Socorristas en altura
Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, millones de ucranianos han cruzado la frontera con la vecina Rumanía, aunque en su mayoría sólo para transitar hacia Occidente.

Roxana Vasile, 30.04.2025, 14:00
Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, millones de ucranianos han cruzado la frontera con la vecina Rumanía, aunque en su mayoría sólo para transitar hacia Occidente. Entre los que huían de la guerra había jóvenes que, aunque estaban en condiciones de luchar, optaron por cruzar fraudulentamente la frontera rumano-ucraniana a través de las montañas de Maramureș por miedo a ser enviados al frente. Decenas murieron heridos, ya fuera por el esfuerzo o por el mal tiempo. Pero casi 300 escaparon con vida, gracias a los socorristas de montaña rumanos en el norte del país.
Dan Benga es el jefe del equipo de rescate en montaña de Maramureș. Coordina a un pequeño grupo de personas cuyo trabajo consiste en salvar vidas a cualquier riesgo. Recuerda la primera llamada que recibieron avisándoles de que tenían que intervenir en apoyo de unos vecinos ucranianos. Fue en abril de 2022:
«Por 112 nos informaron de que en algún lugar de las montañas, en la zona del pico Pop Ivan, había algunos ciudadanos ucranianos que necesitaban nuestra ayuda y que se encontraban en un estado bastante precario, con equipo de primavera-verano, no de invierno. Había bastante nieve allí arriba, dos de ellos incluso tenían problemas médicos bastante graves, uno de ellos estaba inconsciente y la alarma llegó, como nunca, por la noche, lo que nos complicó un poco, sobre todo porque estaban dispersos por todo el terreno y no teníamos las coordenadas de todos. Fue una acción extremadamente difícil, porque todo se hizo a contrarreloj, y el problema era que la zona era extremadamente peligrosa, con barrancos de 400-500 metros, con precipicios de los que dos de ellos se habían caído, con una avalancha que se inició cuando uno de ellos se levantó y quiso cruzar la zona… Así que fue el inicio de un viaje, por así decirlo, de tres años y dos meses, hasta hoy, que puso a prueba nuestras capacidades, nuestro entrenamiento físico, nuestro entrenamiento mental, nuestra empatía… absolutamente todo lo que tiene que ver con nuestro trabajo».
Cada acción fue impresionante a su manera, ya fueran 8-12-16 horas o más – la más larga, un récord europeo al menos, fue de 133 horas…. 133 horas de trabajo sobre el terreno en vísperas de la Navidad de 2022 para encontrar, recuperar y rescatar a cinco personas y retirar dos cadáveres – un chico de 21 años y otro de 23 años. Se utilizaron todos los equipos -avión Frontex, helicóptero Frontex, helicóptero Smurd sin cabrestante, helicóptero Smurd con cabrestante- y un gran número de socorristas. Dan Benga estuvo entre ellos:
«Al ser uno de los socorristas del helicóptero con cabrestante, me dejaron caer en una roca, conseguí evacuar a un ucraniano que tenía graves problemas médicos y ya no llegaba a la mañana. Me quedé en la roca a la espera de que el helicóptero viniera a sacarme con el segundo ucraniano, pero debido al tiempo extremadamente duro y desfavorable, con niebla que no se veía a 2 metros, con una tormenta de nieve que surgió de la nada, mis compañeros tuvieron que dejarme en la roca y me dijeron que no podrían venir a por mí hasta dentro de 32-34 horas, porque el tiempo había cambiado drásticamente, y que tenía que encargarme de bajar a esa persona de allí. Y entonces tomé la decisión de decirle al hombre que si quiería vivir, tenía que venir conmigo, porque yo quería vivir. Si quería morir, se podía quedar ahí, pero yo no quiería dejarlo morir y lo iba a atar a mí y lo iba a arrastrar conmigo. Y pensar que, para cualquiera que vaya a dar un paseo, 1,3-1,4 kilómetros no es nada. Bueno, yo hice ese 1 kilómetro y 400 metros en unas 16 horas».
