La miscelánea: La historia de Gambrinus, la cervecería más conocida de Bucarest
Bucarest y la cerveza tienen una larga historia en común, la bebida fría y espumosa está presente en los restaurantes y las terrazas de la ciudad como desde siempre.
Brigitta Pana, 19.08.2024, 14:30
En la edición de hoy de la Miscelánea hablaremos de una de las cervecerías más conocidas, apreciadas y famosas de la historia de la capital: Gambrinus. El nombre del escritor rumano I.L. Caragiale está ligado a esta famosa cervecería, pero también a una historia impresionante, ya que en su momento Gambrinus fue incluso más famosa que la cervecería Caru’ cu Bere.
La historia de la cervecería Gambrinus comienza con una importante aclaración: aunque en determinado momento fue propiedad de Ion Luca Caragiale, el escritor no es quien la fundó, ni quien le dio nombre, la cervecería existía desde 1897, y Caragiale la compró en 1901. Sin embargo, la pasión de Caragiale por la cerveza y los negocios es bien conocida, ya que fue propietario de varios bares y cervecerías a lo largo de los años. Poco después de hacerse cargo del negocio, Caragiale concluyó un acuerdo con la famosa cervecería Azuga, y Gambrinus vendió la cerveza blanca «Coroana» y «Salvator», que era una cerveza oscura, muy apreciada.
Aunque I.L. Caragiale se traslada a Alemania cuatro años después de hacerse cargo de Gambrinus, la cervecería no desaparece, sino que, al contrario, se hace cada vez más apreciada, teniendo varios propietarios a lo largo de los años. Multitudes de personas acudían aquí noche tras noche, sobre todo los fines de semana, para disfrutar de una cerveza (o varias), así como de los famosos conciertos, en los que actuaban tanto bandas de músicos gitanos como grupos de jazz. En Gambrinus, la oferta de bebidas también era muy variada y apreciada: había cervezas y vinos para todos los gustos y preferencias, y también era el único lugar de Bucarest donde se podía beber la tan solicitada cerveza Maltosan Nectar, producida por la cervecería Luther. Además, gracias a una mención en la revista «Realitatea Ilustrată», nos enteramos de que Gambrinus era propiedad en 1933 del restaurador Ionel Petcu, que financió la renovación y modernización de la cervecería, y que introdujo una cocina internacional muy apreciada.
Un capítulo de la historia de la cervecería Gambrinus llegó a su fin a finales de la década de 1930, cuando se demolieron el edificio Fialkowski y la Casa Mandy y se construyeron dos nuevos edificios. En la década de 1940, Gambrinus se trasladó a su ubicación más conocida en el Bulevar Elisabeta, en la planta baja del Hotel Palace (rebautizado Hotel Cișmigiu), justo a la vuelta de la esquina de la intersección con la calle Ion Brezoianu. La cervecería era propiedad de un empresario llamado Naumescu, que quiso mantener viva la identidad de la cervecería Gambrinus abriendo aquí un local de lujo. Sorprendentemente, el régimen comunista «perdonó» a Gambrinus, manteniendo la cervecería viva y con el mismo nombre hasta 1989, uno de los pocos casos de este tipo. Siguieron las habituales décadas de decadencia bajo el comunismo y, finalmente, el cierre de la fábrica de cerveza en los años 90. Durante el periodo comunista, el hotel fue descuidado por las autoridades y poco a poco se fue deteriorando. Después de 1990, el edificio se convirtió en residencia de estudiantes de la Academia de Teatro y Cine. Fue durante este periodo cuando una joven estudiante de Besarabia perdió la vida al caer desde el segundo piso al hueco del ascensor. La tragedia inspiró al actor Cristi Iacob a escribir unas letras sobre el edificio de aspecto siniestro donde vivían los estudiantes, que más tarde fueron cantadas por el grupo Vama Veche. Esta canción es una versión inspirada en la famosa «Hotel California» de los Eagles.
El Hotel Cişmigiu, que durante mucho tiempo representó uno de los símbolos de la capital, fue proyectado por el renombrado arquitecto arumano que hizo sus estudios en París, Nicolae Nacu Pissiota, y perteneció a su familia hasta 1948. Con una capacidad de aproximadamente 200 habitaciones, „Cişmigiu“ fue considerado en los años 20 uno de los hoteles más grandes de la capital. La mayoría de las delegaciones que llegaban a Bucarest optaba por alojarse en este hotel gracias a su buena posición que ocupaba en el centro de la ciudad.