Domingo 8 de diciembre
-Por aquí, amigos, hace ya bastante frío, de noche y por las mañanas las temperaturas son negativas y al mediodía apenas rondan los dos grados centígrados. Mientras tanto, la gente se está preparando para las fiestas navideñas. El día 6 de diciembre celebramos el día de San Nicolás, un día muy esperado, sobre todo, por los niños. La fiesta de San Nicolás es el día seis, pero los regalos los trae el santo una noche antes. Por eso, niños y adultos limpian muy bien sus botas y las colocan a la entrada para que, de noche, cuando pase el santo las llene de regalos y dulces. Por lo tanto, el día de San Nicolás no es sólo el día del santo de todos los que le llevan el nombre sino también el día con el que sueñan todos los niños, ya que San Nicolás es el que trae juguetes y dulces a todos los que se han portado bien a lo largo del año mientras a quienes han sido malos les trae una varilla. Se trata, por lo tanto, de un equivalente rumano del día de los Reyes Magos que los hispanohablantes celebráis el 6 de enero. Como ya os decía, amigos, hoy día esta costumbre se ha extendido de modo que San Nicolás trae regalos no sólo a los niños sino también a los demás miembros de la familia, amigos y parientes. Es ésta una muestra más del aprecio y del cariño que les tenemos.
Victoria Sepciu, 08.12.2019, 05:22
-Por aquí, amigos, hace ya bastante frío, de noche y por las mañanas las temperaturas son negativas y al mediodía apenas rondan los dos grados centígrados. Mientras tanto, la gente se está preparando para las fiestas navideñas. El día 6 de diciembre celebramos el día de San Nicolás, un día muy esperado, sobre todo, por los niños. La fiesta de San Nicolás es el día seis, pero los regalos los trae el santo una noche antes. Por eso, niños y adultos limpian muy bien sus botas y las colocan a la entrada para que, de noche, cuando pase el santo las llene de regalos y dulces. Por lo tanto, el día de San Nicolás no es sólo el día del santo de todos los que le llevan el nombre sino también el día con el que sueñan todos los niños, ya que San Nicolás es el que trae juguetes y dulces a todos los que se han portado bien a lo largo del año mientras a quienes han sido malos les trae una varilla. Se trata, por lo tanto, de un equivalente rumano del día de los Reyes Magos que los hispanohablantes celebráis el 6 de enero. Como ya os decía, amigos, hoy día esta costumbre se ha extendido de modo que San Nicolás trae regalos no sólo a los niños sino también a los demás miembros de la familia, amigos y parientes. Es ésta una muestra más del aprecio y del cariño que les tenemos.
Pasando ya a los temas de hoy, veamos, primero, el mensaje que nos mandó Adriel Amaya Armas desde Bolondrón-Matanzas-Cuba: Saludos amigos de RRI, Victoria de veras que contar con la emisora en la onda corta es muy bueno, así conocemos cosas interesantes de Rumanía.
Acá han bajado las temperaturas, ¡llegó el frío! en un par de días bajaron de un promedio entre 24-27°C las mínimas a menos de 15°C, mi niña Nathalia cogió gripe pero ya está bien, aquí les va una foto de ella, el pasado 6 de noviembre cumplió 2 añitos.
Se va acabando el 2019 y cuanta valiosa información nos brindaron acerca de ese lejano pero querido país.
-Bueno, Adriel, muchas gracias por contactar una vez más con nosotros para compartir lo tuyo y enviar los datos de tus escuchas. Muchas gracias por la foto de Nathalia, es una niña preciosa, y muchas felicidades por su cumple. Os deseo a todos mucha salud y que seáis muy felices. Un fuerte abrazo y ¡Hasta la próxima!
Un saludo a la audiencia de Radio Rumania Internacional, envía Luis Gerardo Pérez Loyola desde Valle de Chalco Solidaridad-México.
En esta ocasión, escribe este amigo, la misiva será muy especial, puesto que hoy comentaré algunas cosas que me sucedieron durante mi ausencia de éste tiempo (agosto-octubre) que no tuve tableta, y mi teléfono móvil nomás tenía redes sociales y WhatsApp:
Durante estos meses ausente de los informes de recepción, tuve la osadía de cubrir diferentes cosas que me ocurrieron, obviamente en las estaciones del metro de la Ciudad de México… Desde resbalones, mentadas de progenitora… hasta menciones gratas por mi labor como afanador y limpiador de las estaciones del metro en las que yo he trabajado.
Por desgracia, me tuve que mover de línea de la red del metro en el que estaba: anteriormente estaba en la línea 2 (azul) muy tranquilamente, recorriendo las calles de la Ciudad de México, principalmente del centro. Pero lamentablemente, me tuve que cambiar de inmediato de línea, debido al retraso en los pagos quincenales que hacía la empresa para la que trabajaba esa línea, y me moví a la otra línea, la 12 (dorada) para poder continuar trabajando en el metro.