La historia de un periodista ucraniano de 29 años hallado casi muerto en un precipicio, rescatado por los rumanos del Servicio de Rescate de Montaña de Maremureș, ha recorrido toda la televisión mundial:
«Hubo un chico que había caído a un barranco, estaba tumbado en él, el agua le llegaba por la nuca y le bajaba por los pantalones hasta las piernas, no podía moverse de allí. No podíamos trabajar con el helicóptero, porque el helicóptero no podía acercarse a menos de 200 metros de él. Hubo un equipo de rescate en tierra. Lo examinaron, estaba hipotérmico, hacía 16 grados bajo cero y cuando lo desvestimos, encontramos un gato en su pecho, sobre su piel desnuda, que había estado allí, muerto de hambre el pobre, durante unos cuatro días, el chico ya llevaba 11 días en las montañas. Mis chicos escalaron 412 metros, la longitud del barranco, en 7 horas y media. Pensad que cuatro campos de fútbol son 400 metros. Ahora, recorrer 400 metros en 7 horas y media, incluso tirando de la camilla con los dientes, porque no tenías donde atarte, atarse es un punto seguro… Bueno, lo bajé, fue al hospital, el chico se recuperó, ahora está en Austria. Cada vez que ve otra acción de rescate, siendo amigos en Instagram, nos da las gracias porque le salvamos la vida y más que eso, tiene no sé cuántas decenas de miles de seguidores, en cambio sigue a una sola estructura – el Servicio de Rescate en Montaña de Maramureș – y eso lo dice todo».
En total, hasta ahora, los socorristas de Maramureș han registrado más de 200 rescates de fugitivos ucranianos. Sus misiones se llevan a cabo siguiendo un protocolo profesional idéntico y bien desarrollado, tanto si se trata de turistas con problemas como de fugitivos de países vecinos. En el caso de estos últimos, sin embargo, cada acción tiene una dimensión psicológica: jóvenes tan asustados ante la perspectiva de ser enviados a la línea del frente que están dispuestos a dejarlo todo atrás y afrontar cualquier problema en busca de un lugar donde vivir en paz. De nuevo, el jefe del Servicio de Rescate en Montaña de Maramureș:
«Esta gente no viene a divertirse. Esta gente viene para sobrevivir, y entonces comes ramitas, comes cualquier cosa que puedas encontrar en el suelo, comes insectos, bebes agua de donde probablemente en la vida ordinaria no irías a beber, de un charco rancio…. Por supuesto, en Ucrania hay estado de guerra, y una de las normas es no acercarse a menos de 5 kilómetros de la frontera. Estos chicos que tienen la edad adecuada para ser reclutados no pueden ir a las montañas con equipo de montaña de invierno, porque sería el colmo pasar por una ciudad donde hay policía militar o fuerzas armadas y verte con una mochila, botas y crampones. Te preguntarían claramente ʹhombre, hace 7-8 grados, 10 grados fuera, ¿qué haces con este equipo, a dónde vas?ʹ Y entonces, vienen vestidos para la calle, con zapatillas de lona, vaqueros, pantalones de algodón, hay algunos que van a trabajar y llevan botas de goma en los pies…. A 26 grados bajo cero, es la receta perfecta para una hipotermia severa en menos de 24 horas y congelación y amputación de piernas. ¡Y yo he tenido situaciones así! ¡Y no fue solo un caso!»
La frontera montañosa con Ucrania se extiende a lo largo de 120 kilómetros y cubre una superficie de unos 5 mil kilómetros cuadrados. Además, las montañas de Maramureș no son nada amistosas. El Servicio de Rescate en Montaña de Maramureș sólo cuenta con 18 socorristas y 32 voluntarios, muchos menos de los necesarios. En comparación, en el Tirol hay más de 1.100 socorristas de montaña, es decir, en aproximadamente la mitad de las montañas de Maramureș, ¡más que en todo el Servicio de Rescate en Rumanía! Esto significa, afirma Dan Benga, jefe del Servicio de Rescate en Montaña de Maramureș, que los socorristas de montaña rumanos están muy bien formados, son locos y apasionados.
Versión en español: Monica Tarău