Un censo muy esperado
Rumanía, como el resto de Estados miembros de la Unión Europea, debería haber realizado, este año, un nuevo censo de población y vivienda.
România Internațional, 18.08.2021, 08:17
Rumanía, como el resto de Estados miembros de la Unión Europea, debería haber realizado, este año, un nuevo censo de población y vivienda. Sin embargo, debido a la crisis de salud derivada del nuevo coronavirus, el censo, que se realiza una vez cada diez años, se ha pospuesto para 2022. Aun así, en marzo se llevó a cabo una simulación previa. Alrededor de 50 000 hogares de todo el país fueron seleccionados para participar en un censo de muestra, como parte de una actuación que reprodujo, en miniatura, lo que sucederá el año que viene. El director de Comunicación del Instituto Nacional de Estadística (INS), Cătălin Raiu, nos ha contado por qué ha sido necesaria esta simulación:
«La simulación es casi obligatoria, se realiza en todos los Estados miembros de la Unión Europea y tiene la función de poner a prueba diversas reacciones, en primer lugar, de la población respecto al cuestionario, a los métodos mediante los cuales se aplica el cuestionario, así como la de calibrar, organizativamente, varias herramientas de modo que no haya movimientos torpes cuando se realice el censo grande, el real, el que cuenta realmente a la población persona a persona.»
El Instituto Nacional de Estadística, encargado de organizar este nuevo censo en 2022, tiene una vasta experiencia profesional, de más de 150 años y doce censos realizados desde que se fundó en 1859 hasta la actualidad. La necesidad imperiosa de que todo el proceso se lleve a cabo a la perfección se ve duplicada por una ambición, como puntualiza el mismo Cătălin Raiu:
«Por primera vez en Rumanía, como ocurre en los otros Estados de la Unión Europea, nos enfrentamos a una ambición, si puedo llamarla así, es decir, que el censo se digitalice, dicho de otro modo, por primera vez en Rumanía se renunciará por completo al papel y ahora disponemos de dos procesos digitales que reemplazan el famoso formulario en papel que tenían que rellenar los ciudadanos o el censor con la información de los ciudadanos. Así, contamos con una etapa de autocenso mediante la cual los ciudadanos, tanto en el censo de muestra como en el censo general, recibieron y recibirán un enlace al cuestionario donde podrán autocensarse, de modo que ellos mismos puedan completar los datos requeridos. La segunda etapa, la entrevista cara a cara, también se basará en una herramienta digital, esta vez una tableta. Dicho de otro modo, el revisor visita los hogares de los ciudadanos y registra sus respuestas directamente en la tableta. Los datos, ya introducidos durante el autocenso o por el revisor, se vuelcan directamente en la base de datos y, a partir de aquí, se siguen procesando.»
Si bien el censo de muestra de marzo tan solo tenía como objetivo probar las herramientas en las que se basará el trabajo posterior de los estadistas, la finalidad del censo en sí del próximo año es obtener una respuesta a algo bien simple que solemos preguntarnos: «¿cuántos somos?», desde la escala nacional hasta la localidad más pequeña. Aun así, es necesario realizar algunas aclaraciones, también relacionadas con los rumanos de la diáspora, de la mano del director de Comunicación del INS, Cătălin Raiu:
«El censo, por definición, no solo en nuestro país, sino también en otras partes, cuenta a la población residente, es decir, a la que se encuentra en el territorio de un Estado y que pretende permanecer dentro de las fronteras de dicho territorio durante un período de doce meses. Es la metodología de Eurostat, de la Unión Europea, y no se puede cambiar. Así pues, tras realizar este censo, conoceremos qué población residente, independientemente de su ciudadanía, independientemente de su origen étnico, tiene Rumanía en su territorio. Actualmente, el Instituto Nacional de Estadística estima que el número de rumanos fuera de las fronteras del país es de entre 3,3 y 3,4 millones de personas. Con motivo de la elaboración del censo que, como decía, se realiza casi simultáneamente y con una metodología idéntica en toda la Unión Europea, Rumanía conocerá cuántos rumanos hay en los países miembros de la Unión, mediante los censos realizados en cada uno de los países. Dicho de otro modo, sabemos cuántos rumanos hay fuera de las fronteras del país en la medida en que cooperamos, colaboramos y recibimos información de los institutos nacionales de estadística de esos países.»
Gracias a las preguntas que formularán en el censo del año próximo, sobre educación, ocupación, ingresos, religión, etnia, las viviendas que ocupan los ciudadanos o las instalaciones de que dispone la casa, se definirá en detalle el perfil del ciudadano residente en Rumanía. El objetivo es brindar información esencial y de calidad de cara a las políticas públicas sociales o económicas, el desarrollo sostenible de las comunidades y ciudades, el medio académico o el empresarial. Lo cuenta Cătălin Raiu:
«El censo capta el perfil sociodemográfico de la población. Esta es la apuesta: saber cómo se muestra la población en el territorio de un país con indicadores que van desde la formación profesional hasta el nivel de vida, el bienestar de cada categoría profesional, etc. También hay indicadores que diríamos que son más sensibles o muy interesantes desde la perspectiva de determinadas políticas públicas financiadas por la Unión Europea, por ejemplo, respecto al origen étnico de los ciudadanos; hay indicadores muy relevantes estrictamente a escala nacional, como la confesión religiosa. Y aquí debo confesar que una de nuestras estrategias pretende precisamente que haya una colaboración estrecha con representantes de minorías étnicas y cultos religiosos, ya que, por definición, son organizaciones interesadas directamente en que aumente su número de miembros en el censo. Básicamente, para dar un ejemplo muy preciso, la financiación de los cultos religiosos en Rumanía, los diez años siguientes a la finalización del censo, se realiza a partir de los porcentajes resultantes del censo. Es decir, todos los cultos religiosos estarán muy interesados o nosotros debemos incitar esa voluntad por su parte, para que estén muy interesados, de modo que el número de miembros se acerque lo más posible a la realidad. ¡Les daré otro ejemplo! La minoría romaní de Rumanía está muy descontenta con el hecho de que, en censos anteriores, el número oficial de romaníes no se correspondía con la realidad y, por supuesto, es posible que sea así, pero nosotros empezamos a dialogar el año pasado muy de cerca con las autoridades públicas que se ocupan de las políticas públicas en el ámbito de la vida de los romaníes o con las organizaciones no gubernamentales, para convencerlos de que convenzan, a su vez, a los miembros de su comunidad de que declarar de forma muy fidedigna la etnia de cada persona contribuye directamente a la financiación que estas comunidades recibirán durante los próximos diez años. Así pues, no se trata de una aproximación a la realidad ni tiene una finalidad estrictamente científica, sino que tiene efectos concretos en términos de políticas públicas, de financiación con fondos para los próximos diez años, dinero nacional, europeo o de fuera de Europa, por ejemplo, del Banco Mundial.»
El año que viene, entre el 14 de marzo y el 15 de mayo, tendrá lugar la etapa de autocenso, seguida de la etapa de censo presencial —entre el 16 de mayo y el 17 de julio—, con la visita al domicilio de un censor, esperemos que en unas condiciones sanitarias más relajadas que las actuales.
Los primeros resultados, parciales, se presentarán a finales de 2022. Los finales, tanto de Rumanía como del resto de Estados miembros de la Unión Europea, se conocerán a finales de 2023.