La evolución de la industria automovilística rumana
En Rumanía, la industria automovilística es uno de los mejores sectores de la economía. Este sector asegura actualmente un 13% del PIB del país.
Mihai Pelin, 31.05.2017, 14:30
La industria automovilística de Rumanía sigue desde hace años una tendencia ascendente, después de que el grupo francés Renault tomara la compañía Automobile Dacia de Mioveni (en el sur) y después de la inversión de los estadounidenses de la compañía Ford en la fábrica de Craiova (en el sur). Si en 2014 la cifra de negocios de este sector fue de aproximadamente 18.000 millones de euros, en 2015 superó los 20.000 millones, hasta alcanzar en 2016 los 22.000 millones de euros. Un 13% del PIB de Rumanía está asegurado por este sector que genera casi un tercio de la exportación del país. Alrededor de las dos plataformas industriales del país, pero también en algunas grandes ciuadades de Rumanía se han desarrollado también las compañías de la industria relacionada con el sector, que también suministran equipos a otros fabricantes de automóviles de todo el mundo. Los motores, las cajas de cambios y otras partes fabricadas en Mioveni se envían a varias fábricas del grupo Renault-Nissan, equipando los automóviles que ellos producen. Lo mismo pasa con los motores EcoBoost de Craiova, que llegan a Brasil y China. Gabriel Sicoe, presidente de la Junta General de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Rumanía, ha confirmado la buena tendencia de la industria. Gabriel Sicoe:
“La exportación alcanza los 13.000 millones de euros, lo que significa un tercio de la exportación nacional. El mercado de los coches nuevos de Rumanía, el mercado local, ha vuelto a subir. Tenemos tres años de crecimiento, con un promedio del 19%. Sigue siendo sin embargo casi tres veces menor que antes de la crisis.”
Pero el gran problema del mercado autóctono sigue siendo la importación de automóviles usados, de los que el Estado no obtiene ningún beneficio, ni financiero, ni ecológico. En cambio, para un coche nuevo producido en Rumanía, el Estado cobra al presupuesto unos 3.500 euros. Nuevamente Gabriel Sicoe:
“El año pasado se matriculaban en Rumanía tres coches usados procedentes de la importación por cada coche nuevo matriculado. Tras la eliminación del sello de medio ambiente a partir de febrero, la diferencia se ha duplicado. El impacto es desastroso para las ventas de coches nuevos de Rumanía. En la segunda parte del año propondremos algo respecto a la fiscalización de los coches usados procedentes de la importación, que vienen por persona física y el Estado rumano no se beneficia de nada, y respecto a las reglamentaciones técnicas.”
A pesar de estos problemas, las grandes compañías continúan invirtiendo en Rumanía. Michelin ha anunciado inversiones mayores de 33.000.000 de euros en la fábrica de cubiertas de Zalău (en el noroeste), y los japoneses de Calsonic iniciarán el próximo año la construcción de una nueva fábrica de componentes para automóviles cerca de Ploieşti (en el sur), con una producción tanto para el mercado interno como para la exportación.