Regulaciones sobre los grupos informales
En los últimos 2 o 3 años, el espíritu cívico de los rumanos, que durante muchos años se ha visto afectado por la memoria de la dominación comunista, se manifiesta de manera constante a través de la creación de algunos grupos de iniciativa.
Christine Leșcu, 12.11.2015, 14:23
En los últimos 2 o 3 años, el espíritu cívico de los rumanos, que durante muchos años se ha visto afectado por la memoria de la dominación comunista, se manifiesta de manera constante a través de la creación de algunos grupos de iniciativa. Pequeñas organizaciones informales se han unido para solucionar problemas concretos. Por ejemplo, el grupo «Iaşi ama a los tilos» representa una protesta ante la decisión del alcalde de cortar los famosos tilos de la antigua capital moldava e incluso ha logrado elaborar un proyecto destinado a la replantación de estos árboles. En Bucarest, algunos barrios están representados por grupos informales: «La Iniciativa Favorit», «Salvad el Parque Drumul Taberei», «Salvad el Parque IOR». En total, en Rumanía, hay unos 513 grupos informales, de los cuales 48 son espontáneos, fundados por sus miembros, y 465 han sido creados en el marco de los programas elaborados por el Estado o han recibido fondos privados de algunas organizaciones patrocinadoras. Estos datos figuran en un informe elaborado en el marco del proyecto titulado «El Desarrollo de la Capacidad de las ONG y los Grupos Informales», iniciado por la Fundación para una Sociedad Abierta. El espíritu cívico, ahora resucitado, necesita apoyo, según ha declarado la coordinadora del proyecto, Marinela Andrei.
La proporción entre los grupos informales organizados y los espontáneos es de 10 a 1. Nuestra principal conclusión es que la actividad espontánea de los ciudadanos con su espíritu cívico es bastante reducida, a pesar de haberse manifestado como un fenómeno visible en el espacio público. Hay algunos grupos organizados que desarrollan actividades destinadas a solucionar un pequeño problema comunitario, por ejemplo la infraestructura, y aquí estamos hablando de carreteras, puentes o sedes de escuelas y guarderías.¨
Dado que se han organizado, han firmado peticiones y han solicitado varias entrevistas, algunos de estos grupos llegan a ser más visibles e incluso pueden negociar con las autoridades locales. Sin embargo, es difícil obtener el estatuto de socio de la administración, tal vez porque estos grupos informales no tienen claro el carácter de persona jurídica. Pero sus miembros no consideran que esto sea un problema. El sociólogo Valentin Burada es uno de los autores del informe sobre «La Actividad de los Grupos Cívicos Informales de Rumanía».
El problema principal no es el carácter formal o jurídico de estos grupos, sino su necesidad de ser reconocidos inlcuso por las autoridades públicas. Las opiniones presentadas por los grupos informales destacan que lo más importante es cooperar con las autoridades públicas. Conseguir el estatuto legal puede ser un proceso difícil y más bien puede generar problemas y no soluciones. Además, en este momento su reconocimiento por parte de las autoridades se fundamenta en una amplia serie de acciones conjuntas de los miembros, de participación en las reuniones de los consejos locales, de manifestación de acciones públicas en la calle, a través de las cuales dichos grupos obtienen el reconocimiento legal.»
El Centro de Recursos para la Participación Pública (CERE), una de las asociaciones que han apoyado la formación de muchos grupos de iniciativa cívica, considera que no necesitamos regulaciones adicionales, por ejemplo el registro en una lista abierta por los ayuntamientos o consejos locales. ¿Por qué? Sânziana Dobre, coordinadora de programas en el CERE nos amplía más detalles.
«Una de las conclusiones del estudio, que nosotros no aprobamos, es la idea de crear un procedimiento de registro en la institución pública que se encarga de los grupos informales. Este procedimiento es equivalente a una acreditación emitida por dicha institución. Antes de iniciar los trámites o las solicitudes necesarias, la gente debería registrarse, pero no creemos que esto sea oportuno. De esta forma, las actividades de los grupos cívicos se verían afectadas, dado que su experiencia comienza con las primeras audiencias concedidas. La obligación de unos trámites anteriores no les sirve para nada. Además, esto aumentaría la burocracia en el proceso de negociaciones con las autoridades, que se encuentra en un estado inicial y que debería crecer de manera orgánica y sencilla.»
En cambio, hay otras propuestas interesantes que podrían mejorar la eficiencia de los grupos informales. Sânziana Dobre.
Aprobamos las conclusiones que proponen que los grupos puedan solicitar debates públicos en el marco legal que prevé la transparencia de las decisiones. Esta ley estipula que las autoridades locales deben organizar consultas con las ONG antes de tomar las decisiones. Sería bueno que en estas consultas también participen los grupos informales. Otra cosa que se puede hacer es acondicionar salas para las reuniones. El mayor desafío para los miembros de estos grupos es: «¿dónde nos reunimos?». No pueden reunirse en las cafeterías, incluso porque, para algunas personas, los precios son muy caros. Además, a causa del ruido, estos no son los lugares idóneos para reuniones o debates. Por lo tanto, la creación de unos espacios para reuniones públicas sería un elemento positivo .
Sin embargo, todos coinciden en que podemos estimular las iniciativas cívicas aumentando el nivel de educación cívica: así, la gente se animará a conversar con las autoridades, si se enteran de sus derechos. Valentin Burada.
«Los problemas se deben al escaso nivel de educación cívica y de la tradición de esta actividad en Rumanía. En segundo lugar, hablamos de la falta de leyes o de instrumentos legales que puedan sostener esta participación cívica. Hay muchos problemas en la aplicación de la legislación sobre el acceso de los ciudadanos a información pública y la participación en el proceso de la toma de decisiones en el ámbito público. Los grupos informales desempeñan un papel muy importante. También proponen unos mecanismos de estimulación de la participación cívica, destinados a aumentar el nivel de educación cívica, así como a ejercer presiones sobre las autoridades para que respeten la legislación vigente y para crear mecanismos de participación real de los ciudadanos en el proceso decisional.
A pesar de todos estos problemas, las iniciativas cívicas han venido desarrollándose, según una tendencia que seguramente puede ser considerada positiva. (Traducido por simona.sarbescu)