Domingo 3 de marzo
Cartas de la semana
Victoria Sepciu, 03.03.2019, 07:19
-Bueno, amigos, como muchos de vosotros ya saben el viernes festejamos el primero de marzo, que, en Rumanía, es un día muy especial por ser el día del “mărţişor”. Este nombre “martisor” vendría del nombre del mes martie (marzo) y del dios romano Marte (Martius), el dios de la primavera, la agricultura y la guerra; según el calendario antiguo la primavera llega este mes. Hace 2.000 los romanos, los tracios y los dacios celebraban esta tradición que llamaban Matronalia el 1º de marzo. El dios que veneraban los dacios –nuestros antepasados- se llamaba Marsyas Silen, era el inventor de la flauta y tenía poderes sobre la naturaleza. En esa época, el “martisor” se ponía en el cuello y tenía un aspecto parecido al que tiene hoy: dos tiras de lana o de cáñamo entrelazadas y a la vez amarradas en un ocho, símbolo del infinito, de las que colgaban dos piedrecillas, una roja y otra blanca. Los colores representaban la dualidad del cosmos (existente en todas las culturas): la energía femenina el rojo, la blanca la masculina y con un nuevo ciclo: con la vida y la fertilidad representada con el color rojo, y con la muerte y el invierno representado en el color blanco. Se le colgaban también monedas de oro y de plata, o flores. “El martisor” tenía la función de amuleto protector que daría suerte a la portadora.
Hoy día, el “mărţişor” es un objeto hecho de madera, de plástico, de tela, de pluma, es decir de cualquier tipo de material, o es incluso una pequeña joya de plata u oro. A pesar de esta gran variedad formal sigue colgando del hilo blanco y rojo que simboliza la pureza y la sinceridad de los sentimientos, pero también la fuerza del amor. Y, os aseguro amigos, vale la pena pasear por las calles céntricas de Bucarest, días antes del primero de marzo, para admirar los tenderetes que exponen una infinita variedad de este “mărţişor” cuyas formas no dejan de sorprendernos y de encantarnos año tras año. Son días en los que los hombres recorren febrilmente las calles para encontrar y escoger el “mărţişor” más idóneo para sus novias, amigas o compañeras de trabajo, según el caso. Y eso porque el “mărţişor” simboliza tanto amor como aprecio o respeto.
Pasando ya a las cartas y correos electrónicos de hoy, veamos, primero, el correo que nos mandó José Luis Corcuera, nuestro viejo amigo y constante colaborador de Vitoria-Álava-España. José Luis nos manda sus cordiales saludos y sus detallados datos sobre las últimas escuchas que realizó en febrero junto con su participación para el concurso sobre el balneario de Govora.
El mes de febrero, escribe este amigo, comenzó con nieve el primer fin de semana, no fue una gran nevada pero este invierno la nieve no ha sido protagonista. Luego el mes de febrero fue muy suave, las heladas a primeras horas del día que daban paso a días primaverales en las horas centrales del día. Parece que el invierno avanza y la recepción de la señal de su emisora no ha tenido cambios y les puedo escuchar sin problemas.
Ya vamos adivinando el mes de marzo que dará paso a la primavera y a la nueva temporada radial de verano.
Aunque la primera parte de la primavera suele ser tiempo inestable y lluvioso y es un buen momento para quedarse en casa escuchando la OC. Así que seguiré a la escucha y no les faltarán mis informes de la nueva temporada radial, les agradecería que me enviasen lo antes posible el nuevo esquema de emisiones para la temporada de verano.
Con los mejores deseos se despide, José Luis Corcuera.
-Bueno, José Luis, te agradezco este nuevo envío y todo el apoyo que nos vienes brindando desde hace tantos años. Espero que tengas suerte en el concurso y que la primavera llegue cuanto antes y nos permita disfrutar de sus delicias. ¡Feliz primavera, amigo! Un fuerte abrazo y ¡Hasta la próxima!
Graciela Mastrogiacomo de Buenos Aires-Argentina vuelve a ponerse en contacto con nosotros para saludarnos y compartir lo suyo: Por aquí transitando el verano con temperaturas muy altas y algunas lluvias, escribe Graciela. En lo personal, ya me he reintegrado al trabajo luego de un período de vacaciones. Éste será un año particularmente difícil en el aspecto educativo pues se implementará la reforma denominada «Escuela del futuro», la cual implica cambios importantes en la enseñanza. Tanto alumnos como docentes tendremos que actualizarnos y adaptarnos a los nuevos planes de estudio.
