Momentos decisivos en la vida del rey Miguel de Rumanía
Como el pasado 10 de mayo Rumanía celebró el Día de la Realeza, fiesta nacional que marca los 150 años desde el inicio de la monarquía, en esta edición les invito a descubrir los momentos más importantes de la vida del rey Miguel I.
Brigitta Pana, 23.05.2016, 18:32
Con 94 años de edad, el rey Miguel es el último jefe de estado vivo de los tiempos de entreguerras. En todos estos años el rey asistió a muchos cambios políticos, interiores y exteriores, de los cuales algunos cambiaron su propia vida. El último rey de Rumanía nació en el período de entreguerras, los años más hermosos y florecientes de la historia del país, vivió el período duro de la guerra, firmó el certificado de defunción del régimen monárquico y vivió aislado en el exilio, lejos de país, durante casi mitad de siglo. Regresado al país hace más de 20 años, el rey Miguel está considerado por muchos rumanos como un símbolo de la antigua Rumanía, tal vez de una Rumanía mejor, que hubiera podido regresar a la vida después de 1989. Desafortunadamente no fue así. El rey Miguel nació en Sinaia el 25 de octubre de 1921, siete meses después del casamiento de sus padres, el príncipe heredero Carlos y la princesa Helena de Grecia. En 1925 su padre abandonó Rumanía renunciando al trono. En estas condiciones, en enero de 1926, mediante un acta del Parlamento, Miguel fue proclamado heredero del trono. Un año y medio más tarde, a los 6 años de edad, Miguel subió al trono tras la muerte de su abuelo, el rey Fernando, aunque al frente del país quedaba un consejo de regencia que su abuelo proclamó en su testamento póstumo. En 1930 su padre regresó repentinamente al país y recuperó el trono designando a Miguel como príncipe heredero, pero en 1940 Carlos fue obligado a abdicar y al trono se instaló su hijo aunque no tenía nada de experiencia política. Con solo 19 años Miguel I accedía al trono de nuevo, justo en uno de los momentos de máxima debilidad de Rumanía y en septiembre de 1940 Miguel I dio la dirección del gobierno al general Ion Antonescu. En este período el rey Miguel fue mantenido lejos de todos los problemas del país, incluso de la decisión de entrar en la guerra al lado de Alemania nazi.
El 23 de agosto de 1944, Miguel I ordenó detener al Gobierno de Antonescu. El rey desempeñó un papel muy importante en el plan de quitarle el poder a Antonescu, plan realizado el 23 de agosto de 1944. Ejecutado en un momento clave de la guerra cuando el Ejército de la Unión Soviética se acercaba a la frontera oriental de Rumanía, el golpe del 23 de agosto planeado por el rey Miguel I junto con los líderes de los partidos democráticos significó la detención del mariscal Ion Antonescu. Tras el arresto de Antonescu, el rey invistió un nuevo gobierno dirigido por el general Constantin Sanatescu. Fue el primer esfuerzo en la reinstauración de un régimen democrático en el país, dificultado por las presiones llegadas por parte del Partido Comunista. En el período agosto de 1944 y marzo de 1945, el rey Miguel I se enfrentó a grandes presiones por parte de los comunistas y de las tropas soviéticas que apoyaban al Partido Comunista Rumano. Por lo tanto, miembros del partido comunista fueron incluidos en los gobiernos de Sanatescu 1 y 2 y más tarde en el Gobierno dirigido por Radescu. Al sentirse superado por la situación y a pesar de varios intentos de resistir a las presiones por parte de Moscú, el rey Miguel I fue incapaz de parar el proceso de comunización de Rumanía y al comienzo del mes de marzo de 1945, se vio obligado a aceptar el nombramiento de Petru Groza al cargo de primer ministro. Éste fue el comienzo del final para el rey Miguel I que no pudo oponerse al Gobierno. Según Wikipedia, el 6 de marzo de 1945, Petru Groza excluyó del gobierno a los miembros del PTCD y del PN y dio a los comunistas diversos ministerios clave. Ante todo esto Miguel I intentó en vano la intervención del Reino Unido y Estados Unidos para evitar la caída de Rumanía en la órbita soviética. Finalmente el gobierno de Groza ganó las elecciones generales del 19 de marzo de 1946. Tras las elecciones, la Asamblea General, constituida en su totalidad por los comunistas, obligó al rey Miguel I a abdicar. Fue expulsado del país y despojado de la ciudadanía rumana. El 30 de diciembre de 1947 fue el último día de la monarquía rumana
En noviembre de 1947, el rey Miguel viajó a Londres para participar en la boda de la princesa Isabel de Inglaterra. Allí conoció a Ana de Bourbon Parma con la cual se casó en 1948 en Grecia. El rey Miguel y su esposa tuvieron 5 hijas: Margarita, Helena, Irina, Sofía y María. Durante su exilio, el rey apoyó los esfuerzos de mantener viva la causa de Rumanía y mantuvo buenas relaciones con los rumanos del exilio. Nunca renunció a promover los intereses de Rumanía. Tras la caída del régimen comunista de diciembre de 1989, el rey Miguel I hizo su primer intento de regresar al país en diciembre de 1990. De Navidad, llegó a Rumanía con el deseo de visitar las tumbas de sus parientes. Desafortunadamente, la policía le obligó a volver al aeropuerto de Otopeni y abandonar otra vez Rumanía. Volvió dos años más tarde. Esta vez los rumanos le recibieron con los brazos abiertos. Los momentos más importantes de la vida del rey Miguel I figuran en el volumen “El año del Rey” lanzado hace cuatro años por la princesa Margarita y el príncipe Radu, autor del libro, quien precisó que su Majestad es “el rey más longevo del mundo” pero también “un hombre de nuestros tiempos”. El libro fue lanzado en el Museo Nacional de Historia de Rumanía por la editorial Curtea Veche Publishing y fue dedicado al rey Miguel I. En el acontecimiento participaron alrededor de 200 admiradores del rey.
El rey Miguel de Rumanía ha cedido la corona a su primogénita, la princesa Margarita y ha abandonado todas sus responsabilidades como jefe de la dinastía debido a su grave estado de salud. Cabe destacar que el rey Miguel I goza de una alta popularidad en nuestro país. Según las encuestas, es mayor que la de ningún dirigente político. Y al menos el 30% de los ciudadanos desea la restauración de la monarquía. La familia real mantiene una activa presencia pública y desarrolla un importante papel ceremonial y asistencial a través de numerosas fundaciones. El propio monarca, el último jefe de Estado vivo de los tiempos de entreguerras, ha desarrollado una intensa labor hasta hace poco más de un año, cuando su mal estado de salud le obligó prácticamente a recluirse en su casa de Suiza.