Organizaciones cívicas en la lucha contra la contaminación
Desde hace unos años, todos los bucarestinos sienten plenamente la baja calidad del aire en la capital.
România Internațional, 28.10.2020, 17:53
Desde hace unos años, todos los bucarestinos sienten plenamente la baja calidad del aire en la capital. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea también lo ha admitido y, esta primavera, ha condenado a Rumanía por el fracaso sistemático para reducir la contaminación en Bucarest, condena pronunciada al final de un largo juicio por infracción iniciado hace unos años. Asimismo, las estadísticas en el ámbito sanitario muestran que, a causa de la contaminación del aire, en Rumanía se pierden más años de vida saludable que en la India. Y los datos de 2018 indicaron que la atmósfera tóxica mata anualmente a más de 23.000 rumanos, causando enfermedades como el cáncer de pulmón, la cardiopatía isquémica, el accidente cerebrovascular, las infecciones respiratorias de vías bajas y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Y estas enfermedades tienen también efectos crónicos. Según el reciente estudio titulado “Impacto de la contaminación del aire sobre los costes para la salud” publicado por la Alianza Europea de Salud Pública, Bucarest registra anualmente pérdidas de 6.350 millones de euros, es decir costes generados por el impacto de la contaminación del aire en la salud de los ciudadanos.
Cada bucarestino pierde anualmente 3.004 euros como consecuencia de la contaminación sobre su salud, mientras que los costes sociales causados por la contaminación alcanzan un promedio de 1.810 euros para cada rumano. Está claro que las medidas de reducción de la contaminación se deberían haber tomado hace mucho tiempo. Pero para eso es necesario saber exactamente cualés son las sustancias más peligrosas que inhalamos sin querer, en qué cantidad y en qué zonas se centran. Por lo tanto, varias organizaciones no gubernamentales han creado la plataforma Aerlive lanzada hace aproximadamente un año, el 12 de diciembre de 2019. Dentro del proyecto han sido instalados sensores que miden la calidad del aire en Bucarest y los índices han sido presentados en un mapa en línea que puede ser consultado por los habitantes de la capital y no sólo por ellos. Los sensores Aerlive miden el nivel de las partículas en suspensión PM10 y PM5, pero también cinco tipos de gases tóxicos. Oana Neneciu, coordinadora de la plataforma Aerlive, ha hablado de la razón por la cual fue necesaria la intervención de la sociedad civil para medir el nivel de contaminación.
“Era bastante imperioso tener esta plataforma en Bucarest, y lo sigue siendo también en otras ciudades que tienen grandes problemas con la contaminación. ¿Por qué pensamos que era necesario tener esta plataforma? Las estaciones de monitoreo dentro de la red nacional y oficial que tiene el Ministerio de Medio Ambiente no funcionaban adecuadamente y todavía no funcionan. El problema es que son muy anticuadas, deberían ser actualizadas o modernizadas cada cinco años, y esto nunca ha pasado durante los 15 años desde que fueron creadas. Además, no funcionan constantemente y, cuando no hay datos ofrecidos constantemente, tampoco se pueden hacer evaluaciones y monitorizaciones muy precisas. Otro problema es que hay muy pocas estaciones de este tipo: para Bucarest, funcionan 8, y dos de ellas están colocadas de hecho en Ilfov. Estas estaciones de monitoreo del aire funcionan aproximadamente un 60%-70% del tiempo. Pero aún así, estas estaciones registran también índices muy altos muy frecuentemente.”
En Bucarest, las principales causas de la contaminación son el tráfico, más concretamente las emisiones de gases de escape, y la calefacción urbana. ¿Qué es lo que pasa con el aire que respiramos en estas condiciones? Oana Neneciu, coordinadora de la plataforma Aerlive, ha contestado esta pregunta.
“En Bucarest, tenemos el fenómeno esmog durante los meses de invierno y de primavera. El año pasado, desde diciembre, desde que se lanzó nuestra plataforma, los índices de las concentraciones de las partículas en suspensión fueron muy elevados hasta el mes de marzo de este año, y bajaron cuando fue declarado el confinamiento. Lo que es más grave es que hay episodios de contaminación masiva durante los fines de semana, cuando el nivel de partículas PM 10 y PM5 aceptable para la salud humana que registramos fue superado cinco o seis veces. Esto pasó varias veces en marzo. Fue una primera señal de alarma respecto a este fenómeno. Nosotros tampoco lo conocíamos y nos centrábamos en la idea de que el tráfico era la principal fuente de contaminación durante el día. Pero durante la noche o los fines de semana hay otra fuente de contaminación. Así nos enteramos de que hay quemas ilegales de residuos alrededor de Bucarest e incluso en la ciudad, hacia las afueras, en las zonas en que nuestros sensores también registraban índices muy altos.”
A pesar de esta información, en Bucarest no se han tomado medidas para reducir la contaminación. Sin embargo, desde marzo, cuando fue declarado el confinamiento, pocas veces se han registrado índices que ponen en peligro la salud de la gente. Es una prueba más, si era necesario, de que el tráfico es responsable de gran parte de la contaminación. Pero este es un efecto secundario de la pandemia actual, porque las autoridades responsables no han actuado con eficiencia, según considera Oana Neneciu.
“El informe que el Ministerio de Medio Ambiente ha enviado a la Comisión Europea para 2019 muestra que todavía estamos en la situación de infracción. Para dos estaciones de Bucarest, anualmente, se han superado más de 35 veces los niveles de PM10, lo que significa que corremos otra vez el riesgo de ser sometidos a un juicio por infracción. Aunque apenas se haya acabado este juicio y Rumanía haya sido procesada sobre este tema, y aunque el Tribunal Europeo de Justicia nos haya condenado porque no conseguimos tomar las medidas necesarias para poner fin a la contaminación, actualmente estamos en la misma situación.”
Lo bueno es que el proyecto Aerlive despertó el interés de los ciudadanos por medir el nivel de contaminación, lo que se ve a través de la campaña “Adopta un sensor”. Dentro de esta campaña, los bucarestinos se han registrado para lograr que en su barrio sea instalado un sensor. Actualmente, el número total de aparatos dentro de la red Aerlive ha alcanzado 20. Asimismo, el éxito de la plataforma ha conllevado también el inicio de un proyecto similar en Cluj-Napoca, otra ciudad contaminada en Rumanía.
Versión española: Monica Tarău