Personas vulnerables y economía social
Las empresas sociales, activas en Rumanía desde hace varios años, están demostrando ser extremadamente útiles para la inclusión social de las personas vulnerables.
Christine Leșcu, 27.12.2023, 13:01
Las empresas sociales, activas en Rumanía desde hace varios años, están demostrando ser extremadamente útiles para la inclusión social de las personas vulnerables. Por ejemplo, la asociación «Ateliere fără frontiere» («Talleres sin Fronteras»), a través de sus empresas sociales, emplea a personas que tienen dificultades para encontrar trabajo en otro lugar por un plazo fijo y un salario mínimo: personas sin hogar, madres solteras víctimas de violencia doméstica, ex reclusos y personas que luchan por escapar de una adicción concreta. Algunos de ellos también reciben asesoramiento y reciclaje para prepararlos a reincorporarse al mercado laboral y vivir de forma independiente.
Pero, ¿quiénes son estas personas? Un estudio reciente de Claudia Petrescu, socióloga del Instituto de Investigación sobre la Calidad de Vida, ofrece una respuesta compleja:
«Nos fijamos un poco en el nivel educativo de estas personas. Siempre se refieren a este nivel educativo cuando hablan de sus vulnerabilidades. El 28 % de la muestra total tiene como mucho estudios secundarios. Son bastantes los que no tienen estudios, pero muchos de ellos prácticamente no llegaron a terminar la enseñanza secundaria. En cuanto a los ingresos, el 39 % de la muestra total tiene ingresos salariales. Eso está bien, pero el 25 % de esos ingresos proceden de empresas de inserción o de unidades protegidas, lo que es mucho. Solo el 14 % tiene salarios procedentes de empleos en el mercado abierto, básicamente de otros empleadores. El 55 % no tiene ingresos estables o no los tiene en absoluto. Si nos fijamos un poco en los problemas de estos encuestados, sabremos que su principal problema es la falta de empleo. El 40 % afirma que este es su principal problema. Le siguen los problemas de salud, 34 %, y la falta de vivienda, 13 %. En cuarto lugar, están las dificultades con el cuidado de los niños. Son importantes porque tenemos bastantes víctimas de violencia. Tenemos bastantes mujeres que no tienen dónde dejar a sus hijos durante un trabajo de 8 horas. De las que dijeron que su principal problema era la falta de trabajo, el 22 % tenía como mucho estudios secundarios. Por eso decía que el nivel de educación de estas personas es importante».
Otro problema para las personas vulnerables es la mala salud. No se trata de una cuestión de discapacidad, ya que las personas con discapacidad entran en otra categoría, sino a menudo de una enfermedad crónica. En este caso, no solo se reducen las posibilidades de empleo, sino también las de conservarlo, dado que su salud puede no permitirles realizar esfuerzos sostenidos. Por eso las empresas sociales se aseguran de que estas personas consigan conservar su empleo.
Claudia Petrescu:
«Es sumamente importante comprender que no solo es importante proporcionarles un empleo, sino también esos servicios de apoyo para mantenerlos en un puesto de trabajo. No es muy fácil. Hay personas que no han recibido educación, personas que, de alguna manera, a través de empresas de inserción social, han conseguido graduarse por una escuela de formación profesional, etcétera. Estas no son las únicas cosas importantes. La parte de asesoramiento es extremadamente importante en estas empresas de inserción social. Los que tienen estas empresas de inserción social saben cuántas horas dedican solo a informar y asesorar a estas personas. Hay casos en los que hoy una persona viene a trabajar y mañana no, no sabes por qué no viene e intentas encontrarla y averiguar dónde está y qué necesita, para poder mantenerla allí, en el trabajo. Y eso puede llevar desde un mes de apoyo hasta un año… dos, hasta que algunos de ellos puedan encontrar trabajo en el mercado libre».
Y el mercado libre necesita mano de obra, como demuestran otros estudios de la Confederación de Empresarios Concordia.
Radu Burnete, director ejecutivo, detalla:
«Como muchos observamos, aunque ya no somos un país pobre, a veces lo parecemos. Y ese es más bien el problema. Pero ¿por qué llamar a Rumanía país pobre? Somos la décima economía de Europa. Hemos superado a economías como la República Checa, Finlandia, Portugal, Grecia. Justo por delante de nosotros están Dinamarca y Austria. No hablo de renta per cápita, sino de la economía rumana en su conjunto. También tenemos capital, incluido capital nacional. Hay bastante dinero en Rumanía, también tenemos inversión extranjera. Así que hay dinero, hay tecnología. Además, en Rumanía producimos muchas cosas buenas. Pero tenemos un problema con la gente, en el sentido de que tenemos muy poca gente para este crecimiento económico. Si seguimos en la trayectoria actual, no llegaremos a donde queremos, porque no tenemos suficientes personas».
Pero, ¿qué dicen las estadísticas sobre esta escasez? ¿Dónde están, de hecho, los que podrían estar activos en el mercado laboral? Muchos se han ido al extranjero, pero Radu Burnete ofrece otra posible explicación:
«Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2020-2021 había en Rumanía unos 12 millones de personas de entre 15 y 64 años, en condiciones de trabajar. De estos 12 millones de personas, unos 8 millones están trabajando. Son personas activas, que hacen algo y obtienen algún tipo de ingresos. Pero también tenemos 4 millones de personas que están completamente ausentes del mercado laboral. Tienen entre 15 y 64 años. En teoría, podrían trabajar, pero no lo hacen. Esto significa que el número de personas empleadas en Rumanía es muy inferior al de la región. Y creo que es una cuestión que debería preocuparnos, porque parte de estos cuatro millones de personas son, sin duda, personas vulnerables».
Por lo tanto, aún queda mucho por hacer para mejorar la situación de las personas vulnerables, una vez que salen de las empresas de inserción social, si es que consiguen llegar a ellas.
Versión en español: Antonio Madrid