Desde Rumanía hacia el mundo: Tradiciones navideñas en el Museo de la Aldea
Este año, los días 14 y 15 de diciembre tendrá lugar la fiesta de tradiciones y costumbres "Florile Dalbe", evento anual organizado en el Museo Nacional de la Aldea "Dimitrie Gusti" con el objetivo de presentar las tradiciones navideñas y de Año Nuevo.
Simona Sarbescu, 10.12.2024, 22:31
La cultura rumana se caracteriza por la autenticidad de las tradiciones y costumbres propias de cada zona geográfica. Especialmente en los pueblos, estas tradiciones se conservan y se respetan, representando la fuente de nuestra riqueza espiritual.
De hecho, en Rumanía, las fiestas de invierno comienzan con el Día de San Andrés, el 30 de noviembre, considerado el protector de la nación rumana.
San Andrés desempeñó un papel decisivo en la cristianización del pueblo rumano los geto-dacios y terminó en la cruz crucificado en forma de X.
Otras fiestas notables de este período incluyen San Nicolás el 6 de diciembre, Nochebuena el 24 de diciembre, Navidad el 25 de diciembre, Año Nuevo el 31 de diciembre, San Basilio el 1 de enero, Epifanía el 6 de enero y San Juan Bautista el 7 de enero.
Las tradiciones y costumbres invernales rumanas incluyen dar regalos a los niños la noche de San Nicolás y Mos Craciun, Papá Noel, matar el cerdo el 20 de diciembre, decorar el árbol de Navidad, cantar villancicos en Nochebuena, y muchas otras costumbres bonitas.
«Con siglos de antigüedad, los villancicos representan los sentimientos profundos del pueblo, pasando la prueba del tiempo y conmoviendo el alma de quienes los escuchan. Los villancicos traen esperanza para el próximo año, cuyo período culmina con el Nacimiento del Salvador Jesucristo, a través del cual la alegría entró en el mundo.
Este año, los días 14 y 15 de diciembre tendrá lugar la fiesta de tradiciones y costumbres «Florile Dalbe», evento anual organizado en el Museo Nacional de la Aldea «Dimitrie Gusti» con el objetivo de presentar las tradiciones navideñas y de Año Nuevo.
El Museo de la Aldea «Dimitrie Gusti» es la atracción turística más visitada de Bucarest y la tercera del país, después de los castillos de Peleş y Bran.
«Tendrán la oportunidad de admirar a los grupos de villancicos que recorrerán las callejuelas del museo en un desfile que saldrá desde la entrada de Kiseleff nº 28», informó la institución museística.
El museo de la aldea es un «viaje en el tiempo», un alegato por la autenticidad de la cultura y la civilización del pueblo rumano, del modo de vida tradicional, del sentido artístico y del espíritu inventivo del campesino rumano, pero, igualmente, es uno de los centros más activos y fascinantes de investigación, restauración y conservación del patrimonio cultural nacional.
Durante los dos días del evento también se realizará una feria de artesanos populares con objetos elaborados por ellos, productos sabrosos y aromáticos de la gastronomía tradicional, así como productos orgánicos. «Se pueden degustar mermeladas y sorbetes, pan de jengibre y pasteles, vino, miel y cozonac», dijo la fuente citada.
La magia de las fiestas de invierno comienza con San Nicolás.
El 6 de diciembre, los rumanos celebran la llegada de Mos Nicolae, una tradición de siglos. Esta festividad representa, cada año, un momento mágico en el que el espíritu de las vacaciones de invierno realmente hace sentir su presencia. Los niños lustran las botas con la esperanza de que, de la noche a la mañana, San Nicolás les traiga dulces y regalos. Los más traviesos encuentran un palo, símbolo de la promesa de ser más obedientes.
Cuenta la leyenda que San Nicolás ayudó una vez a un grupo de niños pobres llenándoles los zapatos de dulces mediante un milagro. Como muestra de gratitud, la gente entregan regalos y bienes a los menos afortunados durante este período.
Los preparativos para las fiestas continúa con la decoración del árbol en Nochebuena, una actividad que reúne a toda la familia. El brillo de los globos y el olor del abeto combinan perfectamente con los sabores de los platos tradicionales: sarmale, ensalada boeuf, cozonac y otras delicias típicas para la época de fiesta.
El 25 de diciembre celebramos el nacimiento de Jesucristo. Los pueblos y las casas de la gente se preparan para las fiestas. Las luces están encendidas y en todas partes se puede sentir el espíritu navideño. En este día, toda la familia, pero especialmente los niños, abren los regalos recibidos de Papá Noel, que se encuentra debajo del árbol bellamente decorado.
Después de Navidad, los niños continúan la tradición de caminar con la Estrella, cantando villancicos que recuerdan el viaje de los Reyes Magos guiados por la Estrella de Belén. En algunos pueblos, la danza de la cabra y el oso aporta un toque de alegría, ya que es un legado de ceremonias arcaicas.
Durante los villancicos, se presenta la tradición de los Irozii, jóvenes vestidos de una manera específica que representan una obra popular de tema religioso. La compañía estaba formada por tres príncipes, un ángel y un portero, todos vestidos con trajes nacionales. Los caballeros, con espadas y vainas de madera al cinto, simulan un duelo con Herodes a la entrada de las casas fortificadas.
A su vez, el arado rumano, tan querido en la infancia, pero cada vez menos visto en la atmósfera urbana de Año Nuevo, tiene profundas raíces en las tradiciones agrarias. Grupos de villancicos tocan campanas y lanzan deseos mágicos de abundancia y fecundidad para el próximo año.
En los últimos años, tras campañas de investigación y adquisición, el patrimonio del museo de la aldea ha crecido considerablemente; actualmente, la exposición permanente llega a más de 123 complejos distintos, con un total de 363 monumentos, con un patrimonio móvil de más de 50.000 objetos.
Las fiestas de invierno son más que una época del año; representan un tiempo de reflexión, alegría y conexión emocional con los seres queridos. Desde tradiciones milenarias hasta costumbres contemporáneas, el invierno trae consigo una amplia gama de prácticas culturales que enriquecen nuestra experiencia y nos recuerdan la esencia de la generosidad, la compasión y la esperanza. No importa en qué parte del mundo nos encontremos, las fiestas de invierno nos unen en un espíritu de comunión y bondad, aportando luz y calidez a esta época del año.