Los expedientes de corrupción
La industria petrolera siempre ha estado vinculada en todo el mundo, no solo al dinero sino también a los casos de corrupción y Rumanía, no es una excepción
Bogdan Matei, 08.10.2014, 17:33
El pasado martes culminaba un nuevo episodio de la campaña anticorrupción de alto nivel en Rumanía siguiendo un clásico guión. Tras un juicio que ha durado ocho años, personajes de la vida política, económica o de los medios de comunicación irán a la cárcel, condenados definitivamente por el Tribunal de Apelación de Bucarest. Mientras ocho inculpados irán a la cárcel, cuatro han recibido sentencias suspendidas. El nombre más conocido en este expediente es el del ex senador liberal Sorin Roşca Stănescu, conocido como Rompetrol, que tras haber sido condenado perdió tanto el estatuto de parlamentario como el de miembro del Partido Nacional Liberal (PNL de la oposición).
También figura uno de los más influyentes periodistas de la Rumanía postcomunista, reportero de investigación y luego director de periódico, defensor inflexible del capitalismo, el anticomunismo y el nacionalismo moderado, Roşca Stănescu que había sido sin embargo colaborador de la ex policía política comunista, la Securitate, y se hizo famoso a través de campañas de prensa durante las cuales recurrió incluso al chantaje. Stanescu recibió una pena de dos años y cuatro meses de cárcel por el uso de información privilegiada y por la organización de un grupo delictivo. El ministro del PNL en los años 90 y más tarde miembro del pequeño Partido Conservador, ya condenado por su implicación en otro caso de corrupción, Sorin Pantiş recibió otros dos años y ocho meses de cárcel por complicidad en la manipulación del mercado de valores. La pena más dura en este expediente la recibió el ex vicepresidente de Rompetrol Holanda, Alexandru Bucşă — seis años de cárcel por complicidad en malversación de fondos y lavado de dinero.
El cerebro de todo este asunto fue el célebre hombre de negocios Dinu Patriciu, para el que los fiscales habian pedido una pena de 20 años de cárcel pero que falleció el pasado mes de agosto en una clínica en Londres. Considerado el rumano más rico, patrocinador del PNL en el que dictaba a menudo decisiones cruciales, personaje arrogante y filántropo generoso, Patriciu hacía todo esto al parecer, con el dinero de otras personas.
Los fiscales anticorrupción le acusaron de haberse apropiado, con la complicidad de los demás inculpados, entre 1999 y 2001 unos 85 millones de dólares que deberían haber ingresado al prespuesto estatal y de haber manipulado en 2004 la transascción de varias acciones en la Bolsa de Valores de Bucarest. Controlada en ese periodo por Patriciu, la compañía Rompetrol — una de las más importantes empresas del mercado autóctono de hidrocarburos — y tras la sentencia del Tribunal de Apelación de Bucarest, deberá pagar al estado rumano decenas de millones de dólares.
El caso de Rompetrol, aunque fuese el más famoso hasta ahora, está lejos de ser el único caso de corrupción en la industria petrolera. La refinería Petrotel de Ploieşti (en el sur de Rumanía), propiedad del gigante ruso Lukoil, tuvo las cuentas bloqueadas por algunos días, en un expediente de evasión fiscal y lavado de dinero que había causado unos perjuicios de 230 millones de euros. Pero, dado que el bloqueo de las cuentas dejaría a los empleados de la refinería sin sueldos, la investigación de los fiscales continúa en el trasfondo de las declaraciones sobre este tema hechas por los políticos que están en plena campaña electoral.