Otras de las cosas que han pasado, ya estando en la nueva línea, es que ahí la línea es de tres variantes de tramo: terrestre, elevado y subterráneo. A mí me tocó estar en el tramo elevado; ¿por qué? Porque desde ahí veo buena parte del sur de la capital del país; por el momento me encuentro en la estación Calle Once de dicha línea, viendo parte del paisaje urbano y campirano del sur de la Ciudad de México, principalmente de las alcaldías de Tláhuac, Milpa Alta y Coyoacán.
Para ir a mi trabajo ahí me cuesta un ojo de la cara… Y cómo no, si es complicado, por eso de los apretujones dentro de los vagones del tren. Muchas veces vengo con dolores en la espalda y el pecho por los tantos apretones que he recibido, debido al lleno que se registra en los vagones del tren, pero eso es otro cuento. Lo que sí, es evidente es que, cuando llego al andén y empiezo a trabajar como limpiador, recojo la basura y la echo en un costal para que al día siguiente el camión de la basura se la lleve. Ese es mi trabajo, dejar limpio mi andén y la estación en turno.
Así es mi vida laboral en el metro: dejarlo lo más limpio que se pueda, desmanchando, limpiando… Y muchas cosas más, esperando el inicio del año siguiente para seguir trabajando… Y también pedir vacaciones. No he tenido desde lo que les conté.
Y ya, después de contarles todo lo que he vivido hasta la fecha, les comparto hoy mis informes de recepción de este mes.
Un abrazo grande desde México, y nos leemos el siguiente mes… si Dios y el trabajo lo permiten.
-Y otro para ti, amigo Luis. Muchas gracias por compartir tus vivencias, según veo eres todo un profesional y te felicito por todo lo que haces para cumplir con tus obligaciones laborales y ser, al mismo tiempo, un gran observador de la vida que sigue su curso a tu alrededor. Recibe, Luis, un fuerte abrazo y mis mejores deseos desde Bucarest. ¡Hasta la próxima!
Quisiera enviar ahora mis felicitaciones y buenos deseos a Jorge Bustos Alarcón de Tocornal-Talagante/Chile, uno de los más antiguos y constantes amigos oyentes nuestros, que cumple años este ocho de diciembre.
-Querido Jorge, espero que hayas pasado un día muy especial en compañía de tus seres queridos. Recibe desde aquí mis más sinceras felicitaciones, un fuerte abrazo y mis mejores votos. ¡Hasta pronto!
Miguel Ramón Bauset desde Alboraya, Valencia, España, nos envió un nuevo material de su serie de artículos reunidos bajo el título “ESTAMPAS DE LA VIDA, hoy LA ALFOMBRA:
La tarde, otoñal, fresca y con el cielo cubierto de nubes bajas y fijas, se adentraba casi buscando la oscuridad de aquella noche cercana que prometía muchas horas de estar en casa buscando otras distracciones. En primer plano y frente al largo paseo donde los árboles se presentan desnudos de sus hojas y que han ido cayendo en el mejor de los casos acompañadas del sr viento que con cara de pocos amigos se presenta sin avisar en cualquier momento, todo lo agradable que resulta su visita en otras estaciones, ahora su frialdad es sinónimo de lejanía. Y en esa amplitud está nuestro amigo el banco, triste y solo; bueno, solo del todo no está porque unas hojas amarillas y juguetonas reposan sobre su lomo mientras puedan y en zumbido les manden revoloteando a algún otro lugar. A sus pies un manto de hojas caídas de las alturas en diferente posición y forma que unidas a las posteriores forman una auténtica alfombra señorial donde las haya con un horizonte que desborda la lejanía humana con unas pocas farolas nocturnas que darán alegría en la noche a algún oso u otro compañero de las oscuridades que, amigo de la luna y del campo de estrellas allá arriba, a lo lejos, pero con gran efectividad, pasea su figura en busca de manjar que llevarse a la boca o de alguna aventura de esas que con solo oírlas ya echas a correr.
El banco, que veraniegamente daba descanso a transeúntes y paseantes, incluso a conversaciones diversas para arreglar medio mundo y parte del otro, ahora, noche y día, toma fuerzas de cara a otras temporadas. Su soledad invita a despejarla un rato aprovechando que unos ligeros rayos de sol penetran entre el mirador frontal de un par de árboles que despejados, aún dan cobijo a un nido de pájaros de la zona que alegran tímidamente con su cantar los momentos más destacados de cada día.
