El mărțișor – símbolo rumano de la primavera
Todo el mundo celebra la llegada de la primavera con alegría y esperanza.
Brigitta Pana, 28.02.2017, 16:14
Todo el mundo celebra la llegada de la primavera con alegría y esperanza. Los rumanos saludamos a la más hermosa y esperada estación del año con una tradición única en el sureste de Europa – el mărţişor. Además de los rumanos hay varios pueblos balcánicos que suelen celebrar esta fiesta entre los cuales figuran la República de Moldavia, Bulgaria, Macedonia o Rusia. El modo en que se festeja hace que cada mărţişor sea único en cada país, pero ningún festival o fiesta es más impresionante que el mărţişor de Europa oriental.
El mărţişor es un pequeño broche que se lleva en el pecho y que tiene un hilo blanco y rojo. Este hilo es el elemento clave del “mărţişor, pues simboliza la eterna lucha del bien y el mal, de la primavera y el invierno, de la paz y la guerra. Las mujeres, las chicas jóvenes e incluso las niñas reciben mărțișoare (la forma del plural de mărțișor) y los usan durante todo el mes de marzo como una señal de la llegada de la primavera. Junto con el mărțișor se ofrecen, a menudo, las primeras flores de la primavera, siendo la más representativa de ellas el ghiocel, es decir la campanilla de invierno.
El origen exacto de esta fiesta no se conoce, pero dicen que parte de los antiguos dacios. El nombre es un diminutivo de la palabra martie, palabra rumana que significa marzo y que tiene la misma etimología que en español, proviene de la palabra latina Mars o Marte, que era un dios romano, símbolo de los campos verdes, los rebaños de ovejas y el amor.
Según la tradición, cada 1 de marzo los hombres suelen regalar a las mujeres estos pequeños objetos meramente decorativos, llamados mărţişor. A comienzos del siglo XIX el amuleto se utilizaba en todas las regiones rumanas. Especialmente lo llevaban las mujeres y los niños y niñas alrededor del cuello: consistía en dos cordones de lana, uno rojo y otro blanco trenzados juntos y con una pequeña moneda de plata. Existía la creencia de que aquellos que llevaban el amuleto serían protegidos contra todo mal y tendrían buena suerte para el año siguiente. El hecho de intercambiar los amuletos es un símbolo de amor, amistad, respeto y aprecio. Se pueden comprar cordones hechos de seda rojos y blancos atados en forma de lazo, y también pequeños objetos rojos y blancos que representan flores, herradoras, hojas, abejorros, distintos animales, pequeños soles o estrellas, corazones, y muchos otros que las niñas y mujeres se ponen en la parte izquierda del cuerpo y los llevan durante nueve días, comenzando el día primero de marzo. Cabe señalar que unos días antes del 1 de marzo toda Rumanía se llena de puestos de venta de los pequeños amuletos, los encontrarán para todos los gustos y bolsillos. Muy típicas son las figuras del deshollinador, el trébol de cuatro hojas o la herradura, por supuesto siempre con hilos rojos y blancos.
No crean que el martisor se celebre solamente en Rumanía. En Bulgaria esta costumbre se llama Mártenitza o Baba Marta (Abuela Marta). Los búlgaros aprecian mucho la fiesta del mărțișor e incluso afirman que el origen de la costumbre proviene de ellos. Hay muchas leyendas, pero principalmente la mártenitza es un símbolo de la primavera que está acercándose. Se lleva como un amuleto para salud y suerte. La forma y el modelo de las figuras no tienen tanta importancia, lo más importante es el color. El blanco es símbolo de la pureza, del sol, de la larga vida y del principio masculino. El rojo – del principio femenino, de la salud, fuerza y del nacimiento. El 1 de Marzo, con motivo de la fiesta de la Abuela Marta los amigos, familiares, parejas, alumnos y profesores intercambian mártenitzas. Al igual que en Rumanía, la mártenitza búlgara se cuelga en la ropa o se ata en la muñeca. Dicen que hay que llevarla hasta ver la primera golondrina o hasta el 22 de marzo, el día astronómico de la llegada de la primavera. Entonces se cuelga en un árbol – para la fertilidad de la naturaleza y para la salud de las personas. Según la tradición, la mártenitza búlgara es una especie de amuleto que tiene poderes mágicos y asegura fertilidad, salud y felicidad a los que lo llevan. Los pequeños de la casa adornan con ellas su brazo derecho, el pecho o el cuello y las chicas pueden llevarlas en el pelo. Los varones, en cambio, las atan por encima del codo o tobillo izquierdo o las esconden debajo del talón del mismo lado. Se ponen también al ganado y a los árboles frutales para asegurar un año de prosperidad. En Bulgaria, no solo las mujeres o niños reciben mártenitzas sino también los hombres e incluso los animales.
El mărțișor ruso llamado Máslenitsa que se celebra una semana antes del comienzo de la Cuaresma simboliza también la despedida del invierno, la espera de la primavera y la llegada de esta tan esperada estación. Es un período de juegos, cantos, paseos y deliciosos platos. La fiesta tiene origen pagano pero su nombre proviene a la época cristiana y significa “semana de la mantequilla, precisamente porque en la semana previa de la Cuaresma se permite comer productos lácteos, pescado y mantequilla, o maslo, es decir alimentos que no se podrán consumir durante el período de abstinencia anterior a la Pascua de Resurrección. La semana se conoce también como la semana de los bliný (panqueques). Uno de los mayores atractivos es el concurso entre los grandes maestros de cocina para hacer las tortitas, los bliný, más finas y más gruesas. Este año, la semana de la Máslenitsa ha iniciado el 20 de febrero y ha terminado el 26 de febrero, día en que en toda Rusia ha sido quemado el ‘espantapájaros de la Máslenitsa’, lo que puso punto final a la estación blanca. La costumbre de quemar los muñecos de la Máslenitsa, demuestra de este modo que se vence al invierno y a la muerte y se libera el camino para la llegada de la primavera, el calor, la vida y la fertilidad. Niños, jóvenes y adultos han disfrutado de los desfiles de músicos y payasos, actuaciones artísticas, conciertos de música folklórica y moderna y concursos de disfraces.
Aprovechando estas fechas, les deseo a todos una primavera feliz, llena de alegría, esperanza y muchas sonrisas.