Propuesta para la dirección del Servicio Rumano de Inteligencia
Después de que George Maior presentara su dimisión el mes pasado, el Sevicio Rumano de Inteligencia se quedó sin dirección permanente. El jefe del Estado, Klaus Iohannis, sostiene que ha encontado a la persona adecuada para el puesto adecuado.
Florentin Căpitănescu, 20.02.2015, 15:10
Los principales servicios de inteligencia de Rumanía –el Servicio Rumano de Inteligencia y el Servicio de Inteligencia Exterior — han quedado sin dirección permanente, lo que es poco habitual, especialmente en un contexto regional incierto. El primero de ellos parece haber encontrado a su futuro director, una vez que el jefe del Estado, Klaus Iohannis, haya nominado a Eduard Hellvig. El actual europarlamentario, con una biografía política sin grandes controversias y siendo un importante representante de la nueva ola de jóvenes políticos que han conseguido salir del anonimato, Hellvig parece a primera vista una solución adecuada para la dirección del Servicio Rumano de Inteligencia. He aquí los motivos por los que el presidente Klaus Iohannis lo recomienda para la dirección de una de las instituciones estatales más importantes:
“Al pensar en proponer a una persona para el cargo de director del Servicio Rumano de Inteligencia, he buscado a alguien que tenga la preparación necesaria para una posición de este tipo, que conozca a los actores políticos, que tenga suficientes conocimientos sobre la actividad en este espacio.”
La propuesta suscita preguntas y, en la misma medida, confirma el camino del expresidente, Traian Basescu. Suscita preguntas porque Hellvig, el vicepresidente del Partido Nacional Liberal, es considerado uno de los colaboradores cercanos de Klaus Iohannis, quien ganó las elecciones presidenciales del mes de noviembre de 2014 como jefe de esta formación política. Por lo tanto, los analistas sostienen que la relación personal ha pesado mucho, o incluso demasiado, en la decisión del jefe del Estado. Por otro lado, el presidente Iohannis sigue la dirección de su predecesor, Traian Băsescu, quien ha lanzado la moda de que los jefes de los principales servicios procedan de la oposición.
Sin embargo, aparte del debate sobre los criterios por los que fue nominado al cargo de jefe del Servicio Rumano de Inteligencia, si recibe el visto bueno del Parlamento, Hellvig tiene una misión difícil. Tomaría la presidencia en un período en el que el director en funciones del Servicio Rumano de Inteligencia, Florian Coldea, ha sido denunciado por un influyente político, la exministra de desarrollo rural y turismo, Elena Udrea, que está siendo investigada en un caso de corrupción. Udrea ha acusado a Coldea de abusar de su cargo, inclusive para destrozarle la carrera política. Sin embargo, la denuncia no se ha convertido en una investigación, porque la Dirección Nacional Anticorrupción ha considerado que las pruebas o los hechos incriminados no tienen consecuencia jurídica.
La comisión parlamentaria para el control del Servicio Rumano de Inteligencia, que ha oído a Coldea, ha llegado a la misma conclusión. Aunque tiene una buena imagen en el espacio público rumano y es, junto al Servicio de Iteligencia Exterior, una institución apreciada por los colaboradores occidentales, el Servicio Rumano de Inteligencia desarrolla su actividad en una semioscuridad sospechosa. El débil control del Parlamento, la única institución capaz de verificar la actividad del Servicio Rumano de Inteligencia, y la sensación de que todavía no se ha deshecho de las personas y de las prácticas de la policía política del régimen comunista, suscitan preguntas sobre esta institución. Los analistas consideran que, si consigue ser su líder, la gran batalla de Hellvig es la reforma total de esta institución.
(Versión española por Monica Tarau)