Te comento que los escucho con asiduidad y visito diariamente la página web de la emisora. Me resultan muy interesantes los temas relacionados con la cultura de Rumania y los que se refieren a la actualidad internacional.
-Primero, amiga, te quiero felicitar por tu cumple que festejaste el 24 de febrero y quiero enviarte asimismo mis mejores votos y un fortísimo abrazo. Espero, Graciela, que hayas pasado un día muy bonito en compañía de tus seres queridos. Luego, te deseo mucho éxito en la noble actividad que estás ejerciendo y te agradezco el constante apoyo. ¡Hasta la próxima!
De nuevo estoy ante la máquina redactando esta misiva y enviando un buen puñado de informes tras el paréntesis de mi Periplo Caribeño, escribe Juan Franco Crespo desde Valls-Tarragona/España. Fabuloso pero un sol que realmente te dejaba exhausto. He comenzado a redactar las diferentes escalas de ese viaje que me tuvo entretenido tres semanas y que han sido ricas en momentos de felicidad en los encuentros con aquella gente, incluso algunas personas que hacía dos años no veía… ¡Fabuloso y fantástico! Especialmente sorprendentes han sido Dominica, Granada, San Vicente, San Martín y San Cristóbal. Realmente me dejó “pasmao” el paraíso fiscal de las Vírgenes Británicas. Estamos de acuerdo que por allí pasó IRMA en 2017 que azotó toda la región, pero Road Town no es precisamente la ciudad que me había imaginado. En fin, tiempo al tiempo, ya distribuí las dos primeras entregas dedicadas a Antigua y Barbuda, así que por razones de alfabeto, las vírgenes quedan para la última posición.
Hoy estuve en la Biblioteca para preparar el dedicado a DOMINICA, realmente sorprendentes sus selvas prácticamente vírgenes y que no deberían de tocarse nunca… Los caribes siguen viviendo a su ritmo aunque están muy aculturizados… Las carreteras, si es que así se les puede conceptuar son realmente difíciles, estrechas, con infinidad de curvas y una temeraria conducción para nuestros parámetros.
Y mañana mismo me escapo para Ámsterdam, este fin de semana largo creo que puede ser una buena opción para pasar unos días en esta ciudad y conocer siquiera superficialmente los Países Bajos. Un nuevo capítulo viajero y casi, casi, habré pisado la totalidad de los países del viejo continente. ¡Ni yo me lo creo, pero sí, parece que se acaba todo eso que comenzó con el primer viaje a Hungría en 1976!
Bueno, amigos, así es, con la celeridad y generosidad de siempre, Juan ya compartió sus impresiones sobre su periplo caribeño y, en los minutos que siguen os invito a escuchar su material sobre la isla caribeña de Barbuda:
Mi primer contacto con este nombre, escribe Juan, fue en los años sesenta del pasado siglo cuando, en los intercambios de sellos, un día llegó una estampilla de este territorio y poca cosa más sabría de la isla en mi Alhama natal. Serían años después cuando, a través del imprescindible catálogo francés Yvert et Tellier, descubriría algo más sobre ella, su exiguo tamaño y su población que en pleno siglo XXI tampoco debe generar mucho correo.
Ahora tuve la oportunidad de saborear algo más y la isla ya no me será tan extraña puesto que de tarde en tarde llegaba correo de su liliputiense núcleo urbano denominado Codrington que, si mal no recuerdo, fue donde echó raíces un militar que llegó a un alto cargo hace algunos siglos. Evidentemente, a pesar de su “industria”, debemos de colegir que el personaje tuvo coraje porque, aún hoy, la vida no es nada fácil en esta tierra de apenas 160 kilómetros cuadrados y unos 1500 habitantes. Administrativamente forma parte de las Leeward (para nosotros serían las Islas de Sotavento o de las Pequeñas Antillas) junto a Anguilla, Antigua, San Cristóbal, Nevis, Montserrat y Redonda.
Todas formaron parte del imperio colonial británico que, en 1958 se agruparon para formar la efímera Federación que apenas duró cuatro años, vaya que aunque vecinos, las relaciones no eran para tirar cohetes.
