Voluntariado y viviendas sociales
Las viviendas, personales y decentes, siguen siendo un problema en Rumanía para numerosas categorías sociales.
România Internațional, 02.11.2016, 21:37
Las viviendas, personales y decentes, siguen siendo un problema en Rumanía para numerosas categorías sociales. Y de ellas, las más desfavorecidas son también aquellas que más necesitan una casa. Hay niños que no tienen una habitación o una mesa adecuada para los deberes. Hay familias que viven apiñadas en residencias para solteros o en viviendas sin electricidad y calefacción. Dado que muchas veces las autoridades no consiguen hacer frente a estas situaciones, se acude a la coalición de la comunidad o a la ayuda de los demás. La gente se moviliza para ayudarse recíprocamente, y la ayuda es de buen augurio tanto para los beneficiarios, como para aquellos que los sostienen. Un ejemplo es la organización Habitat for Humanity de Rumanía. Al estar presente aquí desde hace 20 años, la organización se basa en el voluntariado y construye viviendas para las familias de bajos ingresos o rehacen las antiguas viviendas de las familias necesitadas. De sus programas se han aprovechado hasta ahora 64.000 personas, mediante la construcción de 600 nuevas viviendas y la renovación de más de 2.000 edificios. Los proyectos están en Transilvania, cerca de Cluj y Mediaş, en Moldavia, en Bacău, Comăneşti y Botoşani, pero también en el distrito de Constanza. Loredana Modoran, coordinadora en la organización Habitat for Humanity ha proporcionado más información sobre sus beneficiarios:
“La gente tiene que cumplir tres criterios. Que sea muy grande y extensa la necesidad de tener una vivienda, éste es el primer criterio. El segundo es que el beneficiario tenga un ingreso capaz de devolver de esta manera el precio de los materiales de construcción que compramos para las casas. Como nuestros programas están dirigidos a responsabilizar a los beneficiarios, buscamos personas que, aunque trabajen desde la mañana hasta la tarde, tengan un ingreso demasiado bajo para obtener un préstamo de algún banco. Estas personas se quedan atrapadas en un círculo de la pobreza del que ya no pueden salir. Nosotros movilizamos unos recursos que a ellos les ayudan a tomar las riendas de su vida. El tercer criterio es que los beneficiarios trabajen con nosotros y nuestros voluntarios para construir la casa o renovar sus propias viviendas. Hasta que sean seleccionados, los candidatos tienen que hacer un cierto número de horas de voluntariado y después el número de horas de voluntariado debe llegar a mil o más. No ofrecemos a la gente nada por caridad, sino que ofrecemos un empuje para que después continúen bien su vida.”
Junto con los beneficiarios trabajan los voluntarios. Ellos vienen de todo el mundo, proceden de todas las categorías sociales y tienen trabajos muy diversos. Una de las voluntarias es Veronica Soare, periodista de radio, implicada en numerosos proyectos caritativos descritos en su página web minuni.ro. Veronica Soare empezó a trabajar en las obras de las nuevas viviendas hace unos años y ahora ha compartido con nosotros su experiencia:
“Unas horas de trabajo en las obras dejan un sentimiento único. Miras la pared que has construido, miras la gente que has conocido en las obras y entiendes que nosotros, la gente normal, también podemos cambiar las cosas. Es un sentimiento magnífico llegar el lunes por la mañana a las obras, donde sólo había cimientos, para que después, bajo tus ojos y con tus manos, se alcen unas casas. Cuando les dije a mis amigos que iba cinco días a las obras se asombraron: “¿Qué vas a hacer tú allí? ¿Cómo crees que puedes hacer el trabajo de un albañil?” Pero es mucho más fácil de lo que parece. El cansancio ni se toma en cuenta. Fueron cinco días en los que no sentí que estaba trabajando.”
A su vez, los beneficiarios se convierten en voluntarios y sostenedores de otros beneficiarios. Los plazos mensuales mediante los cuales pagan, sin ningún tipo de interés, los materiales con los que se ha construido la casa, entran en un fondo circular del que se alimentan otros proyectos de construcción de otros edificios para los necesitados. Veronica Soare vio la alegría con la que la gente ayuda a los demás:
“Este año he visitado a una de las familias beneficiarias del año pasado. Y me impresionaron dos cosas. La madre estaba muy feliz de que tenía dónde criar a sus niños, de que tenía una vivienda decente. La segunda cosa que dijo fue la de que también quería participar en las obras, para ayudar a otros, como los demás la ayudaron a ella. No sé si estas personas fueron anteriormente voluntarios, pero han entendido lo que significa ser ayudados y también quieren ayudar.”
El distrito de Bacău, una región con varias zonas desfavorecidas, tiene este sistema para la construcción de las casas mediante el voluntariado desde hace 12 años. Andrei Chirilă, coordinador de la filial de Comăneşti de la organización Habitat for Humanity, ha hablado de los problemas sociales de aquí:
“En todo el país, las viviendas disponibles están anticuadas y muchas necesitan reparaciones. Si nos referimos a las nuevas familias, con hijos, podría poner el ejemplo de las situaciones en las que éstos viven en el mismo piso con sus padres ancianos o con las familias de sus hermanos. Para ellos, la necesidad de tener su propio espacio es muy grande. Hemos tenido incluso demandas por parte de algunas familias para ayudarlas a comprar centrales térmicas para el piso. Hemos tenido familias que quisieron fomentar la eficiencia energética de su vivienda sustituyendo las antiguas ventanas, de madera, por unas nuevas, de doble acristalamiento, o aislar con poliestireno su piso para tener más calor en la casa.”
Como las demandas siguen siendo numerosas, en Comăneşti y en los alrededores, se iniciarán obras. Es también una oportunidad para que la gente emprenda amistades y renuncie al escepticismo.