Schengen: ventajas e inconvenientes para Rumanía
El pasado 31 de marzo, Rumanía celebró la entrada parcial en el espacio de libre circulación Schengen, momento importante para todos los rumanos.
Brigitta Pana, 08.04.2024, 18:49
Tras 13 años de espera, Rumanía y Bulgaria entraron en el espacio Schengen con su fronteras aéreas (Air Schengen) y marítimas el domingo 31 de marzo. Entre los países que se han opuesto a la adhesión a lo largo de los años han estado Alemania y Francia -países que entre tanto han expresado su apoyo a la adhesión- y los Países Bajos, y las razones aducidas fueron los problemas con la justicia y la corrupción de alto nivel en ambos países candidatos.
Air Schengen significa que los pasajeros procedentes de Rumanía y Bulgaria ya no serán sometidos a un control de pasaportes más que por la compañía aérea en la puerta de embarque.
23 millones de pasajeros pasaron por los aeropuertos rumanos el año pasado. Se registraron más de 160.000 vuelos en 2023 -el 66% de ellos Schengen- y más de la mitad de los vuelos Schengen en el aeropuerto de Otopeni. Se trata de 23 millones de pasajeros, con el mayor número de pasajeros registrados en el Aeropuerto de Otopeni, alrededor de 14 millones, seguido por el Aeropuerto de Cluj-Napoca con alrededor de 3 millones y el Aeropuerto de Iasi con alrededor de 2 millones. Del total de pasajeros, 300.000 eran menores, y a 2.500 de ellos se les denegó la salida. Los primeros vuelos procedentes del espacio Schengen que aterrizaron el domingo, 31 de marzo, en el aeropuerto Henri Coandă fueron los procedentes de París, Viena, Hamburgo, Roma, Zúrich, Múnich, Ámsterdam y Ginebra, informó la Compañía Nacional de Aeropuertos de Bucarest.
Se espera que el verdadero impacto, especialmente para la economía, venga cuando se liberalice la vía terrestre, ya que un 39,3 % del transporte de mercancías de Rumanía se produce por carretera y un 20% por tren, según datos de Eurostat del año 2021. El transporte por mar y ríos supone el 39,3 y el aéreo sólo el 1,4 %.
Las consecuencias de la no adhesión al espacio Schengen por tierra son importantes desde el punto de vista económico. Permanecer en la frontera terrestre de Schengen también supone problemas para los transportistas y el medio ambiente, como refleja la resolución del Parlamento Europeo aprobada el pasado verano. El ex ministro de Economía Florin Spătaru calculó que Rumanía pierde 10.000 millones de euros anuales por quedarse en la frontera del espacio de libre circulación. Mientras que los tiempos de espera para los camiones que cruzan las fronteras entre los Estados miembros de Schengen oscilaron entre 10 y 30 minutos en 2021, y muchos cruces no registraron ningún retraso, para los países no pertenecientes a Schengen los retrasos en los pasos fronterizos pueden ser de horas o incluso días. El alto nivel de contaminación provocado por los miles de vehículos que hacen cola a diario, esperando varias horas o incluso días para cruzar las fronteras entre Hungría y Rumanía, Rumanía y Bulgaria y Bulgaria y Grecia es también una amenaza para el medio ambiente, así como para la salud de los conductores, los trabajadores de aduanas y los habitantes de las zonas fronterizas.
El Gobierno rumano estima en un 0,5 % del PIB nacional las pérdidas económicas sólo por las largas esperas de los transportistas en los controles fronterizos. Los empresarios rumanos esperan que la adhesión parcial al espacio sin fronteras de Schengen impulse la cooperación empresarial con otros Estados miembros de la UE, pero temen que ello anime a los trabajadores extranjeros de Rumanía a buscar empleos mejor remunerados en otros lugares del bloque, escribe fDi Intelligence, una publicación del Financial Times.
La población de Rumanía descendió de 23,2 millones en 1990 a 19 millones en la actualidad, ya que los jóvenes rumanos buscaron mejores oportunidades en Europa Occidental y otros lugares tan pronto como terminaron los años comunistas. La adhesión a Schengen plantea ahora la cuestión de si aún más gente abandonará el país.
Algunos empresarios señalan otro tipo de riesgo de fuga de cerebros. Rumanía se ha beneficiado de una afluencia de trabajadores no europeos en los últimos cinco años, en gran medida para compensar la migración de rumanos a Europa Occidental. Según las cifras de Eurostat, el número total de permisos de residencia expedidos a ciudadanos de fuera de la UE por motivos laborales alcanzó la cifra récord de 31.079 en 2022, frente a solo 1.542 en 2013. En toda la UE, solo Croacia y Malta registraron los mayores aumentos durante este periodo. A Rumanía se han trasladado trabajadores de fuera de la UE procedentes de países como Nepal, Sri Lanka y Filipinas. Una vez en Schengen, esta mano de obra no tendrá absolutamente ninguna restricción para viajar al extranjero y conseguir un trabajo mejor pagado.
La adhesión al espacio Schengen también significaría el aumento de la delincuencia. Con la supresión de los controles fronterizos, podrían aumentar los peligros para la seguridad interior. Los delincuentes del espacio Schengen podrían entrar en Rumanía, pero al mismo tiempo, muchos miembros de bandas criminales de nuestro país podrían aprovecharse de que ya no hay controles aduaneros. Asimismo podría aumentar el tráfico de seres humanos y la prostitución.
El espacio Schengen es uno de los logros más importantes del proyecto europeo. Comenzó en 1985 como un proyecto intergubernamental entre cinco países de la UE -Francia, Alemania, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo- y se ha ido ampliando gradualmente hasta convertirse en la mayor zona de libre circulación del mundo. Schengen es el nombre de un pequeño pueblo de Luxemburgo situado en la frontera con Alemania y Francia, donde se firmaron el Acuerdo de Schengen y el Convenio de Schengen en 1985 y 1990, respectivamente. El espacio Schengen abarca actualmente más de 4 millones de kilómetros cuadrados, con una población de casi 420 millones de personas.