Al tomar asiento, nadie habla, ni canta, ni siquiera ladra. Que cosas ocurren, todo anda en el más puro silencio. Alguna hoja cambia de lugar con la brisa viajera e invisible. Sin embargo, nuestro amigo el banco aprovecha la circunstancia y le transmite al recién llegado huésped sus vivencias de cuantos ha tenido el honor de recibir en su soledad de la ladera montañosa. Ay, si el banco pudiera hablar, ha sido testigo de tantas anécdotas, aventuras y secretos que biblioteca grande pudiera albergar. Limpio, recién pintado, con madera arreglada con láminas rectangulares y fijado al suelo asfaltado con bases del más moderno hierro forjado, no espera personajes bien distintos. Lo sabe todo, prácticamente todo y sin moverse de casa, como el panadero que te lleva a casa el pan recién ordenado cada amanecer, aun cuando el día no ha clareado. ¡Que fortuna! Oyéndolo parece un libro abierto, de los que no envejece. Y la evocación de nuestro recopilador de historias, de nuestro banco, nos traslada al verano pasado donde toda una tarde que no salió el sol y el fresco del viento invitaba a quedarse, unas viejecitas no pararon de hablar y hablar de un circo que vino al pueblo y no llevaba animales, lo raro que lo veían y el ahorro que tenían en no darles de comer, aunque eso no se notaba en una bajada de entradas. Un grupo de montañeros estuvo almorzando el otro día y cuando querían descansar unos momentos, mis amigas las nubes no podían más, nos contaba el sr banco, porque había overbooking y tuvieron que soltar a medio equipaje. Los pobres salieron en estampida y yo estuve mojado con mi buena madera muchas horas.
Estos días pasados, con el buen sol, no había otra cosa de que hablar que los 30 años de la caída del muro, de aquel muro que separaba las dos Alemanias, de aquella guerra fría alejada de las temperaturas climáticas, y de ese telón de acero cerrado a cal y canto a la mayoría de sus habitantes que no podían escapar de sus fronteras, aunque algunos lo hicieron poniendo muy en peligro sus vidas y en ocasiones muriendo.
Aquí te vas enterando sin demasiado esfuerzo de las más variopintas noticias. Y a mí me tocó no hace ni tres días la visita de un amigo que devora y visita todas las ferias que el trabajo le permite. Hace un par de findes se fue, con el tren como no podía ser menos, a un pueblo alicantino de unos 11000 habitantes cerca de Alcoi y que desde 1300 y algo celebra una feria a todo tren en el puente de Todos Santos, donde uno puede ver de todo, ha oído Vd bien, de todo a lo largo de sus calles que es el pulmón de esta feria del Comtat. Ni una aguja cabe por allí, te encuentras a un vecino, a un conocido sin mayor problema, y salvado el programa del aparcamiento, ahora el problema se centra en volver y dejar lo que has comprado, ya que puedes haber dejado el coche un poco bastante lejos.
El tren Xativa Alcoi, amenazado con el cierre hasta hace unos años, este día se llena de ilustres viajeros que bajan en esta Cocentaina ferial admirados por su antigüedad y por todo lo que encierra. Casi en un día no puede admirarse todo, y eso sí armarse de una buena dosis de paciencia porque entre el gentío ya se sabe, el tener prisa es mal conductor, no lleva a parte alguna.
En la fira de tots Sants de Cocentaina uno podía encontrar desde maquinaria agrícola, todo tipo de vehículos, piel y complementos del hogar, joyería y textil, pero también stands dedicados a las nuevas tecnologías, turismo de alrededores, cervezas artesanas, hierbas de las montañas y sus licores, el famoso queso Idiazábal del País Vasco, jamones de Teruel y quesos de la Mancha, salazones, miguelitos de la Roda de Albacete, gominolas gigantes, berenjenas de Almagro y dulces artesanos, el cercano turrón en todas sus variedades, un sector con actividades de turismo dedicado a la Costa Blanca y otros lares, el zoco árabe, la zona de atracciones infantiles, la exposición de animales, el mercado cristiano… total 70.000 metros cuadrados de exposiciones y unos 700.000 visitantes en aumento cada año. Todo eso en un pueblo de la provincia de Alacant.
Y yo mientras, sirviendo de descanso a la gente, que es mi deber. Y mil y una anécdotas más, si sr, le contaría, pero lo dejamos para otro momento. Antes de irse, estimado escuchante como dicen en un prestigioso programa de RNE, el padre de REE, le quisiera pedir un pequeño favor…
Pues claro, se lo haré con el mayor de los gustos, si puedo claro está…diga.
Es que quisiera que fuera donde corresponda y pidiera alguna fuente a instalar por estos lares y así calmar la sed de algunos viajeros que aquí se detienen. Ya ve que para mí no es…porque mi madera y mi hierro son mi base y sustento, pero hay que ser solidarios y aquí vienen muchos sedientos que agradecerían ese monumento al líquido elemento para echar un trago.
¡No te preocupes que eso está hecho!
La tarde ya oscurecía y allí se quedó el banco preparado para la soledad, la oscuridad, hasta que no venga doña Lola con su paseo delicioso y su saludo a toda la alfombra estrellada hoy que no hay nubes por cierto, y el silencio, roto por alguna ave nocturna o algún oso de los que bajan a la ciudad en busca de comida.
En ese momento el banco cerró su libro de memorias y se apresuró a recibir la noche desde ese manto de hojas que ya gozaron gracias al otoño de mejor vida.
-Muchas gracias, Miguel, por volver a colaborar con este programa, compartiendo, como siempre, pensamientos y anécdotas tan bonitas sobre la lluvia. Recibe, querido amigo, un fortísimo abrazo junto con mis mejores deseos. ¡Hasta pronto!