Visita a la aldea de Homorod
Homorod es uno de los más antiguos pueblos creados por los colonistas sajones, hace más de ocho siglos.
Valeriu Radulian, 17.07.2013, 18:27
Homorod es uno de los más antiguos pueblos creados por los colonistas sajones, hace más de ocho siglos. En el centro de la aldea se encuentra la iglesia, que incluso hoy en día conserva su estructura inicial. De varios documentos, nos enteramos de que en el año 1500, en el asentamiento llamado Homorod o Hameroden, había unas 60 familias, 4 pastores y un cura. Todas las calles llevaban a la famosa iglesia, que era una especie de corazón de dicho pueblo.
Con el tiempo, la aldea ha venido desarrollándose y las casas de los recién llegados eran construidas por sus propietarios cuanto más lejos del centro. De las estadísticas de la Alcaldía nos enteramos de que en el año 1910, en la aldea de Homorod, el 70% de los que vivían allí eran sajones, mientras que el resto, el 30% eran rumanos, pero 30 años más tarde los porcentajes se inversaron. Después de la Guerra, cuando gran parte de los sajones de Transilvania fueron desterrados y, más tarde, durante el régimen comunista, cuando muchas familias salieron de Rumanía, para establecerse en Alemania, los sajones de la región de Transilvania casi desaparecieron por completo. Sus casas grandes y bonitas bien fueron vendidas, bien fueron ocupadas abusívamente por los gitanos.
Hoy en día, la región de Homorod es célebre gracias a los centros balneclimáticos. Dichos centros no se encuentran en la aldea, sino a unos 3 kilómetros de distancia, pero lo más grave es que están en la ruina. Hasta que el nuevo propietario de los terrenos decida venderlos o invertir una fuerte cantidad de dinero para rehabilitarlos, el más importante objetivo turístico sigue siendo la iglesia, monumento arquitectónico del siglo XIII. Cabe añadir que esta iglesia está en la lista de los monumentos que forman parte del patrimonio nacional.
También son impresionantes las historias de los pocos sajones que todavía viven en la aldea de Homorod. Aunque sus hijos se hayan ido hace mucho tiempo a Alemania, algunas personas, muy pocas, ya entradas en edad, prefirieron quedarse en Homorod. Esta es su patria, este es su país. Muchos de ellos nacieron allí y no pueden dejarlo todo para empezar una nueva vida, no pueden borrar de su memoria los recuerdos bonitos.
Hay quienes dicen que el panorama que te ofrece la torre es única. Vale la pena subir todos aquellos peldaños porque, al final, el regalo que te ofrece la naturaleza es maravilloso. La iglesia fortificada permitía a los lugareños continuar sus trabajos también en tiempo de sitio, porque había suficiente espacio para almacenar los víveres. En este sentido, en el caso de la ciudadela de Homorod, se contruyó la Torre del Tocino. Cada familia entraba allí solamente los domingos y sacaba víveres para toda la semana. En tiempo de guerra, es importante que las aldeas no se queden sin agua, pero en el caso de la aldea de Homorod éste no era un problema. Por debajo de la iglesia pasa un arroyo y su agua sale en el interior de la iglesia. Tal vez por esto los lugareños lo llaman el arroyo bendito.
Hoy en día, los que deciden visitar las ciudadelas campesinas, como es también el caso de Homorod, se pueden enterar de cómo se fueron desarrollando los sistemas de defensa durante la época medieval. Aún más, la iglesia de Homorod es un verdadero museo, porque allí los turistas se enteran también de las condiciones de vida, en tiempos de guerra o de paz, de los sajones de la región de Transilvania.
Realizador: Valeriu Radulian