Rumanía #RESISTE
Tan solo un mes después de su investidura, el Gobierno rumano encabezado por el Partido Social Demócrata (PSD) ha generado un movimiento contestatario popular sin precedentes desde 1989.
Corina Sabău, 15.02.2017, 17:35
Rumanía #RESISTE. Ésta es la conclusión que extrae la prensa nacional y también las más importantes publicaciones internacionales, detrás las más de dos semanas de protestas que han reunido a cientos de miles de personas. Tan solo el domingo pasado, en la Plaza de la Victoria de Bucarest se reunieron decenas de miles de ciudadanos y muchos internautas cambiaron su foto de perfil en Facebook por ese mensaje.
Tan solo un mes después de su investidura, el Gobierno rumano encabezado por el PSD ha generado un movimiento contestatario popular sin precedentes desde 1989, el año de la caída del comunismo, según ha mencionado la AFP.
«Azul, amarillo, rojo: decenas de miles de manifestantes formaron el pasado domingo en Bucarest una bandera rumana inmensa iluminada por las linternas de sus móviles, para reclamar la renuncia del Gobierno al que acusan de socavar la lucha anticorrupción», anotaba esta agencia que incluso filmó imágenes de la Plaza de la Victoria de Bucarest.
El analista Cristian Parvulescu opina que la indignación rumana está renaciendo:
«La indignación rumana parecía apagarse después de la tragedia del club Colectiv, parecía que los elementos que le infundían coherencia habían aflojado. Pero los errores cometidos tan pronto por el Gobierno de Grindeanu y por la mayoría formada por el PSD y la Alianza de Liberales y Demócratas han generado una nueva bola de oxígeno. Seguramente se trata de un nuevo elemento al que los partidos clásicos deben prestar atención. No se puede gobernar con 600.000 personas en la calle y esta idea del siglo XIX de que el Parlamento lo puede hacer todo es muy peligrosa. El Parlamento es una institución importante pero la democracia no se reduce solamente al Parlamento. Mientras el Gobierno no esté dispuesto a aceptar la pluralidad de opiniones en la sociedad, los movimientos de protesta seguirán adelante.»
La escritora Nora Iuga se unió desde el primer momento a las protestas de la Plaza de la Victoria:
«Desde que el presidente del PSD, Liviu Dragnea, salió a escena y se produjo la situación en que estamos ahora me he dado cuenta de que hemos entrado en un atolladero sumamente peligroso. Pero la maravilla consiste en que de esta manera ha resucitado un espíritu de libertad, de justicia, de civilización, que los jóvenes y también los mayores de edad muestran al mundo entero. Me encanta descubrir una sociedad civil en la que había dejado de confiar, una sociedad que hemos venido extrañando desde los años 90. Una sociedad que en los años del comunismo parecía estar definitivamente enterrada y que para sorpresa de todos ha renacido. Los ciudadanos de todo el país han formado ya un núcleo de la sociedad civil que está creciendo continuamente.»
El escritor Radu Vancu cree que además de los beneficios pragmáticos, la retirada de la Ordenanza de Urgencia número 13 y la renuncia del titular de Justicia, Florin Iordache, un gran logro de las noches consecutivas de protestas, lo representa la propia cultura de la protesta que Rumanía ha venido desarrollando. Una cultura de las protestas que resulta tanto del inmenso número de personas presentes en la calle, como de los valores comunes que los participantes comparten, pese a las opiniones políticas distintas. Escuchemos a Radu Vancu:
«En la calle hubo electorado de izquierda y electorado de derecha y hasta personas neutrales políticamente o personas que nunca han votado, pero que militan por los mismos valores. Por primera vez en Rumanía, después de más de dos decenios, han brotado unos valores que han unido a la multitud más allá de las fallas políticas y en este contexto volver a ganar la solidaridad es un gran beneficio. El segundo gran beneficio moral es como se percibe Rumanía en el mundo. No sólo la prensa francesa, española, británica, estadounidense o alemana, sino también los comentarios en los foros de dichas publicaciones presentan a Rumanía como ejemplo y exportador de democracia.»
Razvan Martin de ActiveWatch considera que las protestas masivas de estas semanas han demostrado que la lucha anticorrupción figura en la agenda de los ciudadanos y que la población reacciona si se corre el riesgo de un retroceso tras los progresos sustanciales obtenidos en el combate de la corrupción:
«Creo que este es el mayor logro, el hecho de que la sociedad comienza a reaccionar. El hecho de que los ciudadanos descubren su poder, que los individuos se transforman en ciudadanos y que los ciudadanos logran organizarse en comunidades y llegan a ser concientes de su fuerza. Creo que estos movimientos han empezado a cuajarse desde los años 2011, 2012.»
Un gran logro de estos días es en opinión de la crítica literaria Luminita Corneanu, el hecho de que la perseverancia del hombre de la calle ha obligado al gobernante a reaccionar:
«A mi me resulta muy importante el hecho de volver a descubrir la confianza en nosotros mismos, en los mecanismos primarios de la democracia. Las imágenes de los manifestantes de Bucarest que han dado la vuelta al mundo han llenado nuestros corazones de orgullo y confianza mientras que Rumanía y los ciudadanos rumanos son presentados en el mundo como ejemplo de cómo es correcto actuar.»
El actor Tudor Aaron Istodor es uno de los rumanos que han optado por resistir en la plaza.
«Creo que vuelve a perfilarse una voz nueva, la voz de la calle. Personalmente no me considero manipulado, no pertenezco a ningún partido político, pero cuando he notado que se trata de un abuso he sentido la necesidad de salir a la calle como cualquier otro ciudadano.»