Soluciones rumanas a la digitalización de la educación
Uno de los retos más complejos que han conllevado las restricciones causadas por la actual pandemia es el que afecta a la enseñanza.
România Internațional, 30.12.2020, 08:58
Uno de los retos más complejos que han conllevado las restricciones causadas por la actual pandemia es el que afecta a la enseñanza. Actualmente, en un gran número de escuelas, institutos y universidades de Rumanía, la enseñanza se desarrolla solamente en línea, incluso en Bucarest, dado que el índice de infección en la capital ha alcanzado 3,91 casos por cada mil habitantes, lo que significa que los centros de enseñanza escolar están cerrados. Pero la enseñanza en línea no es fácil de realizar, sobre todo en numerosas zonas rurales o desfavorecidas donde muchos estudiantes y profesores no tienen acceso a los equipos digitales básicos y la conexión a internet se realiza difícilmente. Asimismo, preguntas como: “qué, cómo y cuánto enseñamos, pero también “cómo examinamos y evaluamos son cada vez más frecuentes en el contexto de la adaptación de la enseñanza a las condiciones actuales. Algunos empresarios especializados en la enseñanza han propuesto soluciones digitales y no solamente digitales para que la adaptación se haga cada vez mejor. Pero todo debería partir de la respuesta a la pregunta: “qué es lo que adaptamos, según considera Dragoș Iliescu, profesor universitario y experto en psicopedagogía.
“Podría decir que nadie sabe exactamente lo que debería adaptar. Claramente uno no puede adaptar contenidos, es decir que no puede borrar o añadir contenidos. Y me temo que esta es la tendencia que veo en algunos de los responsables del sistema: «Es un año difícil. ¿Qué tal si borramos algo del programa de estudios?» Pero borrar algo del programa no es una opción. En este período, borrar o añadir contenidos al programa no es una solución. Pero si no es recomendable adaptar algo del contenido del programa, uno puede adaptar los contenidos a las clases. No hay casi nada que no se pueda enseñar también de forma digitalizada, a distancia, a través de la tecnología. Para casi cada lección en cualquier asignatura uno se puede imaginar una nueva forma distinta o traviesa de enseñar. Y si uno puede enseñar, seguramente que también puede examinar a través de la tecnología. Pero uno de nuestros problemas es que no hay suficiente flexibilidad por parte de los jugadores, y no sólo de los profesores, para dar este salto y para adaptar los contenidos a la enseñanza en línea, o que no hay suficientes recursos. Parte de las adaptaciones son bastante difíciles de realizar o razonablemente difíciles más allá de las facultades de los profesores.
Aunque a primera vista la evaluación en línea parece más fácil de realizar que la enseñanza, en este aspecto las cosas tampoco son justamente fáciles, ha continuado Dragoș Iliescu.
“En este caso, tampoco es fácil, porque si usamos el método digital, se solucionan ciertos problemas, pero nacen otros. Por ejemplo, se soluciona un problema respecto a la escala: uno crea una evaluación y, teóricamente, cualquier niño, de cualquier rincón del país puede hacer esa evaluación. Pero nacen otros problemas, como aquellos relacionados con la seguridad. Cuánto se puede usar una evaluación que cualquier niño puede copiar a través de una captura de pantalla para distribuirla después a sus compañeros. Pero aquí hay también tecnologías y enfoques que solucionan este problema, porque no es la primera vez que nos enfrentamos a este problema. En otros países se encontraron soluciones hace mucho tiempo. Pero para solucionar este problema, es necesario tener más recursos y mayores inversiones. Los profesores no son los únicos que pueden hacer esto, sino que lo puede hacer un sistema más amplio. Pero la versión: «es un año difícil, es mejor reducir como podamos y no hacer pruebas finales» es algo extraño. Si hasta ahora se hacían pruebas finales y eran parte de la respuesta formativa que recibían los niños, no está bien eliminarlas ahora. No es una solución eliminar algo necesario, sino que hay que encontrar versiones para que, en condiciones extrañas y malditas, uno pueda seguir desarrollando aquella actividad.
Un ejemplo de que la evaluación puede continuar es también la plataforma de evaluación BRIO.RO iniciada justamente por Dragoș Iliescu, una plataforma en que las evaluaciones están siendo creadas de tal forma que puedan mezclar la evaluación y la enseñanza para que, al final, además de la puntuación, el niño tenga también una evaluación más detallada de su nivel de competencia en un cierto ámbito. Dragoș Iliescu.
“Durante la prueba, de hecho, uno aprende. Porque no hay nada que te haga aprender más profundamente. La prueba en sí es una actividad de aprendizaje: estructura la información de forma superior, fomenta la metacognición, es lo mejor que se puede hacer para sedimentar la información y hacer la conexión con otra en varias actividades prácticas. Además, ofrece una respuesta al proceso de aprendizaje: muestra lo que uno sabe o no, muestra en qué hay que insistir y dónde hay carencias. Es decir que la prueba guía el aprendizaje, lo monitorea y ayuda a planear nuevas actividades de aprendizaje.
Al vivir desde hace mucho tiempo en el Reino Unido, Paul Balogh ha desarrollado varios recursos digitales para la educación, desde manuales electrónicos hasta plataformas digitales de enseñanza como la Hypersay. Sus colaboradores son tanto instituciones universitarias y académicas prestigiosas del Reino Unido, como también profesores de Rumanía. Paul Balogh ha hablado de la interacción con estos últimos.
“Rumanía no ha reaccionado tan bien al nivel del ministerio de este ámbito, y ha ayudado muy poco o casi nada a los profesores. Pero a nivel individual, muchos profesores lo han hecho muy bien, solucionando problemas por sus propios medios. Han aprendido solos a usar las plataformas en línea para conferencias y enseñanza. Me parece maravilloso cómo lo han hecho estas personas y me sorprende que no se hable más en el espacio público sobre este tema. Por otro lado, en otros países, los ministerios han actuado de forma más coherente junto con las escuelas. Pensaron antes en varias soluciones y las pusieron en marcha. La ayuda del ministerio marca la diferencia.
Por lo tanto, los profesores, cada uno en el plano individual, han mostrado más adaptabilidad que muchas instituciones públicas, según considera Paul Balogh.
“En Rumanía, seguimos manteniendo más bien conexiones individuales con los profesores. Son profesores de varias escuelas, privadas y públicas, que quieren usar nuestra plataforma, pero casi que no hay apoyo, sobre todo presupuestario, por parte de las escuelas para los software. Varias veces, los profesores se encuentran en la situación de pagar esto con su propio dinero, y esta no es una solución normal. Y a nivel institucional, en Rumanía no tenemos ninguna colaboración de este tipo, ni con el ministerio, ni con las universidades, ni con las escuelas. Pero tenemos una serie de profesores apasionados que usan diariamente nuestra plataforma para enseñar mejor en línea.
Además, la pandemia y las restricciones impuestas a la enseñanza clásica pueden ser una oportunidad ofrecida a los profesores para ser libres y creativos en el proceso de enseñanza y de fusión entre los contenidos de sus asignaturas y la tecnología digital.
Versión española: Monica Tarău