La miscelánea: Dragobete en Rumanía
Cada 24 de febrero los rumanos celebramos la fiesta tradicional Dragobete, fiesta que originalmente simbolizaba la llegada de la primavera.
Brigitta Pana, 26.02.2024, 10:02
Cada 24 de febrero los rumanos celebramos la fiesta tradicional Dragobete, fiesta que originalmente simbolizaba la llegada de la primavera. Sus primeros registros escritos datan del siglo XIX. Podríamos decir que Dragobete es la versión rumana del Día de San Valentín, aunque tiene más que ver con la llegada de la primavera y el fin del invierno que con los grandes centros comerciales y los intercambios de regalos.
Dragobete representa para los rumanos el símbolo del amor, identificándose con el dios del amor en la mitología griega, Eros, y con el dios del amor en la mitología romana, Cupido. En la tradición popular, se dice que Dragobete era representado como un joven apuesto, hermoso, de carácter fuerte y extremadamente amoroso que influía positivamente en la vida de quienes conocía. Dragobete transmitía buena disposición y alegría, símbolo de influencia positiva para los enamorados.
Existen muchas tradiciones relacionadas a esta celebración. Considerado el patrón del amor, del comienzo de la primavera e hijo de Baba Dochia, una anciana que se identifica con el invierno, Dragobete es recibido con flores. En la mañana del 24 de febrero, en los pueblos rumanos, las jóvenes se visten bonito y parten por valles y prados recogiendo las primeras flores de la primavera. Si por casualidad encuentran flores de fresa, las recogen en ramos que luego colocan en el agua, mientras pronuncian las palabras: „Flori de fraga, Din luna lui Faur, La toata lumea sa fiu draga.” («Flores de fresa, Del mes de febrero, Que todos me quieran»)
Las mujeres también pueden comprar campanillas de invierno u otras flores de primavera para colgarlas en los iconos. Se dice que este simple gesto les mantendrá jóvenes y eliminará las envidias y los malos pensamientos. Las flores secas se arrojan a un río el día de Sânziene, fiesta rumana celebrada a mediados del verano, para que todo lo malo se vaya por el valle.
Otra tradición indica que las jóvenes y mujeres que no hayan sido besadas en este día estarán solteras todo el año. Por eso la misión de Dragobete es encontrar y besar incluso aquellas caras que no son bonitas. Si el 24 de febrero besamos o, al menos, tocamos a una persona del sexo opuesto tendremos suerte en el amor todo el año. Si no seguimos la tradición de Dragobete, las creencias populares dicen que estaremos solos todo el año y no conoceremos a nuestra otra mitad hasta el próximo Dragobete. El dicho popular rumano dice: “Dragobetele sărută fetele”, lo que traducido al español significa: “El Dragobete besa a las chicas”.
Entre otras creencias populares relacionadas con Dragobete, se dice en la mañana del 24 de febrero, las jóvenes rumanas recogen nieve fresca, la derriten y se lavan la cabeza con el agua así obtenida para tener una piel reluciente y un pelo sano.
En este día los jóvenes rumanos deben beber té de ramitas de cerezo y comer pasteles con semillas de cáñamo molidas para tener mucho amor durante todo el año.
Tras cumplir su destino, Dragobete fue transformado por Baba Dochia en una planta llamada Năvalnic, planta que renace en primavera en los claros y que se utiliza para amuletos amorosos y para tratar heridas.
¡Feliz Dragobete!