Vulnerabilidades sociales e inmobiliarias en caso de terremoto
Situada en la zona sísmica de Vrancea, Bucarest podría sufrir dos terremotos grandes al siglo, tal como lo demostraron en el siglo pasado los cataclismos de 1940 y 1977, ambos con una magnitud de 7,4 grados en la escala de Richter.
Christine Leșcu, 11.12.2019, 18:25
Situada en la zona sísmica de Vrancea, Bucarest podría sufrir dos terremotos grandes al siglo, tal como lo demostraron en el siglo pasado los cataclismos de 1940 y 1977, ambos con una magnitud de 7,4 grados en la escala de Richter. 42 años después del terremoto de 1977, nos preguntamos cuál es la situación de la consolidación de los edificios de patrimonio y de la preparación de la población en caso de que suceda una calamidad similar. Respuestas y soluciones tratan de ofrecer dos ONG, la Asociación Rumana para la Cultura, Educación y Normalidad (ARCEN) y Re:Rise a través del proyecto Antisísmico Distrito que se concentra en una zona central e histórica de Bucarest. El proyecto se propone preparar a 20.000 bucarestinos para afrontar la vulnerabilidad sísmica dado que, desde el punto de vista científico, otro terremoto de gran magnitud tendrá lugar. Evidentemente, la fecha y la hora no se pueden predecir. Conforme a la legislación de Rumanía, los edificios están clasificados en tipos de riesgo sísmico de 1 a 4 así como en categorías de emergencia, de U1 a U3. Estas categorías en realidad establecen el grado de emergencia de la consolidación. Una legislación ambigua, difícil de entender y poco conocida por los bucarestinos que de todas formas no están preparados para un nuevo terremoto que sacudirá una ciudad menos preparada que nunca, fragilizada debido a la falta de las consolidaciones necesarias después de los seísmos anteriores, según considera Edmond Niculusca, director general de la ARCEN:
“Según datos proporcionados por el Ayuntamiento de la capital, hay 300 edificios de riesgo sísmico 1. También hay más 1600 edificios clasificados en la categoría de emergencia 1, 2 y 3. Las categorías de emergencia, presentadas en la legislación de los años 1990 establecían en cuántos años debían ser consolidados los edificios porque en realidad aquellos edificios presentaban riesgo sísmico. Por lo tanto, oficialmente, Bucarest cuenta con más de 2000 edificios de riesgo sísmico 1 que probablemente se desplomarán en el próximo terremoto. En realidad, el número no es grande, pero tampoco se sabe con exactitud cuántos edificios se encuentran en riesgo sísmico.
Conforme a una estimación de los especialistas de la Universidad Técnica de Construcciones, en caso de un terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter, producido a 90 kilómetros de profundidad, más de un 42% de los edificios de Bucarest se verá gravemente afectado. Algunos se desplomarán por completo, sobre todo los construidos antes de 1963, mientras que en otros no se podrá vivir más. Teniendo en cuenta estos datos, ¿qué es lo que puede hacer la gente a nivel individual o comunitario para disminuir los efectos del terremoto?
Nuevamente en declaraciones para RRI, Edmond Niculusca:
“La gente deberá encargarse en primer lugar de sus cosas personales y asumir esta responsabilidad porque en realidad así lograremos hacer la diferencia entre vida y muerte, entre daños financieros mayores y daños moderados.
Una de las cosas banales en apariencia, pero necesaria en caso de una calamidad es preparar una maleta de emergencia compuesta, entre otras cosas, de un botiquín, agua, alimentos de larga duración, un silbato, una radio portátil con baterías y ropa. Asimismo, los que viven en los edificios de apartamentos construidos antes de 1977 deben averiguar si dichos bloques se pueden consolidar. La ley prevé inspección técnica gratuita y la concesión de un crédito parecido al crédito hipotecario para el pago de la consolidación. Hay que subrayar que sólo las asociaciones de propietarios y no los propietarios individuales se podrán beneficiar de estas previsiones. Si no existe una asociación, ésta se puede crear mediante implicación cívica.
La implicación cívica puede resolver muchas otras cuestiones, tal como nos ha contado el ingeniero constructor Matei Sumbasacu, miembro de la Asociación Re:Rise:
“Nos imaginamos que esta consolidación es la única opción de reducir el riesgo sísmico, pero es falso. También podemos prepararnos de otra forma, no sólo consolidando el edificio. No debemos rendirnos ante la falta del progreso en la dirección de la consolidación. Tenemos que hacer algo en paralelo. Lo primero que hay que hacer es dialogar con los vecinos sobre la probabilidad de un terremoto. Así nació Re:Rise, asociación creada oficialmente hace tres años. Hace 5 años solía pasar mis sábados conversando con mis vecinos sobre terremotos y sobre nuestro edificio. De esta forma me enteré de muchas cosas. Fue importante porque poco a poco todas las personas empezaron a implicarse para prepararse en caso de un terremoto.
La implicación de los ciudadanos determina tanto el aumento del nivel de información como la creación de algunas comunidades que, en caso de necesidad, podrían ayudarse entre sí para reducir los daños producidos por el terremoto. Pero la coagulación de la gente no siempre se produce con facilidad, según recuerda Edmond Niculusca:
“En realidad es muy difícil. A las primeras reuniones en el marco de nuestro proyecto Antisísmico Distrito acudieron entre 5 y 8 personas. Es muy importante, pero al mismo tiempo difícil hablar y aceptar que vivimos en una ciudad que pone en peligro nuestras vidas, pero en realidad es un error no hacerlo y no intentar resolver la situación. Éste es otro reto nuestro: convencer a la gente para que solicite una inspección del edificio en el que vive. En los 30 últimos años, se han consolidado pocos edificios. No sé si existen fondos suficientes para cubrir la necesidad de la consolidación. Desafortunadamente, tampoco a nivel de la comunidad de habitantes de la ciudad, las cosas no se mueven mucho. Hay demasiada burocracia, las cosas no avanzan y la gente no confía en las autoridades. Nosotros queremos alentar a la gente a concienciarse sobre este asunto del riesgo sísmico y organizarse en asociaciones de propietarios para poder reducir el riesgo sísmico de su edificio, solicitando inspección técnica. Igual de importante es saber comportarnos antes, durante y después de la producción del terremoto.