Evoluciones políticas en Chisináu
Nada es fácil en la República de Moldavia, un país que puede pasar fácilmente del éxtasis a la agonía. Teniendo que hacer frente a acusaciones vergonzosas, el primer ministro, declarado prooccidental, ha presentado su dimisión, y los candidatos filorusos
Bogdan Matei, 15.06.2015, 15:49
El año pasado, la República de Moldavia era considerada en las cancillerías occidentales el país con los mejores resultados en la Asociación Oriental, a través de la cual la Unión Europea intenta atraer a seis países exsoviéticos. Las reformas que han promovido en los últimos cinco años los gobiernos prooccidentales liderados por Vlad Filat y Iurie Leancă han conseguido firmar los acuerdos de asociación y libre comercio entre Bruselas y Chisináu. Al mostrarse un poco eufóricos, los líderes políticos declaraban entonces que la República de Moldavia podría adherirse a la UE en 2020, posiblemente durante la presidencia semestral de su vecina Rumanía, que ha apoyado constantemente sus aspiraciones de integración.
En las elecciones legislativas, los resultados de los partidos proocidentales – liberal demócrata, demócrata y liberal – aseguraban la mayoría parlamentaria necesaria para continuar el gobierno tripartito. Los liberales, los promotores más enérgicos del acercamiento a Bucarest y Bruselas, decidieron pasar a la oposición, y el primer ministro Leancă presentó su dimisión del Partido Liberal Demócrata de Moldavia. Así en febrero, la coalición gubernamental minoritaria de los liberaldemócratas y los demócratas, pero también con los votos de los diputados comunistas, tradicionalmente filorusos, lo sustituyeron por el joven empresario Chiril Gaburici.
El mandatario presentó el viernes su dimisión debido al escándalo provocado por la acusación de haber falsificado su diploma de bachillerato. Al declararse prooccidental, pero viéndose acusado de ineficiencia y corrupción, su Gobierno ya había provocado numerosas críticas. Decenas de miles de personas habían salido a la calle en varias ocasiones para solicitar la dimisión de los líderes de la coalición, a los que consideraban responsables, entre otros, de la alucinante desaparición de 1.000 millones de dólares del sistema bancario de la república.
Siendo considerada por los analistas corrupta, cínica e incompetente, la clase política de Chisináu no podría haberse visto sorprendida por la escasa participación de los jóvenes en las elecciones locales desarrolladas el domingo. Los electores de mayor edad y los rusófonos se movilizaron mucho más. Por lo tanto, en Bălţi, fue elegido alcalde en la primera vuelta con más del 70% de los votos, el controvertido empresario Renato Usatîi. Teniendo el apoyo político y financiero de Moscú, dominado por un populismo delirante y sospechoso de conexiones mafiosas, Usatîi será el líder de la segunda ciudad más grande de la república.
Los analistas consideran que, en la segunda vuelta que tendrá lugar el 28 de junio, las elecciones para el ayuntamiento de la capital, en la que vive un tercio de la población de la república y que produce la mitad del PIB, tendrán una inmensa apuesta geopolítica. La elección entre el joven actual alcalde, el liberal Dorin Chirtoacă, que ha estudiado Derecho en Bucarest y que ha asumido la identidad rumana, y el exprimer ministro comunista Zinaida Greceanîi, que representa ahora a los socialistas prorrusos, representa también una elección entre Europa y Rusia. Y los corresponsales de Radio Rumanía en Chisináu han afirmado que de los resultados de las elecciones locales parece depender también la recreación de una coalición mayoritaria proeuropea, que pueda remediar los resultados desoladores del gabinete de Gaburici.