decidido suspender por tiempo indefinido el apoyo a la candidatura de Rumanía en varias organizaciones internacionales, como es también aquella para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Estamos consternados, ha afirmado el mandatario, por el hecho de que un día después de la visita del jefe de la diplomacia húngara, Péter Szijjártó, a Bucarest, las autoridades rumanas hayan dicho claramente que suspenderán el funcionamiento del Liceo Católico Romano (Liceul Romano-Catolic) de Târgu Mureş (en el centro). Hungría considera esta actitud un ataque contra la Iglesia católica, la minoría húngara, los niños y las familias húngaras, ha concluido el mandatario de Budapest, con una vehemencia infrecuente en el diálogo diplomático rumano-húngaro de los últimos años.
Los analistas de la política exterior consideran que el anuncio de Budapest es hostil e inoportuno teniendo en cuenta que el ministro Teodor Meleşcanu había presentado el lunes a la secretaria general de la OCDE, Angel Gurria, los puntos fuertes de la candidatura de Rumanía, centrándose en la determinación política y el cumplimiento de los criterios de evaluación establecidos por la organización.
Mucho más moderada, la respuesta desde Bucarest ha llegado rápidamente mediante un comunicado del Ministerio de Exteriores, que considera que la postura del Gobierno de Budapest está relacionada con la campaña electoral de Hungría. Cualquier institución de enseñanza de Rumanía tiene que cumplir, sin excepción alguna, la ley rumana, que no se aplica de manera discriminatoria, sobre criterios étnicos, religiosos o de otro índole, ha precisado la diplomacia rumana. Según el Ministerio, cualquier intento de presentar la situación del Liceo Católico Romano de Târgu-Mureş como un incumplimiento de los derechos de las personas que pertenecen a las minorías nacionales es contraria a la realidad, porque hay numerosos ejemplos de unidades de enseñanza que confirman que el Estado rumano asegura en los estándares más altos el derecho a la educación en la lengua materna para la minoría húngara.
De hecho, a los miembros de esta comunidad que tiene aproximadamente 1,5 millones de personas, la mayoría de ellas en Transilvania, se les asegura el derecho a aprender en húngaro, desde la guardería hasta los estudios de posgrado. Además, las políticas educativas del Estado rumano siempre han tenido en cuenta las pretensiones de su principal formación política, la Unión Demócrata de los Húngaros de Rumanía (UDMR), con una presencia ininterrumpida desde 1990 en el Parlamento de Rumanía después de la caída del comunismo e implicada frecuentemente el los gobiernos de coalición de Bucarest.