En la actualidad depende de Antigua, pero sigue conservando una gran autonomía que pasa, incluso, por poseer sus propios signos postales. Ya se sabe si un derecho dejas de ejercerlo lo pierdes y ellos han conservado esa prerrogativa que hace que, a veces, aparezcan piezas con sus signos postales franqueando el sobre y ello, es un plus en estos momentos donde ver un sello en un sobre es tan extraño como encontrarte con un dinosaurio cuando caminas.
Antiguamente se le denominó Dulcina y, geográficamente, la encontramos a unos 40 kilómetros al nordeste de Antigua; su único emplazamiento habitado está ubicado prácticamente en el centro de la isla, junto a la gran laguna salada. Se trata de una isla plana que me recuerda a Anguilla, de suelo calcáreo y rodeada de arrecifes coralinos, algo que no hace de ella una tierra de lujuriante vegetación, su altura máxima apenas sobrepasa los sesenta metros y destacan sus paradisíacas playas en donde a uno le sobra el tiempo y el espacio que puede disfrutarse desde su flamante infraestructura hotelera, algo que explotan bastante adecuadamente y le confiere ese tono idílico que a veces da la exclusividad: el sol abrasador, ¡faltaría más!, se verá atemperado por los alisios que estabilizan el mercurio en la trancha de 25-30 grados, a pesar de todo, caminar sin protección es aquí una de esas barbaridades que cometen las gentes del primer mundo con más frecuencia de lo que uno cree.
Como tantos otros puntos de la región, fue descubierta por Colón, concretamente fue en el viaje de 1493 y permaneció bajo el dominio de los caribes hasta 1528 cuando aparecen los colonos desde San Cristóbal capitaneados por Littleton, pero no lograron cristalizar el asentamiento y ante el problema de la falta de agua desistieron de quedarse en ella.
Fue a finales del XVII cuando el Coronel Codrington [había ostentado el cargo de gobernador de las Leeward] la recibió en propiedad y, avispado el colega, puso en marcha un “criadero de esclavos” que luego revendía al resto de propietarios de plantaciones de caña de azúcar que entonces era un monocultivo imprescindible, fue la época dorada de la caña de azúcar que abastecía el mercado europeo, ante la falta de agua, criaba esclavos.
La agricultura nunca prosperó debido a las características de su suelo y la falta de agua hacía el resto así que, incluso hoy, sólo encontraremos pequeños huertitos para subsistencia y de los que extraen lo básico para su dieta: calabazas, coles, mandioca, maíz, ñame, etc., los autóctonos complementan su dieta con la pesca costera y lo que llega con el ferry tradicional desde Antigua. ¡Deliciosa la langosta recién pescada para el viajero es uno de esos momentos de éxtasis! Quizá lo que llama la atención es su fauna y la explotación como coto de caza para los que aman la parte cinegética de la misma, en ella se pueden cazar jabalíes y gamos aparte de una extraordinaria cantidad de aves entre las que sobresale la célebre fragata y (dicen que) aquí tenemos la mayor colonia de esta preciosa ave marina, la mayor de todo el orbe si exceptuamos las de las ecuatorianas islas Galápagos que parece han saltado a los medios ante los atropellos que allí se han cometido y corren el riesgo de quedar totalmente destruidas.
Llegar a Barbuda no deja de ser una pequeña aventura, pero hoy en día es relativamente fácil y cómodo, tenemos el barco, avión o los helicópteros. Generalmente te dejan en una pista cercana a Codrington y si es privado y de la jet, entonces suele usarse el exclusivo complejo privado de Cocoa Point Lodge que dispone de cabañas que son capaces de satisfacer (incluso) al más exigente de los viajeros sin olvidar siempre que el entorno tampoco da para muchas “delicatessen”. Pero si uno tiene ganas de emular al protagonista de la novela de Daniel Defoe [Robinson Crusoe, por cierto unas islas que administra Chile y que también tuvieron un gran susto hace algunos años cuando el tsunami les asestó un durísimo golpe] hoy se puede obtener la colaboración de los lugareños que prestan servicios y cabañas a precios más que económicos si hemos tenido la dicha de llegar hasta aquí tampoco será necesario regatear mucho.
