«Un mundo feliz»
¿Vivimos ya en «un mundo feliz», como imaginó Aldous Huxley a principios del siglo pasado, o nos dirigimos hacia él?
România Internațional, 29.09.2021, 17:19
¿Vivimos ya en «un mundo feliz», como imaginó Aldous Huxley a principios del siglo pasado, o nos dirigimos hacia él? La sociedad humana parece estar avanzando cada vez más hacia la distopía de Huxley, quien preveía un mundo de estabilidad, paz y pseudolibertad, una pseudoarmonía para personas completamente desespiritualizadas. Las restricciones impuestas para limitar los efectos de la pandemia transforman la naturaleza humana con una sutileza que, al inicio de la crisis, parecía impredecible. Ahora, sin embargo, estas «rarezas» del comienzo (confinamiento en casa, restricción de la libertad de movimiento, cierre de teatros y cines, restaurantes) han comenzado a convertirse en la norma. Eso mismo ocurre con el trabajo desde casa. Sobre el modo en que ha cambiado la conducta con respecto al trabajo durante la pandemia y en qué medida influye el fenómeno del agotamiento mental, nos habla el sociólogo Vladimir Ionaș:
«Con la pandemia, la conducta del empleador y del trabajador también ha cambiado. El trabajo a distancia, si bien al principio suscitó muchas dudas sobre la productividad, ha acabado demostrando que esta no ha disminuido, sino que ha aumentado. A los empleadores ha empezado a atraerles la idea de dejar que el empleado trabaje desde casa durante el mayor tiempo posible. Además de los beneficios que supone reducir los gastos de alquiler de oficinas y otros relacionados con esta parte del negocio, se han dado cuenta de que la productividad de los empleados realmente aumenta, por lo que los beneficios son mayores con esta nueva modalidad de trabajo.»
Quién hubiera pensado, al comienzo de la pandemia, que trabajar en pijama y las reuniones en Zoom no serían sinónimo de un trabajo más ligero, sino de sobreproductividad, acompañada además de efectos graves para la salud mental y física de la persona activa, es decir, de desgaste profesional. Cualquiera que haya trabajado desde casa sabe que la carga de trabajo supera con creces la de la oficina. Lo cuenta Vladimir Ionaș:
«Por parte de los trabajadores, obviamente, existe un miedo relacionado con la estabilidad laboral, así como la intención de demostrarle al empleador que pueden trabajar igual o incluso mejor desde casa. Así, es evidente que a menudo hacen un esfuerzo considerable. Trabajan mucho más duro que en la oficina, tratan de terminar los proyectos más rápido, intentan acabar antes todo lo que tienen que hacer y es entonces cuando aparece este fenómeno del desgaste profesional, el cual afecta a cada vez más categorías profesionales. No solo a los médicos que, efectivamente, durante esta época han realizado su actividad sin parar, y han estado luchando en primera línea contra la pandemia, sino que también se han identificado casos de este tipo en el resto de campos profesionales. Hay trabajadores que han tratado de terminar sus proyectos mucho más rápido, han trabajado sin parar, muchos trabajan incluso por la noche desde casa, obviamente aquí también influye la presencia de la familia, de los niños, y el horario es totalmente distinto. Hay niños que se quedan en casa permanentemente porque los colegios (muchos cursos) están cerrados, estudian desde casa, por lo que los padres deben prestarles atención también a ellos, no solo al trabajo. Hay muchos factores que se combinan, por lo que, evidentemente, se produce este fenómeno de desgaste.»
Las vulnerabilidades interiores que todos sentimos en determinados momentos de nuestras carreras profesionales se han vuelto crónicas durante la pandemia, sobre todo porque la situación del mercado laboral no pinta nada bien. La gente pretende demostrar que es capaz de trabajar desde casa y fuera del horario laboral, con la única finalidad de no perder su trabajo. Vladimir Ionaș sabe qué conlleva esto:
«Visto el temor que ha surgido y que todos podemos sentir en esta época, relacionado con la estabilidad laboral y la estabilidad futura, los que trabajan desde casa se empeñan en demostrar que lo pueden hacer tan bien como en la oficina. Antes de que apareciera este fenómeno, el del teletrabajo, había muchos empleados que decían que querían trabajar desde casa, que podían hacerlo igual de bien. Después, al menos en la primera parte de la pandemia, cuando la gente ya trabajaba desde casa, muchos querían demostrar que pueden hacerlo igual o mejor. Lamentablemente, esta situación se ha prolongado y, obviamente, el esfuerzo que han dedicado muchos de los empleados ha sido mucho mayor que el esfuerzo que realizaban antes, cuando trabajaban desde la oficina. Incluso ahora, en las encuestas de opinión, hay porcentajes muy altos de la población, en concreto, de la población activa (entre el 60 % y el 65 % de los empleados) a quienes les gustaría poder trabajar desde casa cuando acabe la pandemia. Aunque podemos decir que en muchos casos existe una sensación de desgaste, aun así, la gente prefiere trabajar en casa, porque, dejando de lado todos los inconvenientes, hay muchos aspectos positivos, como pasar más tiempo en compañía de la familia, los hijos y los seres queridos. Esto es algo importante.»
La enseñanza a distancia parecía un despropósito hasta hace poco. Ahora, sin embargo, se ha convertido en la norma, y conlleva implicaciones serias para el desarrollo de las habilidades sociales de los jóvenes. Nos lo cuenta, de nuevo, Vladimir Ionaș:
«Los principales afectados de todo esto son, sobre todo, los jóvenes, los que justo comenzaban una vida nueva, sobre todo los estudiantes universitarios, que esperaban esa vida estudiantil, mudarse de casa a la residencia, a las ciudades donde se encuentran las facultades donde se han matriculado, cosa que nunca ha llegado a ocurrir, ya que todas las facultades han pasado a impartir las clases en línea, lo que es un gran problema que requiere mucha atención desde el punto de vista psicológico. En cuanto a los empleados, teniendo en cuenta que el porcentaje de los que quieren trabajar desde casa es muy alto (alrededor del 65 %) incluso cuando acabe la pandemia, creo que esto indica que muchos de los empleados están satisfechos con el modo en que se desarrolla la actividad laboral ahora.»
En este contexto, nos volvemos a preguntar: ¿vivimos ya en «un mundo feliz» o simplemente nos dirigimos hacia él?
Versión en español: Víctor Peña Irles