La relación entre Bucarest y Chisináu
Rumanía ha vuelto a expresar su consecuente apoyo a la República de Moldavia, vecina, exsoviética, donde la mayoría de la población habla el rumano.
România Internațional, 16.05.2016, 19:07
Rumanía está interesada en la consolidación de la estabilidad de la República de Moldavia y en el firme y consecuente mantenimiento del recorrido europeo de este país. Éste fue el principal mensaje que el ministro delegado de las relaciones con los rumanos en el extranjero en el Gobierno de Bucarest, Dan Stoenescu, envió a sus interlocutores del Estado vecino, que visitó a finales de la semana pasada.
El mandatario rumano añadió que la profundización de las reformas es la premisa más sólida para alcanzar estos deseos y la respuesta más adecuada a las expectativas expresadas por los ciudadanos de la República de Moldavia. Desde hace más de un cuarto de siglo, Chisináu es una prioridad en la agenda de Bucarest. Cuando el 27 de agosto de 1991, tras el fracaso del golpe de Estado neobolchevique de Moscú, la República de Moldavia proclamó su independencia de la Unión Soviética, Rumanía reconoció el mismo día el carácter estatal de su nuevo vecino, creado en parte de los territorios rumanos del este anexionados por Stalin en 1940, tras un ultimátum.
La comunión de lengua, historia y cultura fue un permanente resorte para el apoyo de Bucarest a la integridad, la soberanía y las aspiraciones de integración europea de la república. Al enfrentarse inmediatamente después de obtener la independencia a la rebeldía secesionista pro Moscú de Transnistria, administrado durante casi un decenio, en los primeros años 2000, por un gobierno comunista abusivo y posteriormente por una coalición, declarada prooccidental, afectada por la corrupción y la incompetencia, Chisináu ha perdido varias oportunidades para entrar en Europa.
Los expertos han destacado entre otros las estadísticas económicas según las que, cuando cayó el comunismo, los niveles del PIB per cápita de Rumanía y la República de Moldavia eran muy cercanos. La proporción es actualmente de 20 a 1 a favor de Rumanía. Bucarest es miembro de la OTAN y la UE, y Chisináu, vacilando siempre entre Moscú y Bruselas, ha quedado en la misma zona gris entre dos mundos. En 2014, cuando parecía tener los mejores resultados en la Asociación Oriental, la República de Moldavia firmó acuerdos de asociación y libre comercio con la UE. Sin embargo, nada funcionó posteriormente en la coalición gubernamental.
Así que ahora, en las encuestas sobre las intenciones de voto, los favoritos son dos partidos prorrusos, los socialistas y los populistas de la formación denominada Nuestro Partido liderada por el alcalde de Bălţi, Renato Usatîi. Por ello, los comentaristas han considerado oportuna y valiente la decisión del ministro Stoenescu sobre la creación de un Centro de Información de Rumanía justamente en esta ciudad del norte, la segunda más grande de la república y donde el tamaño de las comunidades rumana, y eslava-rusa y ucraniana respectivamente es casi igual. La promoción de Rumanía, de la cultura rumana y de los valores de la Unión Europea serán los principales ámbitos de acción del futuro centro.