Al margen de la fauna y flora, nos queda la tranquilidad del entorno que es para no querer marcharse. Hay pocos restos históricos, pero por aquello de nuestro pasado común, quizá alguien tenga ganas de pasar por Torre Martel [Martello Tower le llaman ellos] que a mí me sugirió que podría haber sido levantada por algún jameño ya que había varias familias con ese apellido en el pueblo de mi infancia. Esos restos corresponden al antiguo faro que construyeron los españoles, recordemos (de paso) que si vamos a ella deberemos tener el correspondiente billete de regreso [si vas con el ferry que realiza visitas de grupos esa exigencia no se produce ya que sales a media tarde para Antigua con el mismo medio de transporte].
Lo más habitual es llegar en una excursión de un día [suelen partir desde Saint John’s y los realiza Barbuda Express, generalmente zarpan a las nueve de la mañana y poco después de las cinco ya estás de regreso en la capital de Antigua, todo dependerá de las condiciones de navegación. Los cruceristas lo tienen bastante justo pero no es imposible, incluso en algunos casos esos mismos barcos ya incluyen una visita expresamente para los que desean escaparse a retozar en sus lindas playas de fina arena blanca. Si uno corre el riesgo deberá de atar bien el paquete para que no te dejen tirado aunque los operadores son conscientes de ello y tratan de dar un servicio de primera, pero los navíos zarparán de Saint John’s no mucho más tarde de las seis.
Otras compañías turísticas operan desde English Harbour [allí se reparaban los navíos de su graciosa majestad en tiempos de la colonia] y luego estarían las demás opciones como el vuelo que apenas es de quince minutos y te deja cerca del poblado que parece sacado de África antes que del entorno caribeño en el que realmente nos encontramos. Otras veces algunos viajeros contratan vuelos charters o aerotaxis. En fin, que nada mejor que preguntar en los hoteles o en las empresas de turismo de la zona, la información básica también en la oficina de turismo que, a veces, incluso tiene casas para alojarnos que tampoco desmerecen.
Por lo práctico me inclinaría por llevar un “paquete con todo ajustado” y en el que generalmente se incluye viaje, comida, baño y traslados [insuperable la preciosa Bahía Princesa Diana, aguas cristalinas que te hacen pensar en lo que es el paraíso]. En el mismo paquete va la visita a las cuevas, pero hay que tener presente, a la hora de reservar, hay dos rutas diferentes, en este caso hay un buen trecho caminando, a pleno sol, merece la pena evaluar si es lo más conveniente, en cualquier caso siempre con buena protección solar si no queremos llevarnos un mal recuerdo. Hay varias cositas más, pero para poder abarcarlo todo, a pesar de lo exiguo del tamaño, tendríamos que pensar en una pequeña estancia de 2-4 días para disfrutar de este pequeño pero idílico rincón del Caribe. Para ir al santuario de las aves, especialmente las fragatas en el denominado Cedar Tree Point, se suele tomar un barquito en las aguas saladas de la laguna interior de Codrington.
En fin, Barbuda merece una tranquila escapada, nos desintoxicaremos y, puede, que no deseemos retornar a casa. En pocas palabras, tiene todo lo necesario para olvidarnos de nuestra cotidiana realidad, en alguna zonas no hay nada que se parezca al WIFI con lo que los que están enganchados se ven abocados a disfrutar de un entorno no siempre disponible para la mayoría de los mortales.
Eso sí, hay que ser previsores y llevar buena maquinaria fotográfica para poder inmortalizar las aves que, lógicamente, necesitan ser captadas desde lejos. Si necesita direcciones, hoy las redes nos ofrecen más de lo que necesitamos y teniendo en cuenta el estado en que las dejó el Irma en el 2017, algunas cosas todavía están en vías de reconstrucción; en cualquier caso suerte en su elección y disfrute del paraíso, si es amante de las aves no olvide tiene una cita. Sea previsor y hágase uno de esos regalos inolvidables: disfrute de la gran colonia, en época de celo, los extraordinarios buches rojos (inflados) de las fragatas resultan espectaculares.
-Bueno, Juan, te agradezco este ameno comentario y me alegro que hayas tenido la oportunidad de visitar este paradisíaco lugar. Muchas gracias por todo, un muy cordial saludo y ¡Hasta la próxima!