Del brexit a las cuotas de refugiados
Según los analistas, tras los resultados del brexit de Londres y del referéndum contra la inmigración de Budapest, la UE está atravesando la peor crisis de su historia que abarca medio siglo.
Bogdan Matei, 03.10.2016, 14:00
Tras el referéndum del pasado verano, cuando los británicos decidieron salir de la UE, el divorcio entre Londres y Bruselas ha entrado en una etapa de procedimientos oficiales. La primera ministra británica, Theresa May, ha confirmado que quiere activar el proceso de salida de la Unión antes de seis meses, en primavera de 2017. El Reino Unido debe mirar más allá de la UE, hacia el mundo, ha declarado May, destacando que el Reino Unido emprenderá esfuerzos para abrir un nuevo capítulo en las relaciones con Bruselas como país soberano e independiente. Por su parte, los mandatarios comunitarios han decidido que el francés Michel Barnier, exministro en París, antiguo comisario en Bruselas y considerado por los partidarios del brexit un ”conocido antibritánico”, será el negociador jefe en las relaciones con el futuro exmiembro de la Unión. Por ahora, a pesar del fuerte deseo de la CE de oficializar la salida, Barnier deberá esperar. Los británicos tendrán que activar oficialmente, por primera vez en la historia, la cláusula de salida, el famoso artículo 50 del Tratado de Lisboa de 2009, que regula las salidas de la UE. Una vez notificado el Consejo Europeo, compuesto por representantes de los países miembros, comienza un periodo de dos años destinado a las negociaciones. La nueva «asociación» entre Bruselas y Londres podría organizarse, opinan los analistas, según el modelo de Noruega o Suiza, 2 países que han realizado una unión de facto con la UE, pero sin tener calidad de miembro.
En otra parte del espacio comunitario, para confirmar lo que la prensa califica como la peor crisis de la historia de la Unión, los húngaros han votado en el referéndum celebrado este domingo contra las cuotas europeas obligatorias sobre la reubicación de refugiados. Para Bruselas, la buena noticia es que el número de los que han acudido a las urnas, que no ha alcanzado ni el 50%, ha sido insuficiente para validar el referéndum. La mala noticia es que un 98% del electorado se opone a la acogida de refugiados según el sistema de cuotas obligatorias. El primer ministro Viktor Orban, citado por el corresponsal de Radio Rumanía en Budapest, se ha declarado muy satisfecho, ya que 9 de cada 10 participantes han votado a favor del derecho de Hungría a tomar sus propias decisiones. Aunque algunos analistas consideran que la mayoria del electorado ha boicoteado el referéndum para sancionar a un primer ministro cada vez más autoritario, Orban cree que los húngaros deben estar orgullosos, ya que han sido los primeros que han podido expresar su opinión sobre el asunto de la inmigración. También ha anunciado que estos días enviará al Parlamento un proyecto de modificación de la Constitución tras el voto de los ciudadanos, y ha advertido que los mandatarios de Bruselas deberán tener en cuenta el referéndum organizado por Hungría.
(traducido S.Sarbescu)